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Dos lesbianas se besan tras una pancarta que reza Homofobia en un evento que se celebra el Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia en Rangún. Birmania. (Ye Aung Thu/AFP/Getty Images)

Tras 50 años de represión, la comunidad LGBT reclama su derecho a vivir en libertad en una Birmania democrática.

Al caer el sol, sólo la cúpula dorada de la Shwedagon Pagoda brilla en el cielo de Rangún. El bullicio de la tarde ha desaparecido y la plaza del Pueblo, uno de los lugares más concurridos de la ciudad, permanece en silencio. En la esquina oeste, medio centenar de velas iluminan la noche. Claman contra las torturas, el acoso, los abusos policiales y la discriminación.

“Hace unas semanas, un amigo caminaba por la acera, aquí en Yangón, cuando un grupo de hombres comenzó a insultarlo por su sexualidad. Justo después, le atacaron y le golpearon”. Incidentes como éste, descrito por Zae Ya, portavoz del colectivo activista Colors Rainbow, son bastante frecuentes en Birmania. Pese al aperturismo democrático iniciado con la disolución de la Junta Militar en 2011, gays, lesbianas, transexuales y bisexuales son víctimas diarias de la violencia sexista. “Las minorías sufren prejuicios sociales y discriminación por su orientación sexual e identidad de género”, asegura Lynette Chua, experta en el movimiento LGBT y profesora de Derecho en Universidad Nacional de Singapur.

En Birmania la homosexualidad no es ilegal, aunque está penada de facto por la sección 377 del Código Penal de 1860 que define como “ofensa antinatural” la cópula carnal con cualquier hombre, mujer o animal y la castiga con penas de prisión de hasta diez años. En teoría, este delito podría aplicarse a todos los géneros, pero en realidad la norma es utilizada por la policía para criminalizar la conducta homosexual masculina, así como de otras formas de sexo no naturales.

Este tipo de legislación represiva contra la comunidad LGBT es frecuente en las antiguas colonias británicas. Actualmente, casi 80 países mantienen en vigor leyes que castigan la homosexualidad. La mitad de ellos formaban parte del imperio británico. En Birmania, a diferencia de otros países del Sureste asiático, como Camboya o Laos, donde la edad de consentimiento sexual tanto para el heterosexuales como homosexuales es de 15 años, las relaciones entre individuos del mismo sexo están tipificadas como delito. Incluso aunque las relaciones homosexuales no puedan ser probadas, los miembros de la comunidad LGBT pueden ser demandados por alteración del orden público (artículo 268 del Código Penal), comportamiento negligente en la difusión de enfermedades sexuales (artículo 269) y detenidos bajo leyes locales por actividades sospechosas. De hecho, el pasado 29 de diciembre, 30 transexuales fueron detenidos en la zona de Kandawgyi. "Hay un montón de gente en la cárcel debido a su sexualidad", afirma Hla Myat, responsable de campaña de Colors Rainbow. "Pueden castigar a la comunidad LGBT utilizando el sistema legal", añade Zae Ya.

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