Paraguay
Un hombre lee un periódico con los resultados de las elecciones presidenciales en Paraguay. (Norberto Duarte/AFP/Getty Images)

Gobernabilidad y transparencia son los grandes desafíos a los que se enfrenta Paraguay tras las elecciones presidenciales.

Nunca desde la época de la transición había habido unas elecciones tan reñidas en Paraguay. Tan solo unos 94.000 votos separan al nuevo presidente, Mario Abdo Benítez, del Partido Colorado, de su antagonista Efraín Alegre, del Partido Liberal Radical Auténtico. Por primera vez en la historia reciente de este país suramericano, la diferencia entre los principales candidatos se sitúa en un 3,7%, muy por debajo del triunfo arrollador pronosticado por todos los sondeos de opinión en las semanas anteriores a los comicios y en el mismo día de las votaciones.

“Me comprometo a ser factor de unión del Paraguay”, dijo Mario Abdo en su primer discurso oficial, tras conocer su victoria. No le queda otra opción. Los resultados electorales arrojan una frágil mayoría en el Congreso, más fragmentado que nunca. El Partido Colorado perdió tres escaños en el Senado y con los 17 obtenidos no cuenta con una mayoría absoluta. En otras palabras, el nuevo mandatario de Paraguay tendrá que hacer alianzas estratégicas para asegurar la gobernabilidad.

“La tarea principal de Abdo a partir de ahora va a estar en el Congreso Nacional. En la Cámara de Senadores tendrá que construir y sostener la unidad dentro del Partido Colorado, teniendo como principal interlocutor al actual presidente del país, Horacio Cartes”, señala el politólogo Guzmán Ibarra. Cabe recordar que Abdo y Cartes se enfrentaron en diciembre del año pasado en las elecciones primarias para decidir quién sería el sucesor.

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Mario Abdo Benítez tras conocer los resultados electorales que le alzan como presidente en Paraguay. (Eitan Abramovich/AFP/Getty Images)

Mario Abdo, un político de 46 años que es hijo del que fuera el secretario personal del dictador Alfredo Stroessner (en el poder desde 1954 hasta 1989), consiguió imponerse al exministro de Hacienda Santiago Peña, respaldado por Cartes, quien a partir de agosto pasará a asumir el cargo de presidente del Senado. Pocos días después de enfrentarse en las primarias, Cartes y Abdo mostraron unidad anunciando el llamado “abrazo colorado”, una forma de decir al electorado que la unión y la armonía reinaban de nuevo en el partido que ha gobernado Paraguay en los últimos 70 años, interrumpidos solo por el gobierno de izquierdas de Fernando Lugo.

“Abdo también deberá establecer coaliciones con otros partidos de la oposición o con facciones de estos partidos. Es una característica del Congreso de Paraguay. Hay varios partidos, pero en su interior cada partido tiene diferentes facciones. Por eso la construcción de estas alianzas no es un dato menor y será su principal tarea en los próximos meses”, explica Ibarra. “Hay que ver si le ayudará el hecho de que es el primer presidente de Paraguay que pasó por el Congreso. Queda por descubrir si en este tiempo [en que Abdo fue presidente del Senado entre 2015 y 2016] adquirió las habilidades necesarias para ...