He aquí las maniobras de cómo una minoría con influencia política y poder económico teje un complejo sistema para apropiarse del estado en beneficio propio, a la vez que pervierte la democracia.

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La corrupción es con frecuencia percibida como un fenómeno abstracto del que solo tenemos una concepción intuitiva. Sabemos que existe, imaginamos qué es, pero no siempre comprendemos cómo funciona. Y no puede ser de otra manera, pues es ilegal y, por lo tanto, un fenómeno oculto. Por eso es difícil de entender en toda su extensión y, en consecuencia, complejo de explicar.

Sin embargo, a pesar de su carácter incógnito y escurridizo, la corrupción puede ser muy conspicua, hasta abarcar las estructuras de todo un estado; y sus réditos suelen ser desmesuradamente ostensibles, y tomar forma en enormes yates y colosales mansiones.

Uno de los efectos más inmediatos que siguieron a la invasión de Ucrania por parte de Rusia en febrero de 2022 fue la confiscación de lujosas viviendas y enormes barcos de los que eran propietarios o beneficiarios algunos de los denominados oligarcas rusos.

Son oligarcas los que forman parte (o por extensión quienes se benefician) de la oligarquía. A su vez ésta —un fenómeno no exclusivamente ruso— existe cuando son unos pocos quienes gobiernan y, además, lo hacen en beneficio de ese restringido grupo.

Pero gobernar en provecho únicamente de unos pocos requiere de un sistema complejo para pervertir la democracia y el estado de derecho, en definitiva, un sistema que permita a la minoría apropiarse del estado. Hablamos de oligarquía cuándo son las élites económicas las que abusan de las estructuras estatales para sí, y reservamos el término cleptocracia cuando son las élites políticas quienes lideran y gestionan ese sistema de apropiación y captura.

Manifestantes sostienen pancartas que dicen "Corrupción moderna: encarcelamiento" y "Bienvenidos a la cleptocracia" durante una reunión frente al ayuntamiento de Toulouse, Francia. (Alain Pitton/NurPhoto via Getty Images)

"La cleptocracia es una forma de gobierno" 

No, si acaso una forma de gobernar. La corrupción se manifiesta en distintas formas, lo que nos permite clasificarla de acuerdo a muy diversas taxonomías. Hablamos, por ejemplo, de corrupción política, o corrupción empresarial, según quiénes sean los principales actores. De acuerdo a su escala, otra clasificación posible es la que distingue entre “corrupción menor” y “gran corrupción”, también denominada apropiación del estado. Sin prejuzgar la gravedad de los hechos ni el impacto de las acciones, hablamos de la primera para referirnos a aquella que se produce muchas veces y en pequeños casos, cuando por ejemplo los ciudadanos intentan acceder a servicios públicos (hospitales, emisión de pasaportes, etcétera) por los cuales funcionarios públicos intentan cobrarles un soborno. Y usamos el término gran corrupción cuando son las élites las que abusan de su poder para beneficiar a unos pocos a expensas de la mayoría.

La caída del Muro de Berlín resultó en algunos de los más extensos y elocuentes casos de gran corrupción o apropiación del estado. La transición hacia una economía de libre mercado ...