Memorándum FP. URGENTE: Cómo ser un

A: A todos los musulmanes

DE: Ramin Jahanbegloo

RE: Recuperar el espíritu de Córdoba

"El islam", escribió George Bernard Shaw, "es la mejor religión, y los musulmanes los peores adeptos". Un rápido vistazo a los acontecimientos en Oriente Medio podría justificar la afirmación del dramaturgo británico, una de las frases que mejor retratan la actual situación. Pero la primera pregunta que surge es: ¿cómo es posible que el islam —intrínsecamente, una doctrina de hermandad— sea responsable de toda la violencia que se ejerce hoy en su nombre? Y esta cuestión suscita otras dos: ¿qué lógica hace que un individuo o un grupo religioso tome la decisión de agredir a otros? Y, más importante: ¿qué argumentos pueden impedir o limitar que se cometa una acción de ese tipo?

En el contexto islámico, hay cuatro factores decisivos a la hora de empujar a los radicales a la violencia. Los condicionantes geopolíticos y geoestratégicos, el componente económico de la pobreza y el subdesarrollo, la ideologización de la religión y, no menos importante, el olvido de la civilización en el islam. Este último elemento ha contribuido en gran manera al giro ideológico de la fe, que ha otorgado legitimidad y sostén moral a numerosos actos de violencia cometidos por los fundamentalistas. Ahora bien, el aumento de la islamofobia en Estados Unidos y Europa también ha llevado a identificarla como una religión de mulás barbudos y terroristas suicidas.

Memorándum FP. URGENTE: Cómo ser un

Nunca en sus 1.427 años de historia se ha encontrado la fe de Mahoma en una encrucijada como la de los últimos años. Los recuerdos de la conquista islámica y las cruzadas en la Edad Media se han reavivado con la difusión del extremismo islamista, que es una respuesta a la larga campaña de Estados Unidos contra el terrorismo. Ni que decir tiene que el abismo entre lo que hacen algunos musulmanes y lo que dice el islam se ha vuelto tan grande que es casi imposible salvarlo. La comunidad de creyentes se ha convertido en una comunidad de paradojas en la que lo que se practica es contradictorio con lo que se predica. En otras palabras, podemos imaginar el islam como un océano con cientos de islas. En una de ellas encontramos un credo fundamentalista. En otra, uno progresista. Los musulmanes, sobre todo los jóvenes, saltan de una a otra. La generación de más edad, satisfecha con el paquete tradicional, está menos interesada en visitar las islas recién nacidas. Esta metáfora explica la diversidad de ideas y discursos en la sociedad islámica que, sin embargo, no ha ayudado a cambiar la opinión de quienes permanecen aferrados a sus prejuicios y despistes. Como señala Edward Said en su libro Cubriendo el islam: "Para la derecha, el islam representa la barbarie; para la izquierda, la teocracia medieval; para el centro, una especie de exotismo desagradable. Pero todos están de acuerdo en que, incluso aunque se sabe poco del mundo islámico, no hay mucho que sea digno de aprobación".

UNA RELIGIÓN DE GUERRA
Cuando abordan conceptos como la diversidad, la construcción de la paz y la no violencia en el mundo musulmán, los expertos necesitan revisar y evaluar de forma constante su interpretación y la aplicación de la fe islámica en los distintos periodos históricos. Por desgracia, casi todos los tratados modernos sobre la materia afirman que se trata de una religión de guerra. Es evidente que los medios y los políticos occidentales han tenido un papel importante en la proyección de esa imagen violenta y agresiva.

La literatura académica no está menos llena de estereotipos. Por ejemplo, se han escrito muy pocos libros y artículos sobre la fe mahometana y la no violencia. En cambio, cuando se hace una búsqueda en Internet con las palabras "islam y violencia", aparecen miles de entradas. Numerosos estudiosos, políticos y periodistas hablan de "yihad violenta" y dicen, sin razón, que es un método que emplean los creyentes para arreglar sus disputas internas y externas. Es decir, los comportamientos políticos y las expresiones sociales de este colectivo se analizan sólo a través de lo que podríamos llamar "el prisma de la yihad", que equipara de forma curiosa el aumento del interés por el islam con el fundamentalismo y la percepción de que éste legitima el uso de la violencia por parte de gobiernos y movimientos religiosos.

Memorándum FP. URGENTE: Cómo ser un

Por supuesto, nadie puede negar ni menospreciar la existencia del islamismo radical y la amenaza que representa para los creyentes y para el resto de la humanidad. Esconder la cabeza debajo del ala no es, en absoluto, la reacción apropiada ante la ideología terrorista que invade los hogares y seminarios musulmanes y que basa su legitimidad en la fe. La comunidad islámica deberá tomar más en serio las acciones de los extremistas porque tendrán consecuencias negativas para el futuro del islam. Para combatir estas ideas, será necesario hacer esfuerzos serios, visibles e incansables. Los intelectuales tendrán que abandonar las comodidades de sus casas y sus oficinas e ir a trabajar a los seminarios, las mezquitas y otros lugares públicos, con el fin de que la población normal y corriente conozca las repercusiones de estos atentados o ataques. El terrorismo es también una batalla interna; una batalla entre el deseo de vivir de la mayoría y el deseo de morir de un puñado de fanáticos. Hay motivos sobrados para librar este combate y ganarlo.

