La información fidedigna y de calidad es la clave para que las autoridades y la sociedad puedan comenzar a combatir la violencia y la criminalidad de manera eficaz.

En las últimas dos décadas México ha captado la atención internacional debido a los altos índices de delitos violentos como secuestros, extorsiones, lesiones violentas, homicidios y feminicidios. Una muestra de ello es que durante dicho periodo varias urbes mexicanas han sido incluidas en la lista de las ciudades con las mayores tasas de homicidio por cada 100.000 habitantes, posicionándolas como algunas de las más violentas del mundo.

Sin embargo, el fenómeno de la violencia va más allá del número de homicidios, incluye acciones menos reconocidas y visibles que incluye desde la violación de derechos humanos, la abierta agresión del Estado hacia sus ciudadanos −ejemplos son las desapariciones forzadas, la falta de acceso a la justicia y las asimetrías que en esta materia se manifiestan por juicios justos, las agresiones dirigidas a reprimir la libertad de expresión −, hasta las agresiones y violencia de privados que pueden ser en el espacio público o en la intimidad del hogar.

Sin lugar a dudas, medir la violencia es un ejercicio complejo pero necesario. Esto se debe a que difícilmente se puede combatir algo que se desconoce como fenómeno y del cual se carecen de indicadores precisos para medir los avances y retrocesos. Desde esta perspectiva, hay que tener presente que los indicadores permiten medir y evaluar los esfuerzos que se llevan a cabo frente a las problemáticas que se presentan. Por ende, si no contamos con medidores precisos y fiables no podemos analizar exhaustivamente cuánto y cómo hemos avanzado en pacificar la realidad social.

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La base para que los indicadores sean fiables es que estos se nutran de información fidedigna y homogénea, pues sin ésta solo se obtiene una fotografía imprecisa o abiertamente falsa de lo que sucede cotidianamente. Desde esta perspectiva, el compromiso para mejorar los índices de violencia deben pasar por un trabajo sólido para desarrollar sistemas que fortalezcan la denuncia ciudadana, la transparencia y la rendición de cuentas.

No importa el cristal con el que se mire, la información fidedigna es de utilidad para la sociedad y la autoridad. Simplemente recordemos que si contamos con información útil para entender las problemáticas sociales, el comportamiento delictivo y la violencia podemos desarrollar distintas acciones sociales para enfrentarlos o para protegernos. Este es el caso de la creación de comités vecinales que coadyuvan para una mejor protección de los hogares; la identificación estratégica de rutas y horarios seguros para transportar mercancías o para establecer negocios por parte de los comerciantes; la toma de decisiones para las inversiones de los empresarios para evitar riesgos de diversa índole; la elección de rutas para ir a la escuela o al trabajo, así como de lugares para salir de noche y de parques para pasear perros; entre otras tantas acciones. Lo anteriormente descrito evidencia que las personas que están informadas son más propensas a protegerse a sí mismos, a sus familias y ...