Un vistazo al futuro de los grandes debates de política exterior de las elecciones generales.

 

No se crean todo el revuelo levantado por las primarias. Con gran probabilidad, el ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney saldrá de New Hampshire con un buen impulso, para después aplastar a sus rivales en Carolina del Sur y lograr tener la nominación republicana a la presidencia solucionada hacia finales de enero.

Ahora que su coronación parece bastante asegurada, Romney puede dedicarse a la más estimulante tarea de prepararse para unas elecciones presidenciales contra quien en la actualidad ocupa el cargo, Barack Obama. Mientras que probablemente es en su gestión de la economía donde el Presidente estadounidense presenta su mayor vulnerabilidad a los ataques, es seguro que la política exterior saldrá también a relucir. Pero el Obama que se presenta a esta carrera es un candidato muy diferente en materia de seguridad nacional del que se enfrentó a John McCain en 2008. He aquí cinco áreas clave en las que es probable que Romney vaya a por el presidente estadounidense:

IRÁN

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Parece garantizado que la República Islámica, un enemigo implacable de Estados Unidos durante tres décadas, será el más importante tema de política exterior en las elecciones. Romney ha planteado sus argumentos en términos tajantes. “Si reelegimos a Barack Obama, Irán tendrá un arma nuclear […] Si me elegís como presidente, Irán no tendrá un arma nuclear”. En su errático discurso de la victoria en Iowa, Romney comenzó no con la castigada economía estadounidense, sino con el régimen de los ayatolás: “Irán está a punto de conseguir armamento, aquí, a la vuelta de la esquina, y este presidente ¿qué es lo que ha hecho al respecto? Dijo que emplearía una política de compromiso. ¿Y cómo le ha salido eso?”.
El presidente estadounidenses ha defendido su actuación, diciendo que la Administración ha “impuesto las más duras sanciones a Irán de la historia” y que como resultado de las iniciativas lideradas por Washington “hoy Irán está aislado y el mundo está unificado”.
La forma que tome este debate en los próximos meses con toda probabilidad vendrá determinada por lo que suceda en Oriente Medio. Los movimientos de Irán, como el reciente comienzo del proceso de enriquecimiento en unas instalaciones de Qom y la agresiva retórica de Teherán respecto al estrecho de Ormuz, darán a Romney munición para decir que las política de Obama han fracasado, mientras que la actual Administración les quitará importancia considerándolos bravatas desesperadas de un régimen cada vez más aislado.

 

RUSIA

Rusia realmente no ha ocupado un lugar muy importante en las primarias republicanas, pero con Romney como el previsible nominado podemos esperar que resurja. Romney ha descrito el nuevo tratado START, bajo el que Rusia y Estados Unidos acordaron reducir sus arsenales nucleares, como “el peor fallo de política exterior” de Obama. Él cree que el primer ministro Vladímir Putin está “reconstruyendo el imperio ruso” y que “dejar entrar en la OMC (Organización Mundial del Comercio) a gente que pretende hacer trampas, es claramente un error”. Romney, en su libro blanco oficial de política exterior, promete “resetear el ‘reset’ [reinicio] del presidente Obama con Rusia”, “hacer frente de forma directa al gobierno ruso por sus prácticas autoritarias” y reforzar la cooperación diplomática y militar con los países que se encuentran en el vecindario de Rusia.

En marzo, casi con toda seguridad Putin regresará a la presidencia rusa en unas elecciones con grandes probabilidades de verse empañadas por informaciones de irregularidades y fraude —algo que no dejará en muy buen lugar la política de reset, una de las iniciativas de política exterior emblemáticas de la Administración Obama—. Las críticas a la apertura del presidente a Moscú encajan dentro de una más amplia crítica por parte de los republicanos del abandono de Obama de los aliados estadounidenses —como el antiguo satélite soviético de Georgia— en nombre de su compromiso con los rivales.
Para defender el reset, Obama puede apuntar al histórico acuerdo para reducir el número de armas nucleares y la creciente cooperación rusa en la guerra en Afganistán.