Entre los fieles, se oye con frecuencia el estribillo de que el islam está en peligro. No sin sorpresa, el riesgo procede más de sus seguidores que de sus detractores. La verdadera amenaza son los musulmanes que no comprenden que su creencia, como cualquier otra, es por definición una posibilidad de mantener un diálogo y de inventar y mejorar una comunidad moral entre los seres humanos. Todos aquellos que creen en las enseñanzas fundamentales del islam sobre paz y no violencia tienen la responsabilidad de contrarrestar la corriente de pensamiento que, tanto en Occidente como en Oriente, identifica esta doctrina como la fe de los terroristas. Al mismo tiempo, deben perseguir vías de diálogo no violentas y democráticas. Este esfuerzo podría ser el inicio de un doble proceso de "pacificación" y "creación de opinión", del que inevitablemente derivaría un orden muy distinto en las relaciones entre el islam y las demás religiones. El mero hecho de comprender e interpretar el proceso en sí puede provocar una profunda transformación en la conciencia de los musulmanes.

Memorándum FP. URGENTE: Cómo ser un

CHOQUE DE INTOLERANCIAS
A pesar de lo que suele creerse, el futuro del islam no está sólo en manos de los políticos y los dirigentes islámicos, sino también en las de todos los fieles, que deben aprender a fomentar la reconciliación y promover el diálogo con otras comunidades religiosas. Por consiguiente, todos los musulmanes, y no sólo los moderados, se encuentran ante una prueba crucial para determinar si son capaces de superar el choque de intolerancias.

Históricamente, los dos puntos fuertes del islam han sido su talento innato para desarrollarse como religión a lo largo del tiempo y su capacidad de extraer elementos de otras fuentes y añadirlos a los propios. Se ha mantenido suficientemente fuerte como para evitar quedar sumergido por corrientes externas, pero también ha mostrado la prudencia de no aislarse de ellas, por lo que en su evolución ha habido una síntesis continua; los numerosos cambios políticos han tenido escasa influencia en el crecimiento de lo que es una cultura muy variada, pero una esencia única. No hay que olvidar que el islam también es el espíritu de Córdoba que creó un espacio de diálogo trilateral entre judíos, cristianos y mahometanos. Merece la pena revivir hoy, cuando hablamos de conversación interconfesional y aprendizaje intercultural, la energía y el vigor que engendró la ciudad en esa parte del mundo y, posteriormente, en toda Europa.

Lo que se necesita hoy en el mundo islámico es un proceso de diálogo, no sólo como intercambio de ideas y experiencias con otras culturas, sino también como instrumento que permita a los creyentes reinventar sus mundos interiores y transformar su espacio para convivir con diferentes sistemas de ideas y valores. Este espaldarazo al pluralismo podría ayudar a contener el monopolio que ejercen los islamistas radicales por encima de otras formas e interpretaciones de los textos mahometanos. Es importante reconocer la diversidad existente en el islam y, al mismo tiempo, mostrar capacidad de reacción y responsabilidad respecto a otros discursos religiosos y no religiosos. Sería una labor de empatía que, desde luego, ayudaría a los musulmanes a redefinir el islam en relación con los principios de la mutua comprensión y el respeto a las diferencias.

Memorándum FP. URGENTE: Cómo ser un

RESISTENCIA PACÍFICA
Gandhi solía decir que el destino humano avanza sin cesar hacia la no violencia. De hecho, la trayectoria de los místicos islámicos o de pensadores contemporáneos como el afgano Khan Abdul Ghaffar Khan, creador del primer ejército musulmán no violento para liberar a su pueblo del dominio británico, desvela, al menos, tres hechos. En primer lugar, enseña al mundo que el islam puede ofrecer una solución pacífica a los problemas sociales. Segundo, proporciona un sistema de valores y un modelo de experiencias en torno al que puedan unirse activistas sociales y estudiosos, musulmanes y no musulmanes, para explorar juntos alternativas a la violencia global en la época actual. Tercero, ayuda a los creyentes a superar un difícil reto: cómo observar al otro, no desde la propia tradición religiosa islámica, sino desde una perspectiva interconfesional e intercultural, lo que significa entablar un diálogo con las demás tradiciones y corrientes de pensamiento y, sin embargo, mantenerse firme en las suyas.

Quizá sea ésa la auténtica prueba del diálogo y el encuentro, en la que la tolerancia y la no violencia musulmanas se enfrentarían a la realidad. El futuro nos deparará, sin duda, un mayor diálogo interconfesional. Por tanto, ser hoy musulmán es entender que, volviendo a George Bernard Shaw, "somos miembros unos de otros, así que no podemos herir ni ayudar a [nuestro] vecino sin herirnos o ayudarnos [a nosotros mismos]".

Memorándum FP. URGENTE: Cómo ser un

Ramin Jahanbegloo es filósofo y escritor iraní. Tras su detención y encarcelamiento por el Gobierno de Teherán durante 122 días, en régimen de aislamiento, en la actualidad reside en India.