Millones de mujeres en todo el mundo se enfrentan a la realidad que les ha tocado vivir, no siempre fácil. Aquí van cinco documentales que relatan la vida de cinco mujeres, pero que reflejan la historia de muchas más.

After the rape. A one woman revolution in Pakistan (2008), Catherine Ulmer

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Fotografía de Mukhtaran Mai, Pakistán.

Piensan que si las chicas estudian, harán lo que les venga en gana”.

En Pakistán, ser mujer sigue siendo un asunto altamente peligroso. Los matrimonios forzosos, la violencia doméstica, el terrorismo talibán y los crímenes de honor, -que Human Rights Watch cifra en 1000 al año-, hacen de esta zona del mundo una de las más complicadas para ser mujer. La historia de Mukhtaran Mai da buena cuenta de ello. En 2002, un consejo tribal de su país la condenó a ser violada porque su hermano de 12 años había cometido un acto considerado deshonroso para su comunidad: ser visto en compañía de una mujer mayor que él, que además pertenecía a una casta superior. Fueron las leyes tribales las que juzgaron que por el ‘delito’ del niño, fuera una mujer de su familia la que soportara la condena. Así es como Mukhtaran fue violada varias veces por diferentes hombres, convirtiéndose en una nueva víctima de un crimen de honor. Su destino podía haber sido el mismo que el de muchas otras que, para evitar soportar la humillación de una violación, acaban antes con su vida. Sin embargo, con la ayuda del mulá de su aldea, denunció públicamente lo que le había sucedido, alertando así de una práctica muy extendida. Con el tiempo, creó un centro de ayuda social y abrió dos escuelas con las que educar a toda una generación de niñas que, de lo contrario, nunca habrían ido al colegio. Medios internacionales como el New York Times, la BBC, o Le Monde se interesaron por su lucha, y Catherine Ulmer registró su historia en el documental After the rape. A one woman revolution in Pakistan.

La cinta defiende que en áreas como ésta del Punjab, sólo la educación logrará que las generaciones futuras puedan esperar algo de la vida, y hasta de sus gobiernos, que poco a poco comienzan a adoptar medidas legales. Entre las últimas, la creación de juntas locales para investigar las denuncias por abuso, el uso de brazaletes GPS en los ofensores, o la condena en prisión de hasta un año para aquellos que hagan caso omiso de órdenes judiciales. La situación es extrema. Según un informe de Amnistía Internacional, sólo en el primer semestre de 2015, se denunciaron 4.308 casos de violencia machista. Exactamente, 1.020 mujeres fueron secuestradas, 709 asesinadas y 596 violadas.

Yula en Svalka, el mayor vertedero de Europa, Rusia
Yula en Svalka, el mayor vertedero de Europa, Rusia

Something better to come (2014), Hanna Polak

Todo el mundo, amigo mío, todo el mundo vive esperando algo mejor”.

Un sofá, una sudadera, unas botas, una sartén o un pintauñas son cosas que Yula, la protagonista de Something Better to come, va encontrándose por su casa. Allí vive con su madre y con otros inquilinos. Charla con sus amigos, hace la comida y hasta piensa en lo que le gustaría hacer con su futuro. Hasta aquí todo parece normal, pero lo que diferencia a esta niña rusa de 11 años es que su hogar es Svalka, el mayor vertedero de Europa, situado a pocos kilómetros de Moscú. Ve la vida de su madre, atrapada entre el vodka y la desgana, como una cantinela que no quiere repetir por más que el azar tire de ella hacia un mundo de ratas, alcohol y prostitución. La autora del documental, Hanna Polak, que grabó fragmentos de la vida de Yula durante 14 años, hasta que la joven consiguió salir de allí con 25, construye un esperanzador relato de 98 minutos sobre la dignidad de las personas, el círculo vicioso de la pobreza y la ausencia del Estado.