 

ISRAEL

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Romney afirma que Obama ha sido excesivamente crítico en sus desacuerdos públicos con el Gobierno israelí. “Si disentimos [de Israel], como este presidente una y otra vez, no lo hacemos en público como ha hecho él; lo hacemos en privado”, aseguró durante un debate. Según Romney, Obama “ha dejado a Israel a los pies de los caballos”, porque “pensó que si se acercaba más a los palestinos eso estimularía de alguna manera el proceso de paz”. Romney también ha acusado a Obama de criticar a Israel para ganarse el favor de los países europeos.
Aunque la mayor parte del argumento se centra en el tono, podemos esperar oír un abundante uso de la retórica en el bando de Romney sobre la sugerencia de Obama, en su discurso sobre Oriente Medio, de mayo de 2011, de que Israel regrese a sus “límites de 1967”, con acuerdos de intercambios territoriales. (Obama dice que sólo estaba sugiriendo que esas fronteras fueran un punto de partida para el debate).

Existen evidencias de que el respaldo de Obama entre los votantes judíos ha estado en retroceso y la reciente victoria republicana en la carrera para cubrir el escaño del dimitido congresista Anthony Weiner, durante la cual Israel fue un tema muy importante, podrá ofrecer a los republicanos esperanzas de arañar apoyos en este bloque de votantes tradicionalmente demócrata. En respuesta, Obama ha asestado sus propios golpes, señalando a la intensificación de los lazos entre los ejércitos de los dos países y manifestando en un foro de votantes judíos que “es difícil recordar un tiempo en el que la administración [estadounidense] ofreciera más apoyo a la seguridad de Israel”.

 

IRAK Y AFGANISTÁN

Si la violencia continúa empeorando en Irak, podemos esperar escuchar cada vez más críticas republicanas por el hecho de que Obama no dejara las tropas en el país. El senador John McCain, antiguo oponente de Obama y ahora en el bando de Romney, definió recientemente esta línea de ataque diciendo que Irak se está “desintegrando porque no mantuvimos allí fuerzas residuales porque el presidente de Estados Unidos prometió salir de Irak”.
El propio Romney ha dicho que “por no implementar un acuerdo de estacionamiento de fuerzas con los líderes iraquíes, [Obama] ha retirado nuestras tropas de un modo precipitado, y deberíamos haber dejado 10, 20, 30.000 efectivos allí para ayudar en la transición hasta desarrollar las propias capacidades militares iraquíes”. Sin embargo, puede que Romney sea algo prudente en lo que respecta a perseguir con fuerza a Obama en el tema de Irak, ya que es una de las varias cuestiones en las que él ha ido variando sus posturas a lo largo de los años.

Romney también ha criticado al presidente estdaounidese por ignorar a sus asesores militares al anunciar un calendario de retirada para Afganistán, aunque no se puede decir que Romney sea un entusiasta de la guerra, de la que ha dicho: “Una lección que hemos aprendido en Afganistán es que los estadounidenses no pueden luchar la guerra de independencia de otra nación”.
La Casa Blanca ha pregonado la retirada de Irak como “una promesa que se ha cumplido” —sin importar que se pusiera en práctica básicamente con el mismo calendario acordado por el predecesor de Obama y solo después de que éste fracasara a la hora de convencer a los iraquíes para que concedieran inmunidad legal a las tropas estadounidenses—. El presidente también afirma que Estados Unidos está en proceso de retirar todas las tropas de combate de Afganistán.
Ninguna de las dos guerras es exactamente popular entre los votantes estos días.

 

EXCEPCIONALISMO ESTADOUNIDENSE

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El candidato que tituló su libro No Apology: The Case for American Greatness (Sin disculpas. Argumentos a favor de la grandeza de Estados Unidos, en castellano) es probable que convierta el patriotismo y el excepcionalismo estadounidense en un pilar de su campaña. “No pido disculpas por EE UU y nunca lo haré. No pido disculpas por América, porque creo en América”, ha dicho Romney. También ha lazado la acusación de que la política exterior del presidente considera a Estados Unidos “simplemente como otra nación que tiene una bandera” y ha ridiculizado el “eje asiático” de la administración diciendo que “Obama parece pensar que vamos a tener un siglo global, un siglo asiático. Yo creo que tenemos que tener un siglo americano, en el que América lidere al mundo libre, y el mundo libre lidere al mundo entero”.

La Administración Obama ha sido inflexible en su rechazo a la acusación de haber realizado un tour de disculpas y el asesor de política exterior Ben Rhodes declaró a The New York Times que “Barack Obama nunca ha pedido disculpas”. El presidente de EE UU, sin duda, ha reconocido errores pasados de su país, especialmente los de su predecesor, pero ésta es una línea de ataque que fácilmente podría ser contraproducente si los republicanos dan la apariencia de estar cuestionando el patriotismo del presidente estadounidense. No obstante, es probable que Obama conserve su pin de la banderita durante los próximos meses.