Ahora está científicamente comprobado que la mayor parte de
la investigación científica es una tontería. O así al
menos lo cree John Ioannidis, un epidemiólogo clínico que trabaja
en la Escuela de Medicina de la Universidad de Tufts (Boston, EE UU) y en la
Universidad de Ioannina, en Grecia. En Public Library
of Science Medicine
,
una organización de libre acceso en Internet dirigida por científicos
de renombre, Ioannidis dice que "puede probarse que la mayoría
de los descubrimientos en investigación son falsos". Por ejemplo,
Ioannidis calcula que en su campo, la epidemiología, sólo uno
de cada cinco estudios es exacto. De la misma forma, tres cuartas partes de
las llamadas "curas milagrosas" que surgen de pequeños ensayos
resultan no ser fiables en absoluto. Ioannidis culpa a los muestreos reducidos,
a los sesgos y a los conflictos de intereses -profesionales y financieros- del
amplio número de errores en los resultados de las investigaciones.

Sus conclusiones han desatado una auténtica tormenta en el mundo científico.
Algunos críticos, incluyendo al redactor jefe de New England Journal
of Medicine, Jeffrey Drazen, han dicho que incluso las investigaciones que
no son perfectas pueden ser aprovechables. Otros dicen que Ioannidis ha hecho
un favor a la profesión al confirmar en público lo que muchos
temen en privado. Dentro de unos meses, Public Library
of Science
lanzará un
nuevo diario on line para informar exclusivamente sobre ensayos clínicos
con el objetivo de llevar a cabo un profundo escrutinio sobre los proyectos
de investigación.

A pesar de la controversia hay un hecho en que el acuerdo es universal: el
dinero de las farmacéuticas distorsiona la investigación. Ioannidis
subraya que "los estudios patrocinados por la industria que va a beneficiarse
de ellos tienen tres veces más probabilidades de obtener resultados
significativos". Curt Furberg, profesor de Ciencias de la Salud en la
Universidad estadounidense de Wake Forest, alerta de que "la honestidad
en la investigación está cayendo en picado por culpa, en primer
lugar, de los laboratorios farmacéuticos y quienes se asocian con ellos,
que ganan fortunas siendo portavoces de la industria".

Ioannidis está preocupado porque la credibilidad de la ciencia esté en
entredicho y porque esos estudios "se convirtieran en una excusa para
que los gobiernos o agencias públicas no den dinero".


Ahora está científicamente comprobado que la mayor parte de
la investigación científica es una tontería. O así al
menos lo cree John Ioannidis, un epidemiólogo clínico que trabaja
en la Escuela de Medicina de la Universidad de Tufts (Boston, EE UU) y en la
Universidad de Ioannina, en Grecia. En Public Library
of Science Medicine
,
una organización de libre acceso en Internet dirigida por científicos
de renombre, Ioannidis dice que "puede probarse que la mayoría
de los descubrimientos en investigación son falsos". Por ejemplo,
Ioannidis calcula que en su campo, la epidemiología, sólo uno
de cada cinco estudios es exacto. De la misma forma, tres cuartas partes de
las llamadas "curas milagrosas" que surgen de pequeños ensayos
resultan no ser fiables en absoluto. Ioannidis culpa a los muestreos reducidos,
a los sesgos y a los conflictos de intereses -profesionales y financieros- del
amplio número de errores en los resultados de las investigaciones.

Sus conclusiones han desatado una auténtica tormenta en el mundo científico.
Algunos críticos, incluyendo al redactor jefe de New England Journal
of Medicine, Jeffrey Drazen, han dicho que incluso las investigaciones que
no son perfectas pueden ser aprovechables. Otros dicen que Ioannidis ha hecho
un favor a la profesión al confirmar en público lo que muchos
temen en privado. Dentro de unos meses, Public Library
of Science
lanzará un
nuevo diario on line para informar exclusivamente sobre ensayos clínicos
con el objetivo de llevar a cabo un profundo escrutinio sobre los proyectos
de investigación.

A pesar de la controversia hay un hecho en que el acuerdo es universal: el
dinero de las farmacéuticas distorsiona la investigación. Ioannidis
subraya que "los estudios patrocinados por la industria que va a beneficiarse
de ellos tienen tres veces más probabilidades de obtener resultados
significativos". Curt Furberg, profesor de Ciencias de la Salud en la
Universidad estadounidense de Wake Forest, alerta de que "la honestidad
en la investigación está cayendo en picado por culpa, en primer
lugar, de los laboratorios farmacéuticos y quienes se asocian con ellos,
que ganan fortunas siendo portavoces de la industria".

Ioannidis está preocupado porque la credibilidad de la ciencia esté en
entredicho y porque esos estudios "se convirtieran en una excusa para
que los gobiernos o agencias públicas no den dinero".