La sociedad rusa, que según Human Rights Watch ha visto cómo el Kremlin mostraba su mano dura contra las libertades civiles, la prensa e Internet, debe hacer frente ahora también a la coyuntura económica. Las sanciones impuestas por Occidente, como consecuencia de la anexión rusa de Crimea, y la caída de los precios del petróleo, han hecho que los índices de pobreza en este país sigan aumentando. A pesar de estar en el puesto 50 del Índice de Desarrollo Humano del PNUD, que analiza 188 países, datos del Banco Santander señalan que sólo un 1% de la población rusa posee el 71% de los activos privados. La participación femenina en la vida laboral es alta, -un 68% frente a un 78% masculino-, heredera en parte de una ley soviética hoy ya eliminada- que obligaba a hombres y mujeres adultos a trabajar. Sin embargo, ellas siguen ganando un 30% menos que ellos y se encargan principalmente de puestos técnicos y no de dirección. Por otro lado, el conservadurismo de la sociedad y la influencia de la Iglesia ortodoxa, en cuyo mundo el feminismo no tiene lugar, han sido ampliamente criticados por movimientos como Pussy Riot.

Una de las protagonistas del documental en La Línea, Guatemala.
Una de las protagonistas del documental en La Línea, Guatemala.

Estrellas de la línea (2006), Chema Rodríguez

“Si hubiéramos organizado una manifestación de putas frente al Palacio Presidencial, no nos habrían hecho caso”.

En la ciudad de Guatemala hay un barrio que se llama La Línea. Allí vive un grupo de prostitutas para quienes la violencia de las maras, la pobreza y la trata de personas, no son males ajenos. A la inseguridad, se le suma la corrupción policial y los altos índices de impunidad, abrazados por la imperante ‘cultura silencio’. Es en este contexto de desigualdes políticas, económicas y sociales donde aparecen las protagonistas de Estrellas de la línea, heroínas de este documental dirigido por Chema Rodríguez. Ante las crudas expectativas de futuro –y de presente- en un entorno donde la tasa de embarazos en adolescentes es del 97% y donde la presencia de las mujeres en la vida política es la más baja de América Central, con un 13%, según datos del PNUD, el grupo de trabajadoras sexuales decide formar un equipo femenino de fútbol con el que contarle a la sociedad guatemalteca su realidad. Su aparición pública en torneos locales, donde pesa más ser prostituta que deportista, dio una lección de dignidad a sus vecinos, consiguiendo que aunque unos se alteraran con su presencia, otros vieran muy justa su causa y apoyaran su inclusión social.

Guatemala sigue siendo uno de los países con mayor tasa de prostitución en la región. Según un informe de Onusida, se estima que en todo el país 35.000 mujeres son víctimas de la explotación sexual, 8.000 de ellas sólo en la capital, de entre las cuales 2.000 menores. Durante 2015, 766 mujeres fueron asesinadas, a pesar de que la violencia de género había sido el abuso más denunciado en 2013 y 2014, tal y como refleja Amnistía Internacional.

Mujer africana en las calles españolas.
Mujer africana en las calles españolas.

 Manzanas, pollos y quimeras (2013), Inés París

“¿Ha valido la pena dejar tu país para estar aquí?”

Las catorce protagonistas de este documental de la Fundación Mujeres por África, realizado por la cineasta Inés París, comparten tres rasgos: son mujeres, inmigrantes y africanas. Llegaron a España por necesidad, dejando atrás los horrores de la guerra, la violencia, la falta de oportunidades, pero también su familia, sus recuerdos y su tierra. Son sus anécdotas y su visión del mundo los que dan voz a esta historia colectiva de mujeres emprendedoras. Es África en primera persona. Contado por ellas, a quienes la FAO, considera la llave para acabar con el hambre y la pobreza. Todo esto, en un territorio, el de África subsahariana, que según cifras del Banco Mundial y la Fundación Mujeres por África, ostenta el 30% de los recursos minerales del planeta y crece por encima de la media mundial con economías productoras de petróleo como la de Nigeria, Gabón o Angola.

