Personas con mascarillas en las calles de Puebla, México, el 19 de agosto de 2021, ante el aumento de casos de coronavirus por la variante Delta. (Foto de Diego Cupolo/NurPhoto vía Getty Images)

La pandemia ha puesto de manifiesto que la forma de gobernar los países es muy importante. Los fallos de gobernanza no son conceptos abstractos: pueden provocar pérdidas humanas devastadoras. En muchos países estamos viendo cómo un liderazgo deficiente, la corrupción o la mala gestión conducen a crisis económicas y políticas. Es hora de hacer frente a esta crisis de gobernanza y a la amenaza a la dignidad humana.

 

Una realidad preocupante

El Centro de Gobernanza de Oslo (OGC, por sus siglas en inglés) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y Southern Voice, una red de grupos de reflexión del Sur Global, han realizado un estudio sobre cómo la pandemia del COVID-19 ha afectado a los sistemas de gobernanza en todo el mundo. El estudio se presentó en la conferencia mundial Power Politics and Peace[Políticas de poder y paz] el 31 de mayo en Oslo. Los hallazgos son claros…y perturbadores.

En África, la mayoría de los países siguen estancados o están retrocediendo en el progreso hacia el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 16 sobre paz, justicia e instituciones sólidas. El COVID-19 puede desbaratar por completo los modestos avances logrados en los últimos años en estos temas. Puede incluso hundir los resultados en los países en los que el progreso se ha estancado o se ha revertido.

En Asia, las Naciones Unidas informan de que casi todos los indicadores de la región no van por buen camino para alcanzar los indicadores del ODS 16. Se necesitan mejores datos para comprender las tendencias del acceso a la justicia, así como la situación de los defensores y defensoras de los derechos humanos y los periodistas en la región, especialmente cuando los procesos democráticos están amenazados.

La pandemia se ha convertido en una crisis humanitaria con millones de muertos y sufrimiento. Ha provocado emergencias económicas en cientos de millones de hogares. Ha creado angustia social y enormes presiones sobre los sistemas de prestación de servicios públicos. Sin embargo, la pandemia también ha creado oportunidades para algunos, incluidos los gobiernos. Constatamos que la crisis sanitaria y sus consecuencias han sido instrumentalizadas por algunos gobiernos. Aprovecharon para consolidar injustificadamente el poder y limitar el espacio democrático. Tres hallazgos del informe son especialmente preocupantes.

 

Poder sin control y reducción del espacio cívico

En primer lugar, la pandemia se ha utilizado como excusa para abusar del poder estatal y restringir el espacio cívico. Las políticas de COVID han acelerado las tendencias autoritarias que existían antes de la pandemia. Se emplearon para socavar la disidencia, atacar a los defensores y defensoras de los derechos humanos y a los medios de comunicación. También se usó para erosionar las instituciones de control, incluyendo el poder judicial y las instituciones legislativas. Aunque los Estados tienen la responsabilidad de ejercer sus poderes para gestionar las crisis, el informe descubrió que, en todas las regiones del mundo, algunos Estados utilizaron las leyes de emergencia para cerrar activamente el espacio cívico y dejar a la población fuera de los procesos democráticos legítimos.

En segundo lugar, la pandemia ha aumentado la exclusión social con importantes consecuencias políticas. Las desigualdades y la exclusión social han crecido en los dos últimos años. Esto se debe a las respuestas asimétricas a la pandemia del COVID-19. Tiene que ver en parte con las decisiones políticas que han privado de derechos a algunas comunidades, afectándolas de forma desproporcionada. Esto incluye las desigualdades en el acceso a los programas de protección social y a otros servicios sociales. También se ha facilitado la corrupción en todos los niveles y se ha fomentado la fragmentación política. En América Latina, Asia y África, los movimientos de protesta han exigido la rendición de cuentas y un cambio político. Esto porque los gobiernos han sido incapaces de responder adecuadamente a las múltiples crisis sanitarias, económicas y sociales que se entrecruzan.

Por último, las consecuencias de la pandemia del aumento de la desigualdad y la pobreza pueden ser causas fundamentales de futuros conflictos. Nuestra investigación muestra que se han producido retrocesos en todos los objetivos relacionados con la paz, la justicia y la inclusión. Aunque en algunos casos hay signos de resiliencia dentro de las comunidades y cierta reducción de la violencia, el nivel de desconfianza en los gobiernos es muy alto. Esto puede llevar a disturbios sociales. Sigue siendo un posible factor de conflicto en el futuro, ya que algunas comunidades pueden verse afectadas de forma desproporcionada por la pandemia, y el gobierno no es capaz de responder a las prioridades de esas comunidades.

 

Un llamamiento a la acción

El daño a nuestros sistemas de gobernanza no es irreparable. Si hay voluntad política, podemos aprender de esta experiencia. Aún podemos encontrar formas de construir sistemas de gobernanza más inclusivos y responsables.

El informe proporciona consejos a los responsables políticos y a la sociedad civil, basados en experiencias de todos los continentes. Nos muestra que, en varios países de América Latina, muchas instituciones democráticas consiguieron hacer frente a los excesos del Ejecutivo. Es fundamental contar con instituciones sólidas e independientes para resistir a las fuerzas autoritarias. La creación de instituciones, basada en los principios de inclusión, responsabilidad y eficacia, debe ser, por tanto, una piedra angular de los esfuerzos de recuperación, sobre todo para garantizar el acceso de las poblaciones marginadas a la prestación de servicios públicos.

Además, según el informe, la digitalización puede traer oportunidades. Puede equilibrar el terreno y aumentar el acceso a plataformas de participación, información y servicios.

La inversión en cohesión social y la creación de confianza a través de plataformas de diálogo y debate pueden ser fundamentales para superar la polarización y la difusión de información falsa en muchos contextos.

A medida que salimos de la crisis sanitaria del COVID-19, las repercusiones económicas y políticas de la pandemia siguen resonando en todo el mundo. Vemos una falta de confianza en los gobiernos y las élites políticas. Desde el nivel local, nacional hasta el mundial, estamos asistiendo a una renegociación sobre el equilibrio del poder. Es más importante que nunca que invirtamos en instituciones democráticas y en una gobernanza responsable.

El informe "COVID-19 and the Crisis of Governance” [El COVID-19 y la crisis de la gobernanza] se presentó en la conferencia del Centro de Gobernanza del PNUD en Oslo el 31 de mayo 2022.  Encuentre más información aquí.