
Conflictos armados, catástrofes naturales, pandemias, crisis migratorias y todo tipo de emergencias complejas hacen que la cooperación y la ayuda humanitaria tengan cada vez más significado
El recientemente presentado Informe de Desarrollo Humano no puede ser más preocupante al indicar que el desarrollo humano ha retrocedido a niveles de 2016, poniendo en riesgo los avances que se habían producido en algunos países en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). El sugerente título, “Tiempos inciertos, vidas inestables: configurar nuestro futuro en un mundo en transformación”, evoca cómo millones de personas en el mundo están sufriendo las graves consecuencias derivadas de múltiples crisis que han sucedido en los últimos años. Ciertamente, los dos últimos años, correspondientes a la pandemia, han sido devastadores para el desarrollo mundial y han supuesto un retroceso superior al observado tras la crisis financiera global de 2008. La COVID-19, los efectos del cambio climático, la guerra en Ucrania y todas las consecuencias e interconexiones derivadas de estos hechos demuestran que el desarrollo puede ser transitorio.
Como si se tratara de un juego de parchís en el que se puede retroceder algunas casillas hemos visto que países ricos ya no lo son tanto y que los países en desarrollo han sido impactados enormemente por la COVID, perdiéndose cientos de vidas humanas, de empleos o de años de escolaridad. El análisis apunta a que más del 90% de los países han registrado un retroceso en los niveles de desarrollo, lo que significa que la mayoría de los habitantes del planeta han sido de una u otra forma afectados negativamente por las crisis recurrentes. Desde un agricultor en América Latina a un empresario europeo han sufrido la pandemia, aunque de manera desigualdad porque hasta en periodos de cambios quedan patentes los desequilibrios, como hemos visto en el acceso a las vacunas de COVID-19.
Incertidumbre, inestabilidad y transformación son tres palabras, incluidas estratégicamente en el título del informe, que reflejan los tiempos en los que vivimos. En este escenario internacional en el que los retos globales nos abruman cabe preguntarse por el papel que puede desempeñar la cooperación al desarrollo y la ayuda humanitaria, así como si sigue siendo viable la actual hoja de ruta compuesta por la Agenda 2030 y el cumplimento de los ODS.
La respuesta a la posición de la cooperación en esta coyuntura podemos encontrarla en palabras como la del presidente de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja, Francesco Rocca, que apuntó: “yo no recuerdo un periodo con unos desafíos tan enormes para los trabajadores humanitarios. Salimos de dos años de covid; con catástrofes como las inundaciones en Pakistán. En Siria hay seis millones de personas que carecen de todo. Persisten guerras como las de Yemen y Tigray (Etiopía) y, por supuesto, Ucrania. ...
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