Sin embargo, pese a estas excepciones, la mayoría de los países africanos siguen teniendo economías de renta baja y los beneficios extraídos de estos mercados emergentes no siempre repercuten en el conjunto de la sociedad. El continente vive, además, un aumento de la inseguridad en países como Somalia, Camerún, Chad o Nigeria, donde el grupo terrorista Boko Haram atemoriza a la población, especialmente a las mujeres. Esto, unido a la escasez de alimentos y a la falta de libertades y derechos en países como Guinea Ecuatorial o Angola, hace que muchos africanos pongan rumbo a Europa, de una forma u otra. Según Frontex, 8.038 personas procedentes principalmente de Guinea Conakry, Argelia y Marruecos, llegaron a España en 2015 de manera irregular. Con certificado de registro, en cambio, según la Secretaría General de Inmigración y Emigración, hay en España a fecha 30 de junio de 2015, 4.933.231 millones de inmigrantes de entre los cuales, marroquíes, rumanos y chinos, conforman el grupo más grande. Sobre lo que también recoge datos el Ministerio del Interior es de las peticiones de asilo. En 2015, 323 mujeres africanas procedentes mayoritariamente de Nigeria, Somalia y Argelia, pidieron asilo. De entre el grupo de africanas, sólo 17 recibieron la condición de refugiadas.

Lourdes, protagonista del documental, en su casa.
Lourdes, protagonista del documental, en su casa.

Tralas luces (2011), Sandra Sánchez

“La vida habría que vivirla dos veces, para no cometer errores”.

Tralas Luces, escrito y dirigido por Sandra Sánchez, acompaña a Lourdes, una joven gitana feriante, madre de familia, que cual nómada moderna, recorre cada día las carreteras del norte de España llevando a cuestas su pista de coches de choque, su casa y su familia. Con ella también lleva lo que le hubiera gustado ser y no fue. La idea de si en otro contexto hubiera tenido hijos o no, si se hubiera casado a los 17 años o si se hubiera dedicado a otra cosa diferente a la de cuidar de su casa y los suyos. Su mundo está lleno de luces pero éstas a veces son falsas.

El documental sienta las bases para reflexionar sobre la exclusión social que sufren algunas personas del pueblo gitano. Esta minoría étnica, que según la UE, es la mayor de toda Europa por sus entre 10 y 12 millones de habitantes, -6 de ellos sólo en la Unión-, sigue siendo víctima de prejuicios en muchos países europeos, en lo que ha pasado a llamarse como ‘romafobia’. En Francia, por ejemplo, el debate sobre la comunidad gitana gira en torno a los poblados chabolistas y sus desahucios. Según Human Rights League and the European Roma Rights Centre, en 2014 el Gobierno de Hollande desahució a 13.483 personas, muchos de ellos menores. En otros países, como Eslovaquia, Amnistía Internacional ha denunciado que existan colegios específicos sólo para niños gitanos. A pesar de que en 2013, el Consejo Europeo dio recomendaciones a los Veintiocho sobre cómo lograr la integración de esta minoría, las cifras no mejoraron. Los resultados de su estudio demostraron que el 38 % vive en barrios mayoritariamente habitados por gitanos y que a la hora de buscar trabajo, de un 66 a un 75% sufre discriminación laboral. Respecto al rol de las mujeres, se observó que, en países como Francia, Grecia o España, el 40% no trabajan fuera de casa.

Un informe de la Fundación Secretariado Gitano explica que la discriminación que se produce en España hacia la comunidad gitana -1.073 casos registrados de 2003 a 2013- está causada por la existencia de unos prejuicios muy arraigados en nuestra sociedad. La RAE, sin ir más lejos, incluye el término trapacero entre las acepciones de la palabra gitano. El estudio detalla, además, que los dos ámbitos donde mayor discriminación se produce es en el empleo -78,6% en 2013- y en los medios de comunicación.

 

**La autora desea agradecer a la Fundación Mujeres por África por el visionado de Manzanas, pollos y quimeras, y al Festival DocumentaMadrid 2015, donde se proyectaron After the rape. A one woman revolution in Pakistan y Something Better to come.