La pobreza urbana será “el problema más importante y políticamente
explosivo del siglo XXI”, advertía el Banco Mundial en 1990. Nada se ha hecho
al respecto. El boom demográfico del planeta ha sido absorbido por
las ciudades –este año, por primera vez, la población urbana mundial supera
a la rural–, pero no ha dado lugar a las megalópolis de acero y cristal soñadas
por arquitectos, urbanistas y sociólogos. El resultado es la generalización
de la infravivienda y la explotación de unos ciudadanos sin derechos.
ENFERMAS DE GIGANTISMO Ciudades como Dhaka (Bangladesh), Kinshasha (Congo) o Lagos (Nigeria) son hoy 40 veces mayores que en 1950. En los inmensos corredores urbanos, como los de Río de Janeiro-São Paulo (37 millones de habitantes), Hong Kong-Cantón, Shanghai, Pekín-Tianjin o el golfo de Guinea en África –que tendrá una población comparable a la de la costa Este de EE UU en 2020, según la OCDE–, han desaparecido la periferia y la frontera tradicional entre el medio rural y la ciudad.
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UNA DEFINICIÓN DE ‘FAVELA’ Con la revolución industrial, las infraviviendas urbanas se generalizaron en América, Europa e India y se definían como barrios de pobres, enfermedades, vicios y “residuos sociales”. Hoy se denomina slums, bidonvilles, ranchitos, villas-miseria, desakotas, geçekondus o favelas a los asentamientos informales con exceso de población y con inseguridad jurídica sobre la propiedad, sin servicios sanitarios ni agua potable.
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LA EXPLOSIÓN DEL CHABOLISMO En las villas-miseria vive el 78,2% de los habitantes de las ciudades de los países en desarrollo, es decir, un tercio de la población urbana global (1.000 millones de personas, cifra que se duplicará en 30 años). La mayor parte son campesinos sin empleo y refugiados. Además, sus tasas de natalidad son de las más altas del planeta. En 2015, África tendrá 332 millones de chabolistas. |
‘APARTHEID’ URBANO En Nairobi más de la mitad de la población ocupa el 18% del área de la ciudad; en Dhaka, el 70% vive en el 20%, y en Bombay, seis millones se concentran en el 8%. La especulación del Tercer Mundo los expulsa a zonas contaminadas, geológicamente inestables o lejanas de los centros laborales.
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ILUSTRACIONES: Iván Watson. Fuentes: Planet of Slums (Verso, Nueva York,
2006) de Mike Davis; Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de
la ONU; Informe del Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos
(UN-Habitat).
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