Privilegio: un asiento en la ONU cuesta 50 millones de dólares.
Privilegio: un asiento en la ONU cuesta 50 millones de dólares.

 

¿Qué vale un asiento en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para un país
en desarrollo? Hasta 50 millones de dólares, según dos economistas de la Universidad de Harvard. En un estudio que acaba de publicarse en el Journal of Political Economy, Ilyana Kuziemko y Eric Werker muestran cómo los 10 miembros no permanentes de este órgano reciben ayuda extranjera suplementaria durante el periodo rotatorio de dos años. Por término medio, pueden aspirar a una subida del 59% de la ayuda estadounidense y a un más modesto 9% procedente de la propia ONU. Aquellos suficientemente afortunados como para sentarse en este organismo durante una crisis, por ejemplo la guerra en Irak, reciben incluso más generosidad.

Una temporada en el Consejo de Seguridad da a los más pobres la rara oportunidad de jugar a la alta política. Las consultas al Consejo sobre cuestiones urgentes como los programas nucleares de Irán y Corea del Norte "dan a los miembros no permanentes una importancia que en condiciones normales no tendrían", asegura Victor Bulmer-Thomas, director del prestigioso think tank británico Chatham House. Esa importancia se traduce en un incesante cortejo por parte de las grandes potencias. Según el estudio, la mayoría de los fondos extra proceden de Estados Unidos, en especial de Unicef, la agencia de Naciones Unidas donde más presencia tiene Washington. Ambos han declinado hacer comentarios sobre el informe.

Con numerosas crisis internacionales en plena ebullición, las elecciones de este otoño de los miembros no permanentes serán muy reñidas.

Privilegio: un asiento en la ONU cuesta 50 millones de dólares.
Privilegio: un asiento en la ONU cuesta 50 millones de dólares.

 

Qué vale un asiento en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para un país
en desarrollo? Hasta 50 millones de dólares, según dos economistas de la Universidad de Harvard. En un estudio que acaba de publicarse en el Journal of Political Economy, Ilyana Kuziemko y Eric Werker muestran cómo los 10 miembros no permanentes de este órgano reciben ayuda extranjera suplementaria durante el periodo rotatorio de dos años. Por término medio, pueden aspirar a una subida del 59% de la ayuda estadounidense y a un más modesto 9% procedente de la propia ONU. Aquellos suficientemente afortunados como para sentarse en este organismo durante una crisis, por ejemplo la guerra en Irak, reciben incluso más generosidad.

Una temporada en el Consejo de Seguridad da a los más pobres la rara oportunidad de jugar a la alta política. Las consultas al Consejo sobre cuestiones urgentes como los programas nucleares de Irán y Corea del Norte "dan a los miembros no permanentes una importancia que en condiciones normales no tendrían", asegura Victor Bulmer-Thomas, director del prestigioso think tank británico Chatham House. Esa importancia se traduce en un incesante cortejo por parte de las grandes potencias. Según el estudio, la mayoría de los fondos extra proceden de Estados Unidos, en especial de Unicef, la agencia de Naciones Unidas donde más presencia tiene Washington. Ambos han declinado hacer comentarios sobre el informe.

Con numerosas crisis internacionales en plena ebullición, las elecciones de este otoño de los miembros no permanentes serán muy reñidas. —Ryan Gawn