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Parece que Biden está por delante en las encuestas pero eso no quiere decir que vaya a ganar. Las claves para entender cómo interpretarlas y su fiabilidad.

Ahora que tanto los demócratas como los republicanos han celebrado sus convenciones y ha pasado el fin de semana del Día del Trabajo, la campaña presidencial de Estados Unidos está oficialmente en pleno apogeo. Esta es una noticia emocionante para aquellos a quienes nos encanta seguir las encuestas, porque ahora de verdad tiene sentido.

Cuando se habla de sondeos es fundamental tener en cuenta que no se trata de bolas de cristal, son instantáneas de lo que está sucediendo en el momento en que se recopilan los datos. Las tendencias ascendentes, descendentes o estables pueden ayudarnos a comprender cómo las noticias, los actos de campaña y otros acontecimientos pueden estar influyendo en la opinión pública, pero no son predictivos, como muchos artículos periodísticos quieren hacernos creer.

Es difícil culpar a los periodistas y directores de medios por intentar estimular la “carrera de caballos” de los sondeos: ¡son emocionantes e incluso un poco sexys! Pero demasiados periodistas informan sin mucha o ninguna formación en metodología cuantitativa y utilizan términos sin sentido como “empate estadístico”, que hace que los politólogos se suban por las paredes. Además, no todos los sondeos son iguales, algunos tienen una excelente metodología y otros son menos fiables. Como la mayoría de las cosas en la política y las relaciones internacionales, el asunto es complicado y a la prensa no le gusta mucho la complicación. Dicho esto, intentaré “descomplicar” aquí los sondeos de las elecciones presidenciales estadounidenses con algunas preguntas y respuestas.

 

¿Por qué hay tanto sondeos nacionales como por estados?

Los sondeos nacionales siempre se han considerado importantes porque siempre ha sido, y realmente sigue siendo, muy difícil ganar la votación del Colegio Electoral sin ganar el voto popular a nivel nacional (aunque los resultados de las elecciones del año 2000 y 2016 nos hicieron ver que no era imposible). Esa es la razón por la que los sondeos a nivel estatal son mucho más precisos para lograr hacerse una idea de por dónde podrían ir las cosas el 3 de noviembre. El problema es que no en todos los estados se están realizando la misma cantidad de sondeos, y, sobre todo, no siempre son de buena calidad.

 

¿Qué efecto tiene el sistema electoral en los sondeos y los resultados electorales?

Orientarse en los sondeos de las elecciones presidenciales de Estados Unidos siempre ha sido complicado por el sistema de Colegio Electoral, que da más peso a los votantes de los estados más rurales y menos poblados, como lo hace también el Congreso de Estados Unidos. Esto se debe a que el sistema electoral se basa en la representación del estado en el Congreso. Cada uno de los 50 estados tienen dos senadores y luego un porcentaje de los 435 miembros de la Cámara de Representantes. Sin importar cuán pequeño sea un estado, siempre tiene al menos un representante.

Por ejemplo, el estado con la menor población, Wyoming, que tiene 578.000 habitantes, tiene dos senadores y un representante, lo que significa que cuenta con tres votos en el Colegio Electoral. Compare eso con mi estado natal, California, el más poblado, con casi 40 millones de personas. Tiene dos senadores y 53 representantes, lo que suma un total de 55 votos en el Colegio Electoral. Esto podría parecer mucho, pero en realidad California está lamentablemente infrarrepresentada: el voto de un ciudadano de Wyoming cuenta aproximadamente 3,6 veces más que el de un californiano en las elecciones presidenciales porque esos tres votos representan a mucha menos gente.

Dicho todo esto, en la mayoría de los estados, todo lo que tiene que hacer un candidato es obtener más del 50% del voto popular allí para ganar todos los votos electorales. Esto tiene un profundo efecto en la estrategia de campaña y los sondeos. Wyoming y California son excelentes ejemplos de estados que siempre se puede contar con que voten rojo republicano o azul demócrata, respectivamente. La única razón por la que los candidatos van a California es para recaudar dinero y, aunque eso puede irritar a los californianos, tiene sentido. California votará a Biden. Hillary Clinton ganó California por casi 4,3 millones de votos, lo que supera la ventaja de casi 3 millones de votos que obtuvo sobre Trump en la votación popular nacional. Es un gran ejemplo de cómo este sistema hace que el voto popular sea irrelevante: lo único que importa es llegar al 51%, todo lo que esté por encima se desperdicia y si un estado está en la columna de “afianzadamente demócrata o republicano”, entonces no hay necesidad de hacer campaña allí.

 

¿Por qué son tan importantes los llamados estados bisagra?

