Diez razones por las que la política exterior de Obama no es un éxito.

Olivier Morin/AFP/Getty Images
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1. Cambio climático

Fue un tema importante en la campaña de Obama en 2008 y durante su primer año hizo gala de asistir a la cumbre de Copenhague. Pero luego no consiguió que se aprobara la ley sobre energía y ahora ha abandonado casi por completo un tema del que puede depender el futuro de la civilización. Una perspectiva poco prometedora si uno vive en una zona costera.

2. Israel – Palestina

Este es un asunto en el que la Administración de Obama la ha fastidiado del todo. De hecho, es posible que incluso haya empeorado mucho las cosas y haya contribuido a acelerar el momento de declarar que la solución de dos Estados –que se supone que es su objetivo—es imposible. Dado que los nuevos gobiernos árabes, en los años venideros, van a ser más sensibles a los sentimientos populares, esta situación perjudica cada vez más la posición de EE UU en la región. Es posible discutir sin fin sobre quién tiene la culpa de este fracaso, pero no hay duda de que es un fracaso.

3. Irán

AFP/Getty Images
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También aquí, Obama comenzó con varios gestos llamativos, pero la política estadounidense regresó enseguida al statu quo del segundo mandato de Bush: intensificar las sanciones y exigir que Irán cumpla las demandas de Estados Unidos como requisito previo para avanzar en todos los demás aspectos. El caos interno y las profundas suspicacias iraníes han hecho que una tarea difícil fuera aún más complicada, pero lo importante es que Obama no ha mejorado las relaciones entre los dos países, no ha detenido su programa de enriquecimiento nuclear, ni ha convencido a otras potencias importantes (como China) de que apoyen su postura de forma sistemática. Tampoco ha intentado buscar otras ideas y probar estrategias originales, a pesar de que la que se ha seguido hasta ahora lleva por lo menos una década de fracasos.

4. Afganistán

Aquí todavía podemos esperar un pequeño milagro, pero la OTAN ha perdido las ganas de luchar y es cada vez más evidente que Estados Unidos y sus aliados no van a poder determinar el futuro político del país. La escalada decidida por Obama en 2009 sirvió quizá para crear una cortina de humo que tapó la falta de progresos y que permitirá, desde el punto de vista político, retirarse del país en un par de años más, pero para entonces se habrán gastado varios cientos de miles de millones más de dólares y las vidas de casi 2.000 soldados estadounidenses, sin que por ello se consiga dar al conflicto el final deseado.

5. Pakistán

Mark Wilson/ AFP/Getty Images
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Mientras tanto, la relación con Pakistán ha ido de mal en peor. Afganistán, en gran parte, carece de importancia estratégica, pero Pakistán tiene armas nucleares, es un semillero de antiamericanismo y está plagado de inestabilidad política. Gestionar esa relación es muchísimo más importante que discutir quién va a gobernar Libia, y la Administración de Obama no lo ha hecho nada bien. La muerte de Osama bin Laden fue un triunfo, sin duda, pero no servirá de consuelo si Islamabad se va a pique.

6. Irak

A la hora de la verdad, Irak es una derrota. El principal culpable es George W. Bush, por supuesto, pero Obama no ha conseguido ni siquiera los modestos objetivos que se había propuesto. A las autoridades estadounidenses les preocupa profundamente qué pasará tras la retirada del país y también les inquieta a los aliados de EE UU en el Golfo Pérsico. Ese fue el motivo de que la Administración deseara mantener una mayor presencia allí, pero no consiguió convencer al Gobierno iraquí para que concediera inmunidad a los soldados estadounidenses. Los iraquíes están en su derecho, desde luego, pero el caso es que no se están logrando los resultados esperados.

7. Libia

Michael Gottschalk/AFP/Getty Images
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Nadie llora la caída ni la muerte de Muamar el Gadafi y Estados Unidos puede estar satisfecho de que se ha conseguido sin derramar una sola gota de sangre estadounidense. Pero, después del momento de “Misión cumplida” en 2003 a propósito de Irak, ¿no hemos aprendido los peligros de proclamar la victoria de forma prematura? Confiemos todo lo que queramos en que la revolución libia va a ser capaz de hacer realidad sus esperanzas y evitar los peligros que acechan, pero la verdad es que es demasiado pronto para empezar a presumir de la operación y a considerarla el modelo para futuras intervenciones. Y, si Libia fracasa, el entusiasmo por la “Doctrina Obama” se desvanecerá más deprisa que una acuarela bajo el sol libio.

8. Corea del Norte

En 2009, Obama hizo de Corea del Norte una prioridad e incluso nombró a uno de sus enviados especiales para que se hiciera cargo del tema. Desde entonces, no solo ha habido escasos avances diplomáticos sino que, el año pasado, el país asiático emprendió uno de sus ocasionales episodios beligerantes al hundir un buque y bombardear una isla de Corea del Sur. El programa nuclear de Pyongyang sigue adelante sin que nadie lo controle y China continúa dando protección diplomática a los norcoreanos. Estos hechos han contribuido a reforzar la relación de Estados Unidos con su aliado surcoreano, pero, respecto al difícil régimen del Norte, el presidente estadounidense lo ha hecho tan mal como sus predecesores.

9. La economía mundial

Spencer Platt/AFP/Getty Images
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No solo Obama no ha conseguido redinamizar la economía nacional, sino que Estados Unidos ha hecho muy poco por ayudar al resto del mundo a salir de la crisis actual. Se ha avanzado poco en la liberalización del comercio y los dirigentes europeos han ignorado constantemente los consejos de Washington sobre sus problemas fiscales y financieros. Los acuerdos comerciales bilaterales como el pacto reciente con Corea del Sur sirven para consolidar las relaciones políticas, pero tienen escasa repercusión económica. Obama no tiene toda la culpa, pero tampoco hay gran cosa de la que pueda enorgullecerse.

10. La posición de Estados Unidos

No cabe duda de que Obama ha recuperado la imagen de Estados Unidos tras el hundimiento de la época de Bush, pero la verdad es que no podía ir a peor. Aunque el porcentaje de gente con una opinión favorable de EE UU ha aumentado en casi todas partes, salvo Oriente Medio, es más importante el hecho de que cada vez son menos los que se fían de las opiniones del Tío Sam. Los países asiáticos siguen deseando la protección estadounidense frente a una China en ascenso (por los viejos motivos de equilibrio de poder), ¿pero hay alguien que respete sus opiniones sobre los derechos humanos después de Gitmo, Abu Graíb y el recurso creciente a ataques con aviones no tripulados?, ¿Quién quiere seguir el ejemplo de Washington a la hora de dirigir una economía o regular el sector financiero? La democracia estadounidense solía suscitar admiración, pero hoy ni siquiera los propios ciudadanos están muy satisfechos con el funcionamiento de las instituciones políticas. Obama es mucho más popular en el extranjero de lo que lo era Bush, pero las clamorosas esperanzas que despertó su elección (y que le granjearon un Premio Nobel por adelantado) se han ido al traste y su carisma se ha apagado. Quizá se le puede dar un aprobado, pero ni mucho menos un sobresaliente.