El país norteamericano ha demostrado que el poder blando es eficaz para devolver un país al centro del escenario internacional.

Tras el fin de la Guerra Fría una nueva concepción de poder emergió, desplazando a los elementos más tradicionales, basados en el uso de la fuerza y la capacidad militar, a favor de otras dimensiones como el poder económico, la influencia pública o la capacidad de establecer lazos internacionales. Esta nueva consideración nos permite ver un listado de países que difiere ligeramente del tradicional ranking de grandes potencias. Canadá es un miembro del G7 desde 1976 y asimismo miembro fundador del G20. Por tanto, su papel en las relaciones económicas globales es central. De hecho Canadá es el tercer exportador mundial de crudo y está entre los 15 países más exportadores, según los datos de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
De hecho, recientemente Canadá ha protagonizado la agenda comercial internacional debido a la firma del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP por sus siglas en inglés), uno de los más ambiciosos de la escena global. También de gran relevancia ha sido el papel de Canadá en la negociación del Acuerdo Económico y Comercial Global con la Unión Europea (CETA por sus siglas en inglés). Más allá de los recelos que el contenido del acuerdo y la transparencia de las negociaciones, Canadá fue capaz de utilizar su influencia para condicionar a la Unión Europea a congelar el diálogo para cerrar un acuerdo debido a una regulación europea que prohibía el comercio de productos derivados de la caza de focas, un sector que afecta especialmente a las Primeras Naciones indígenas de Canadá. El país norteamericano consiguió hacer valer su peso en la Organización Mundial del Comercio para forzar una enmienda a esa regulación que excluyera la caza tradicional. Una vez que la OMC falló a favor de Canadá y se instó a la UE a cambiar su regulación, las negociaciones sobre el CETA concluyeron satisfactoriamente. Esto tiene aún más relevancia teniendo en cuenta que Canadá tiene un déficit comercial con la Unión y, por tanto, su posición a la hora de negociar podría esperarse más débil.
Sin embargo, la acción exterior de Canadá no sólo se ha centrado en hacer valer su relevancia económica para conseguir cambiar actitudes y comportamientos de otros actores internacionales. Al contrario, se ha orientado cada vez de forma más evidente a la promoción de unos valores que se identifican con la protección de los derechos humanos, la promoción de la democracia o el mantenimiento de la paz. Por ejemplo, Canadá acogió la creación de la Comisión Internacional sobre Intervención y Soberanía de los Estados que desembocó en la formulación del principio de la “responsabilidad de proteger” para evitar violaciones masivas de derechos humanos en conflictos internos. En los últimos 15 años, el presupuesto que Canadá destina a cooperación internacional para el desarrollo ha llegado casi a duplicarse, alcanzando en ...
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