6. Bill Clinton

por redefinir la filantropía en la era moderna.

EX PRESIDENTE | Fundación William J. Clinton | Nueva York, EE UU

Hillary Rodham Clinton

por dar al "poder inteligente" el papel protagonista en el Departamento de Estado.

SECRETARIA DE ESTADO DE EE UU | Washington, EE UU

 

Hace un año, había preguntas flotando en el aire. ¿Aceptaría seguir el liderazgo de otra persona en un Ejecutivo que ella había esperado dirigir? ¿Utilizaría su peso en el mundo -enorme, si ya no decisivo- para apoyar tácitamente al nuevo y joven Gobierno demócrata? La repuesta a ambas cuestiones es sí, y aún más. En el último año, Bill y Hillary Clinton han consolidado su estatus como la pareja más poderosa en el mundo de las parejas poderosas.

La Clinton Global Initiative, creada por Bill Clinton y que ahora cumple cinco años de vida, reúne a líderes de organizaciones humanitarias, del mundo académico, empresarial y político para que apoyen con sus chequeras sus grandes ideas. Este año, se han comprometido a proporcionar 9.000 millones de dólares para vacunar a 40 millones de personas, dar oportunidades laborales a 80 millones y educación a 30 millones, entre otros ambiciosos objetivos. En sus horas libres, se pluriemplea como diplomático autónomo, desembarcando en Haití en representación de las Naciones Unidas, y en Corea del Norte, como ciudadano a título particular. En Puerto Príncipe, colaboró con el médico humanitario Paul Farmer para atraer inversiones y aliviar la pobreza. En Pyongyang, negoció con éxito la liberación de dos periodistas estadounidenses y contribuyó a descongelar las relaciones con el reino ermitaño. Milagrosamente, Clinton realizó sus actuaciones diplomáticas sin pisar a su mujer, la secretaria de Estado Hillary Clinton. Durante este año, ella ha promocionado sin descanso el lema diplomático del Gobierno: con Obama, EE UU es una potencia inteligente, que participa en una "nueva era de colaboración basada en los intereses comunes, los valores compartidos y el respeto mutuo". Pero Clinton también pretende reformar el propio Departamento de Estado. La Quadrennial Diplomacy and Development Review que ha puesto en marcha promete ofrecer una evaluación continua y detallada de la descomunal burocracia con el fin de crear un Departamento de Estado más delgado y ágil que pueda ser el motor de la nueva diplomacia de Washington.