¿Busca emoción en sus próximas vacaciones? He aquí siete destinos que son cualquier cosa menos anodinos.
La versión pirata de las Galápagos
Wikipedia
Dónde: Hadibo, Yemen
Qué: Buscar sangre de dragón en la isla de Socotra
Situada a unos 240 kilómetros del Cuerno de África, Socotra es el sueño de cualquier naturalista, un antiguo país de las maravillas en lo que respecta a biodiversidad que alberga 700 especies de plantas y animales que no se encuentran en ningún otro lugar de la Tierra –incluyendo bosques de franquincienso, mirra y el legendario árbol de sangre de dragón. Sí, a este lugar, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, es un poco más difícil acceder que a la mayoría: los pocos vuelos que llegan a esta remota isla pasan a través de Sanaa, la capital de Yemen, cuyos empobrecidos ciudadanos están entre los mejor armados del mundo y mantienen una saludable industria del secuestro. Pero Socotra es pacífica. Aunque no es mayor que Long Island, en Nueva York, puede presumir de escarpadas cordilleras, brillantes playas blancas y rocosos acantilados que caen hasta un mar turquesa. Los originarios del lugar no hablan árabe, sino el socotri, una lengua nativa y única de la isla. Sin embargo, quizá debería pensarse dos veces la idea de fletar un esquife hasta el cercano archipiélago: las aguas están infestadas de piratas somalíes. Si está planeando unirse a los pocos miles de amantes del bronceado y de la observación de aves que cada año hacen el arriesgado viaje hasta allí, la principal ciudad, Hadibo, tiene un puñado de hoteles decentes. Pero haría bien en apresurarse: aparentemente, tanto la marina de Estados Unidos como la rusa están considerando la isla como una posible base para las flotas que operan en el cercano Golfo de Aden.
Golf de riesgo
Shah Marai/AFP/Getty Images
Dónde: Kabul, Afganistán
Qué: Kabul Golf Club y Gandamack Lodge
Para corresponsales agotados por la guerra, contratistas militares y miembros de ONG, el único campo de golf de Afganistán da una nueva dimensión a la palabra “riesgo” (hazard). En este recorrido de 9 hoyos justo al oeste de Kabul, los ávidos golfistas tienen más probabilidades de perder sus bolas entre municiones olvidadas que en un búnker. Antes de que el campo fuera reabierto en 2004 tras la invasión estadounidense, sus calles, según cuenta la prensa, estaban agujereadas por los cráteres de morteros y plagadas de casquillos. Desde luego esto no es St. Andrews. Pero con tarifas por jugar de sólo 15 dólares (algo más de 10 euros) es una forma barata de pasar la tarde para los expatriados con sueldos escasos. Por las noches los viajeros entendidos se retiran al Hare and Hound Watering Hole en el Gandamack Lodge, dirigido por el periodista británico Peter Jouvenal. El precio de las habitaciones parte de los 75 dólares por noche, pero ya no es lo que solía ser: este ...
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