Anexiones, fracturas étnicas y religiosas, competencia por recursos escasos… ¿Qué Estados pueden desmembrarse y por qué?

 

Irak




Un soldado de los 'peshmerga' kurdos con una bandera en la ciudad de Kirkuk, Irak. Spencer Platt/Getty Images
Un soldado de los 'peshmerga' kurdos con una bandera en la ciudad de Kirkuk, Irak. Spencer Platt/Getty Images


Después de años de conflicto y sangrías religiosas, Irak es probablemente uno de los países que más cerca están de romperse. De hecho, aunque sólo sea de facto y de forma seguramente reversible, la ruptura territorial ya se ha producido. Los extremistas suníes del Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS) no sólo han ido conquistando territorios clave, sino que además han dado un barniz pretendidamente oficial a sus conquistas con la proclamación de un Califato en los territorios que dominan. El avance de ISIS y la impotencia de las Fuerzas Armadas iraquíes han alentado las brasas independentistas de los kurdos; su gobierno semiautónomo tomó recientemente el control de la ciudad de Kirkuk, que podría convertirse en la futura capital de un Estado kurdo. El poderío de ISIS también ha provocado el máximo recelo entre la mayoría chií, archienemiga de los suníes extremistas que han erigido el Califato.

En un escenario hipotético pero cada vez más cercano, Irak podría quedar dividido en una zona kurda, otra suní y otra chií. La perspectiva sin duda disgusta al primer ministro Nuri Al Maliki, cuya política beneficia deliberadamente a la mayoría chií y ha inflamado el odio sectario. Pero hay quienes podrían contemplar esta posibilidad con mejores ojos: se rumorea que algunos miembros de la Administración estadounidense ven la posibilidad de una Irak fragmentada en tres territorios autónomos, a la manera de la actual Bosnia-Herzegovina, como la mejor forma de poner fin a la carnicería cotidiana. El propio vicepresidente Joe Biden defendió, en su época de senador, una fórmula federal para convertir los odios sectarios iraquíes en un territorio gobernable.

 

Siria


Entre las múltiples consecuencias de la guerra en Siria se encuentra la posibilidad de que el país se divida, como la vecina Irak, en tres entes autónomos en función de la afiliación religiosa. De esta forma, las ruinas del otrora centralizado Estado quedarían fragmentadas. Por un lado, habría una zona dominada por los alauies, la fe a la que se adscribe el clan de Bachar Al Assad, y al que podían unirse los cristianos, los chiíes y otros credos que se ven amenazados por los rebeldes. Alentados por la potencial proclamación de un Kurdistán en Irak, los kurdos sirios podrían unir su territorio a esa nueva entidad. Por su parte, la mayoría suní, en el improbable caso de que consiga superar sus diferencias, conformaría una administración propia.

La desintegración del país ha ido avanzando fase a fase desde el comienzo de la guerra civil. En los primeros compases del conflicto, Siria quedó efectivamente dividida entre los rebeldes y los partidarios de Al Assad. Más adelante, comenzaron a bosquejarse las tres entidades: la alauí pro Al Assad, la suní y la kurda. La fase más ...