Levantando el espíritu de Asia: el vino despega en Japón y China.

Levantando el espíritu de Asia:
el vino despega en Japón y China.

¿Qué va mejor con el pollo Kung Pao: un Burdeos o un Chianti? No es una pregunta infrecuente en estos días para los asiáticos. Una vez adoptadas la Coca- Cola y la Pepsi, Asia está desarrollando un nuevo gusto por la bebida occidental más esnob: el vino. Denis Gastin, crítico australiano y reputado especialista en esta región, dice que las últimas generaciones se han hecho muy adeptas: "En los países más ricos, los jóvenes en general lo ven como parte de ser internacional y muchos descubren la cultura del vino mientras estudian o trabajan en el extranjero".

Japón lidera esta moda, seguido por Hong Kong y Singapur, y China los está alcanzando. Según el Shanghai Daily, las importaciones de caldos subieron un 91% en los tres primeros trimestres de 2006. En China hay unas quinientas bodegas. Sus viñedos (más de la mitad de ellos plantados con la variedad cabernet sauvignon) han crecido tan rápido que han convertido al gigante asiático en uno de los 10 mayores productores por superficie. La industria vinícola europea no está despreciando al mercado chino. En 2006, las exportaciones de vinos franceses a ese país alcanzaron los cien millones de dólares (unos ochenta millones de euros) y muchas empresas galas se han asociado con bodegas chinas. Italia está vendiendo de forma agresiva sus caldos en China y también compra sus cosechas. En 2005, el productor italiano Illva Saronno Group compró un 33% del capital de ChangYu, el mayor y más antiguo productor chino.

Aunque los vinos asiáticos son inferiores a los occidentales, la calidad está mejorando. Algunos incluso se exportan al resto del planeta, si bien el destino de la mayoría son las cartas de los restaurantes étnicos. Así que, ¿qué va mejor con el pollo Kung Pao? Quizá una bonita copa de Dragon Seal Cabernet Sauvignon.

Levantando el espíritu de Asia: el vino despega en Japón y China.

Levantando el espíritu de Asia:
el vino despega en Japón y China.

Qué va mejor con el pollo Kung Pao: un Burdeos o un Chianti? No es una pregunta infrecuente en estos días para los asiáticos. Una vez adoptadas la Coca- Cola y la Pepsi, Asia está desarrollando un nuevo gusto por la bebida occidental más esnob: el vino. Denis Gastin, crítico australiano y reputado especialista en esta región, dice que las últimas generaciones se han hecho muy adeptas: "En los países más ricos, los jóvenes en general lo ven como parte de ser internacional y muchos descubren la cultura del vino mientras estudian o trabajan en el extranjero".

Japón lidera esta moda, seguido por Hong Kong y Singapur, y China los está alcanzando. Según el Shanghai Daily, las importaciones de caldos subieron un 91% en los tres primeros trimestres de 2006. En China hay unas quinientas bodegas. Sus viñedos (más de la mitad de ellos plantados con la variedad cabernet sauvignon) han crecido tan rápido que han convertido al gigante asiático en uno de los 10 mayores productores por superficie. La industria vinícola europea no está despreciando al mercado chino. En 2006, las exportaciones de vinos franceses a ese país alcanzaron los cien millones de dólares (unos ochenta millones de euros) y muchas empresas galas se han asociado con bodegas chinas. Italia está vendiendo de forma agresiva sus caldos en China y también compra sus cosechas. En 2005, el productor italiano Illva Saronno Group compró un 33% del capital de ChangYu, el mayor y más antiguo productor chino.

Aunque los vinos asiáticos son inferiores a los occidentales, la calidad está mejorando. Algunos incluso se exportan al resto del planeta, si bien el destino de la mayoría son las cartas de los restaurantes étnicos. Así que, ¿qué va mejor con el pollo Kung Pao? Quizá una bonita copa de Dragon Seal Cabernet Sauvignon. —Jim Clarke