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A: Los empresarios mediterráneos
DE: Francis Ghilès
RE: El coste del no Magreb
Más que realizar diagnósticos sobre el estado actual de lospaíses del Magreb y su relación con España y Europa,
conviene animar a los actores económicos y culturales a reflexionar
sobre los medios necesarios para que el norte de África pueda ocupar
en 2020 el lugar que le corresponde y sea escuchado en los países
de la orilla septentrional y en el resto del mundo. Las relaciones entre
los países magrebíes, y entre éstos y los de Europa,
recuerdan a un diálogo de sordos que tiene lugar con el telón
de fondo de la creciente diferencia de riqueza entre las dos riberas del
Mediterráneo.
Hasta el momento, las dos orillas no han logrado conjugar migraciones internacionales
e integración regional o, dicho de otro modo, promover un juego en
el que todos ganen. La reducción del crecimiento demográfico
en el Magreb tiene innumerables ventajas económicas y sociales y es
necesaria, aunque no suficiente, para la transición democrática.
Sin embargo, sus beneficios son más evidentes para la población
en general que para los recién llegados al mercado de trabajo que
van a sumarse a los parados existentes. Superar el rechazo que provoca la
fe musulmana —real o supuesta— de estos inmigrantes sigue siendo
un desafío para los Estados de las dos orillas.
El cierre de la frontera entre Argelia y Marruecos, la escasez de los intercambios
comerciales, financieros y humanos entre países de una región
con múltiples vínculos históricos frenan su crecimiento
económico y avisan de que les espera un futuro incierto. Todo esto
desanima a los inversores privados, tanto nacionales como extranjeros, y
estimula la fuga de capitales. Muchos magrebíes sueñan con
la construcción de un espacio común económico, cultural
y humano que no condene al olvido épocas ...
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