Desde que en la Revolución Francesa las facciones rivales se colocaron en lados opuestos de una sala de reuniones, el significado político de los términos “izquierda” y “derecha” se ha mantenido prácticamente invariable. A los izquierdistas, sean de donde sean, les gustan los impuestos altos, las administraciones públicas grandes y los cambios sociales. Los derechistas prefieren impuestos bajos, administraciones pequeñas y libre mercado. Excepto cuando no es así.

Margit Tavits, de la Universidad de Washington, y Natalia Letki, de la Universidad de Varsovia, estudiaron a los partidos políticos de Europa del Este tras la caída del comunismo para un reciente artículo publicado en American Political Science Review, y descubrieron una curiosa inversión. Afirman que, en 13 de estos países, la izquierda se ha movido a la derecha, dejando claras sus credenciales democráticas y capitalistas mediante políticas que favorecen a los mercados, mientras los partidos de derechas han hecho lo contrario, aumentar el gasto para ganarse a los votantes indecisos.

¿Se trata de un fenómeno exclusivo de Europa del Este? No está claro, pero desde luego el estudio parece indicar que quizá izquierda y derecha ya no sean conceptos útiles. ¿Un evangélico de Arkansas como Mike Huckabee y una eurócrata de Berlín como Angela Merkel realmente son representantes de un mismo tipo de pensamiento político? ¿Los maoístas nepalíes ocupan simplemente una posición más extrema en la misma línea ideológica que el Nuevo Laborismo británico? Quizá deberíamos empezar a mirar en más de dos direcciones.