Los estados bisagra, a veces llamados estados “de campo de batalla”, por tanto se vuelven importantes porque pueden inclinarse hacia un candidato u otro, por así decirlo, y, en teoría, ellos sí pueden ser influenciados por las campañas. Los encuestadores no se ponen necesariamente de acuerdo sobre qué estados están en juego. La web de sondeos Fivethiryeight destaca nueve de las votaciones que estarán más reñidas: Carolina del Norte, Ohio, Florida, Georgia, Arizona, Iowa, Texas (sí, Texas), Pensilvania y Wisconsin. Real Clear Politics enumera solo seis “principales estados en disputa”: Wisconsin, Michigan, Pensilvania, Carolina del Norte, Florida y Arizona, dejando fuera a Texas, Georgia y Ohio. Sabato’s Crystal Ball identifica cuatro estados en los que la moneda está en el aire: Arizona, Wisconsin, Florida y Carolina del Norte, otros cuatro que se inclinan al lado republicano y cinco que lo hacen al demócrata. Estos cuatro estados están en el punto de mira de todos los análisis sobre estados bisagra en este momento.

Más allá de tener sondeos que muestren que el estado podría moverse hacia cualquiera de los dos candidatos, también es interesante contar con un número considerable de votos en el Colegio Electoral. Esta es la razón de que Florida sea tan importante, con sus 29 votos, y de que Michael Bloomberg acabe de anunciar que se va a gastar 100 millones de dólares en el estado para ayudar a Biden a ganarlo.

Pero, una vez más, el problema de la realización de sondeos en estados individuales es que es desigual, no en todos los estados se hacen la misma cantidad, y, mucho menos, sondeos de muy buena calidad porque son caros. Esta fue una gran complicación para Michigan, Pensilvania y Wisconsin en 2016, todos estados bisagra entonces y de nuevo en esta ocasión. En junio, el New York Times y Siena College causaron sensación con una ambiciosa y profunda inmersión en los sondeos de los estados bisagra que Trump ganó en 2016: Michigan, Wisconsin, Pensilvania, Florida, Arizona y Carolina del Norte. Esta iniciativa fue muy bien recibida por analistas y encuestadores por igual.

 

¿Tienen realmente los republicanos alguna ventaja en el sistema electoral? 

La respuesta corta es sí, porque, como hemos visto anteriormente, el sistema electoral da más peso a los votantes rurales, que tienden a inclinarse más hacia los republicanos, y menos a los urbanos, que tienden a apostar por los demócratas. Esta es la razón de que encontremos a demócratas que quieren cambiar el sistema electoral o añadir más escaños a la Cámara de Representantes. La mayoría de los republicanos creen que el sistema funciona a su favor. Pero la demografía cambia, y especialmente el aumento de los votantes latinos en Estados Unidos está transformando la forma en que votan algunos estados. El solo hecho de que muchos encuestadores consideren que Texas es un estado en juego en estas elecciones muestra que si bien la ventaja republicana probablemente se mantenga en esta ocasión, probablemente eso cambiará en los próximos años.

 

¿Qué sondeos debo seguir?

Se está realizando una variedad vertiginosa de sondeos en Estados Unidos, de modo que lo que me parece más útil es visitar sitios web que recojan sondeos de muchas fuentes distintas para ofrecer una imagen más completa de lo que está sucediendo. Personalmente, mi favorito es Fivethirtyeight.com de Nate Silver, que ha tenido varias versiones y asociaciones con otros medios de comunicación a lo largo de los años. Lo que me gusta es que es un sondeo de sondeos, que pondera cosas como la calificación de las organizaciones que realizan los sondeos y da más peso a los recientes frente a los más antiguos. Esto es especialmente interesante en el seguimiento de los sondeos nacionales, pero también en el pronóstico de las elecciones, que es un modelo de predicción basado en los sondeos estatales, aunque encuentro las animaciones tipo dibujos animados un poco cargantes.

RealClearPolitics es otro sitio fiable en el que encontrar tanto sondeos nacionales como un mapa con cifras estado por estado (y muchos más estados en los que el resultado está en el aire). Otro que tradicionalmente ha sido popular entre los expertos es Cook Political Report, que también tiene un mapa que refleja sondeos estado por estado, y otro es Sabato’s Crystal Ball, que ofrece un análisis bastante sólido, a pesar de que el nombre de vergüenza ajena. Estas son solo algunas de las muchísimas webs que cuentan con sondeos nacionales y análisis de mapas electorales. Algo que puede ser divertido de hacer, y que permiten muchos de estos sitios, es crear tu propio mapa electoral de predicciones basándote en cómo crees que irán los sondeos.

 

¿Qué pasa con los pronósticos o los modelos predictivos?

Los culpo de una parte considerable de la confusión que se produjo en 2016 con los sondeos. ¿Por qué? Porque la mayoría de los votantes y de los periodistas están acostumbrados a mirar números de sondeos nacionales sin procesar o mapas electorales de los sondeos estatales con candidatos separados por pocos puntos o con uno que tiene una clara ventaja. Pero con estos modelos de predicción están usando fórmulas matemáticas que incluyen sondeos para realizar simulaciones de resultados electorales.

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Personas votando en las elecciones presidenciales de EE UU. Getty Images.

