Las elecciones para elegir a los representantes en la Eurocámara se perfilan como el horizonte más cercano de la política europea. Ciudadanos llamados a votar que ven con desafección la cita con las urnas. ¿Cómo se puede recuperar el interés y levantar el ánimo del votante europeo ante tan decisiva fecha?
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John Thys/AFP/Getty Images Los candidatos a presidir la Comisión Europea antes de participar en un debate televisado. |
La palabra sexy ya forma parte del vocabulario para hablar de política. El sexo vende, y, para competir con todas las demás cosas que reclaman nuestra atención, la política tiene que venderse.
No es una afirmación meramente cínica: la política tiene que venderse porque la opinión pública es importante. A todos los políticos, los gobiernos, las leyes y los tratados les conviene contar con una opinión pública favorable; y eso significa conectar con los ciudadanos tanto a través de los medios de comunicación, tradicionales y nuevos, como a través de la movilización de masas. Las elecciones son la mayor intervención de la opinión pública en la política porque el resultado final es una votación definida y que puede medirse.
Algunas elecciones son más sexy que otras. Toda la campaña de 2008 en Estados Unidos, desde las primarias hasta la votación de noviembre, fue apasionante. En cambio, el enfrentamiento entre Bush y Gore en el 2000 y el de Rajoy contra Rubalcaba en 2011 habrían podido venderse como remedios contra el insomnio. En general, las campañas presidenciales en las que dos candidatos se pelean para dirigir el país (y, en el caso de Estados Unidos, para ser el líder del mundo libre), suelen ser mucho más interesantes que unas elecciones al Congreso o al Parlamento en las que no se juega la jefatura de gobierno. La participación de los votantes lo corrobora.
Pensemos en las elecciones legislativas de mitad de mandato que se celebrarán en Estados Unidos en noviembre; de las urnas saldrán los miembros de toda la Cámara de Representantes así como un tercio del Senado. Es mucho lo que está en juego, sin duda, pero a cualquier persona le cuesta mucho más quedarse con cientos de mensajes, eslóganes e historias personales que cuando no son más que dos. Lo mismo ocurre con los ciudadanos de Europa, que entre el 22 y el 25 de mayo elegirán un parlamento de 751 escaños pero sin que eso determine ninguna presidencia. Las cifras que aparecen a continuación dejan muy clara esa falta de interés de los votantes en las elecciones no presidenciales a ambos lados del Atlántico:
Participación electoral en España
Elecciones nacionales | 2008 | 2011 | ||
---|---|---|---|---|
73,85% | 68,94% | |||
Elecciones al Parlamento Europeo 2004 2009 | ||||
45,14% |
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