A pesar de sus bajos costes laborales, China no podrá desbancar
a América Latina como zona preferente de entrada de inversiones
.


En México, las maquiladoras (fábricas de capital extranjero
que producen a bajo coste) han perdido 250.000 empleos en los tres últimos
años y las entradas de inversión directa extranjera han caído
de 16.000 millones de dólares en 2000 a 11.000 millones el último
año. También en Brasil la inversión extranjera ha bajado
fuertemente, y en toda América Latina se ha reducido un 58% en estos
tres años. Quizá la región ya no ofrece las mismas oportunidades
de inversión que hace unos años, quizá el ambiente político
en muchos países es ahora menos atractivo. Es muy posible que China sea
en parte la causa. A fin de cuentas, Pekín es actualmente el receptor
número uno de inversión directa extranjera del mundo. En 2002,
las empresas estadounidenses invirtieron 10 veces más en ese país
que en 1992. Sin duda, parte de ese aumento ha sido en detrimento de inversiones
en América Latina.

La abundancia de mano de obra barata es la ventaja más evidente de China
para atraer inversión extranjera. El salario medio en la industria manufacturera
son unos 110 dólares mensuales (unos 91 euros), menos que el salario
mínimo legal en casi cualquier país latinoamericano y apenas una
fracción de los 440 dólares que gana el trabajador mexicano o
los aproximadamente 300 dólares que recibe el trabajador de Costa Rica,
El Salvador o Panamá.

Hace un par de décadas, la infraestructura de transporte, comunicaciones
y energía era más precaria en China que en la mayoría de
países latinoamericanos. Pero los progresos recientes han sido extraordinarios.
Por ejemplo, en los últimos 12 años se ha pasado de cero a 12.000
kilómetros de autopistas interprovinciales, de forma que China se ha
convertido en uno de los países con mayor red de autopistas del mundo.
También las facilidades portuarias han mejorado considerablemente. El
gigante asiático tiene 200 puertos –varios de ellos entre los 10
más grandes del mundo y más suscriptores de televisión
por cable (100 millones) y más teléfonos móviles (145,2
millones a fines de 2001) que EE UU–. Además, cuenta ya con 180
millones de líneas telefónicas fijas (16 por cada 100 habitantes)
y con 36,6 millones de usuarios de Internet. Debido a las privatizaciones, muchos
países latinoamericanos también han logrado progresos notables,
pero más concentrados en las áreas de telecomunicaciones y, en
menor medida, en electricidad y puertos.

Otra ventaja nada despreciable de China frente a América Latina es la
estabilidad macroeconómica, que radica en la ausencia de inflación,
los bajos niveles de deuda del Gobierno y la solidez de sus reservas internacionales
y su balance externo. Pero debido a la amenaza que representa el sector financiero,
como veremos enseguida, la estabilidad macroeconómica no está
asegurada.

En efecto, no todo en China son fortalezas. La razón de las principales
debilidades es la falta de separación entre el Estado y el mercado. Las
prácticas de financiación, ...