Esto significó que la web del New York Times The Upshot por lo general le daba a Hillary Clinton un 90% o más de posibilidades de ganar, que se redujeron al 85% el día de las elecciones. The Huffington Post le daba un 98-99%. Por lo tanto, es fácil ver por qué esto induciría a muchos analistas y votantes a quedarse con la falsa idea de que Hillary tenía las elecciones en el bote cuando, al mismo tiempo, solo tenía una ventaja de alrededor de 3,9 puntos en los sondeos nacionales el día de las elecciones. El peor uso de los sondeos que presencié en las elecciones de 2016 se produjo aquí, en España, donde un periodista de El País hizo la media de cinco modelos predictivos. Todos ellos seguían metodologías tremendamente diferentes y simplemente no tiene ningún sentido desde el punto de vista científico promediarlos y creer que la cifra resultante tiene algún valor.

Fivethirtyeight fue notablemente más conservador en su evaluación, dando a Clinton un 71,4% de posibilidades de ganar frente al 28,6% de Trump, pero aun así se vio sujeto a feroces críticas. La cuestión es que, como explicó Nate Silver en el análisis postelectoral, esto significaba que casi el 30% de las veces, su modelo daba la victoria a Trump. Esa es una posibilidad de ganar considerable. Pero, de nuevo, los modelos predictivos o de pronóstico son relativamente nuevos y es demasiado fácil dejarse llevar por estos porcentajes aparentemente grandes en comparación con lo que vemos en los sondeos.

En las elecciones de 2020, Fivethirtyeight no está presentando su pronóstico en forma de porcentajes sino como la posibilidad de ganar entre 100, lo cual es útil. En este momento, le dan a Biden una probabilidad de ganar de 76 entre 100 en comparación con la de 24 entre 100 de Trump. Está un poco mejor que las probabilidades que tenía Clinton pero, insistimos, en 24 de cada 100 simulaciones electorales según su modelo, gana Trump. Sigue siendo una posibilidad razonable. Recomiendo seguirlos a ellos y su podcast si realmente le gustan los sondeos, pero tenga en cuenta que pronósticos, mapas electorales y sondeos nacionales son medidas muy diferentes.

 

¿De verdad los votantes de Trump son tan tímidos con los encuestadores?

La respuesta corta es no, los votantes de Trump no se muestran para nada tímidos, están más que felices de declarar su apoyo. Sin embargo, es menos probable que el tipo de personas que apoyan a Trump contesten una llamada telefónica desconocida y/o hablen con un encuestador. Los estadounidenses son bombardeados por llamadas telefónicas de números desconocidos de comerciales y similares, lo que de por sí ya es un gran reto para los encuestadores, pero además los partidarios de Trump son especialmente cautelosos con todo lo que perciben como parte del establishment político, como las empresas de sondeos, y es probable que simplemente cuelguen. Debido a que el fenómeno Trump era nuevo en 2016, no todos los encuestadores captaron esto tan bien como la métrica de educación.

Nate Silver llama a esto el “secretito sucio de los sondeos”, pero la necesidad de ponderación es una realidad porque es imposible tomar una muestra aleatoria que esté perfectamente equilibrada por raza, género, educación, nivel socioeconómico, inclinaciones políticas, ubicación geográfica, etc. De modo que, una vez que se realiza un sondeo, si no hay suficientes hombres, los investigadores simplemente tomarán las respuestas masculinas que tienen y las ajustarán para que representen al 49,2% de los resultados. Esto, por supuesto, es una parte muy complicada de la realización de sondeos porque es imposible hacerlo perfecto y, a menudo, los encuestadores no hacen ajustes en función de cada uno de los grupos demográficos. Un importante ejemplo de esto es que muchos no hicieron ajustes por niveles de educación en 2016 y es también la razón de que se pasara por alto a una gran cantidad de votantes de Trump. Dicho esto, cualquier sondeo decente explicará las ponderaciones que se hayan hecho en la metodología.

 

¿A qué otras métricas vale la pena prestar atención?

Otras métricas, como el índice de aprobación de Trump, también son indicativas de cómo va la carrera. Además, un aspecto importante es cómo les está yendo a los candidatos en términos de recaudar dinero y gastarlo con inteligencia; OpenSecrets sigue esta información. Finalmente, está el historiador Allan Lichtman, quien ha predicho con éxito las elecciones presidenciales desde Reagan y luego usó su modelo para predecir retroactivamente las elecciones durante los últimos 120 años. Él ha pronosticado una victoria de Biden, así que esperemos que no sea este el año en que su modelo falle.

 

¿Qué es lo interesante de los sondeos ahora?

Parece que ninguno de los dos partidos experimentó el tradicional impulso en los sondeos posterior a su convención, lo que era esperado. Más allá de eso, la ventaja de Biden en los sondeos nacionales y también en muchos de los estados bisagra ha sido significativa durante meses (desde casi 10 puntos en el momento más alto hasta poco menos de 5 y ahora en 7). Los sondeos individuales no nos dicen gran cosa, si bien las tendencias a largo plazo entre muchos sondeos nos dicen que la ventaja de Biden es sólida, por el momento. Pero todavía queda mucho tiempo hasta el 3 de noviembre, incluidos tres debates presidenciales, un debate de candidatos vicepresidenciales y quizás una sorpresa o dos en octubre.

 

Traducción de Natalia Rodríguez