• Hablan los chinos
    Ana Fuentes
    228 páginas
    Aguilar, Madrid, 2012

Miles de palabras se han vertido últimamente para explicar y analizar el cambio de poder en la cúpula del Partido Comunista Chino. Un puñado de figuras hasta ahora desconocidas para el gran público, entre los que destacan Xi Jinping y Li Keqiang, pasarán a formar parte del menú cotidiano de información sobre el gigante asiático. Y sin embargo, aún se sabe muy poco en Occidente sobre el resto de los 1.300 millones de personas que forman el complejo puzle social que es hoy China.

Entrevista a la autora de Hablan los chinos, Ana Fuentes.
AFP/ Getty Images

Hablan los chinos, de la periodista española Ana Fuentes, busca paliar esa carencia y se suma a la creciente producción de obras en español que aspiran a interpretar la realidad, la idiosincrasia y la sociedad de aquel país con un filtro distinto al anglosajón, dominante casi siempre en la divulgación de cuestiones internacionales.

El libro es un compendio de diez entrevistas con diez personajes de muy distintos orígenes y nivel económico y cultural. Fuentes, que fue corresponsal para diversos medios en Pekín entre 2007 y 2011, pudo ganarse la confianza de sus entrevistados en parte gracias a su conocimiento del mandarín. Sus protagonistas son personas que representan, posiblemente sin saberlo, unas formas de vida con características propias y muy diferentes de las que se pueden encontrar en cualquier otro lugar. La peculiaridad del desarrollo histórico chino y el acelerado crecimiento de los últimos años, junto con rasgos particulares de una sociedad milenaria, que ha vivido aislada durante décadas y que ahora se ha lanzado al mundo, están a menudo detrás de esa singularidad.

Los niños bien de Pekín, hijos de esa primera generación de empresarios que se han convertido en multimillonarios casi de la noche a la mañana, chicos y chicas con acceso a un lujo desorbitado, con todas las oportunidades al alcance de la mano, pocas ganas de cuestionarse su entorno político y un gran respeto por la familia y sus deberes filiales; un abogado y activista especializado en derechos civiles que fue secuestrado, torturado y sometido a sesiones de reeducación por la policía, pero que ha decidido seguir luchando por defender las libertades en su país; una joven que se casa con su amigo homosexual para que él pudiera huir de la presión familiar –y ella, de paso, alcanzar el sueño del matrimonio–, pero que finalmente decide afrontar la vergüenza del divorcio y recuperar su propia vida; un anciano maestro de kung-fu que ha logrado mantener su sabiduría con el paso de los años y para quien la auténtica amenaza es la disminución del número de parques en la capital donde poder seguir practicando; una empresaria que se ha hecho millonaria y una estrella mediática a base de vender cursos de liderazgo para directivos; un joven emigrante rural, al que después se suma su esposa, que viven bajo tierra, en un cuarto en los sótanos de un rascacielos, para gastar lo menos posible en vivienda y poder mantener a sus hijos –en el campo– y ahorrar para algún día volver a casa; una adicta a Internet, una joven que despliega buena parte de su actividad vital en la Red y que disfruta con las posibilidades infinitas que descubre cada día… La censura es lo de menos; una mujer que emigró a la ciudad para ofrecer a su hijo un futuro mejor y que encontró en la prostitución el modo de ganarse la vida, sin que nadie de su entorno sepa a qué se dedica y sin que su hijo vaya a reconocer ni a agradecer nunca los sacrificios de su madre; un taxista que ha vivido la tremenda transformación de Pekín en las décadas pasadas y la de su clientela; y una periodista china que trabaja para una televisión extranjera y se enfrenta cada día a la desinformación del régimen comunista y la incomprensión de sus propios conciudadanos.

Ana Fuentes va desgranando la historia y la realidad de cada uno, dejando que sean ellos los protagonistas –como dice el propio título, son los chinos los que hablan–, de un modo neutral y objetivo, sin utilizar nunca juicios de valor gratuitos y sin intentar dar del personaje una determinada y preconcebida visión. Es cierto que la propia selección de los casos es una declaración de intenciones en sí misma, pero el tono está tan lejos de aquellos que sólo pretenden mostrar todo lo malo de China y sus afanes por conquistar el planeta (el China bashing, como lo denominan en Estados Unidos y que se vio claramente durante la campaña presidencial de la mano de Romney) como de aquellos que no son capaces de salir de una ciega fascinación.

Estas historias sirven en realidad para ir desvelando algunas de las realidades más opacas de China, pero fundamentales para comprender algo mejor el país: las tensiones de una modernidad demasiado rápida en una sociedad generalmente conservadora, la dureza del desarraigo de millones de personas que han dejado a los suyos para tratar de ofrecerles un futuro, los mil tentáculos de la seguridad china, que llegan tanto a los activistas como a los medios de comunicación, las gigantescas dimensiones del crecimiento y los dramas de las expropiaciones y los desahucios forzosos, el nacionalismo y el orgullo por el lugar recuperado, el poco interés por la democracia, el tesón y el trabajo hasta conseguir el objetivo propuesto, pero también las redes de solidaridad y amistad que permiten vivir, y sobrevivir, en la nueva jungla de la gran ciudad. Son solo algunos de los muchos temas que se tratan en el libro sin pretender ofrecer un sesudo análisis ni un conocimiento enciclopédico. Datos, contexto y un buen relato, ágil y ameno. Puro periodismo.

Se agradece ese esfuerzo por poner rostro y nombre a una realidad que a menudo queda aplastada por unas cifras apabullantes. Las dimensiones de China parecen estar siempre por encima de las personas que la forman y las agendas políticas y económicas, unidas a la complejidad y las diferencias culturales, distorsionan a menudo lo que nos cuentan de ella. Se agradece también el esfuerzo didáctico por explicar aquellos puntos que la autora sabe bien no se conocen en España, ni en otros países. Al contrario de lo que suele ser habitualmente, el libro está traduciéndose al inglés y se publicará en Estados Unidos próximamente.

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