Una mujer recoge piedras en el Genocide Memorial Centre dos días antes de la ceremonia de conmemoración del genocidio en Kigali,
Ruanda. (Chip Somodevilla/Getty Images)

Cuatro países que muestran las implicaciones económicas a largo plazo de los conflictos armados y sus consecuencias.

El coste de la guerra en Siria

La guerra civil siria empezó en 2011, tras la revuelta de varias milicias en oposición al régimen de Bashar al Assad. El levantamiento contra el régimen formó parte de una cadena de complejos acontecimientos en Oriente Medio y el Norte de África, después de la Primavera Árabe.

Seis años después, la guerra civil ha causado la muerte de entre 250.000 y 470.000 personas y el desplazamiento de más de 11 millones, bien en el interior de Siria, bien como refugiados en otros países de la región o incluso más allá. Aunque no es posible cuantificar la tragedia humana de la guerra, sus consecuencias para la economía han sido devastadoras, con una caída del PIB del 53% entre 2011 y 2014.

La estimación del deterioro del PIB sirio debido al conflicto puede hacerse calculando sus trayectorias en la hipotética situación de que no hubiera habido guerra y comparándolas con lo que ha sucedido en la realidad. Con los datos reales de Penn World sobre el PIB de Siria y las estimaciones de crecimiento de este si no hubiera habido conflicto, hechas por el Syrian Centre for Policy and Research (SCPR), muestra la enorme discrepancia entre las dos situaciones. Las pérdidas económicas acumuladas ascienden a 240.000 millones de dólares en Paridad de Poder Adquisitivo (PPA), casi el 200% del PIB de Siria en 2011.

El PIB sirio se contrajo el 53% entre 2011 y 2014. La caída es aún mayor cuando se compara con la hipótesis de que no hubiera habido guerra y el país hubiera seguido experimentando un crecimiento similar al de antes de estallar el conflicto. Sin guerra, se supone que las tasas de crecimiento habrían sido de 6,1%, 5,4%, 5,5% y 4,9% para cada año entre 2011 y 2014. En 2008, 2009 y 2010 hubo unas tasas reales de crecimiento del PIB de 4%, 6% y 3%.

Además de las pérdidas económicas, la guerra civil ha anulado años de conquistas relacionadas con el desarrollo. En 2015, Siria descendió 29 puestos en el Índice de Desarrollo Humano y hoy figura en el grupo de países de menor desarrollo.

Entre 2010 y 2014, la esperanza de vida bajó de 69,7 años a 48,2 años para los hombres y de 72 años a 64,8 años para las mujeres.

Además, la guerra ha repercutido también de manera significativa en otros Estados de la región. Jordania y Líbano, que ya eran países fuertemente endeudados, acogen hoy casi a un millón de refugiados sirios. Eso ha agudizado sus déficit fiscales y se calcula que la tasa de pobreza ha aumentado considerablemente en ambos países. Sin embargo, la guerra de Siria no es la única razón del mal comportamiento económico de Jordania y Líbano. El aumento de la violencia en Irak también ha afectado a los dos vecinos.

El coste de la guerra en Liberia

En 1980, un golpe de Estado militar en Liberia llevo al poder al sargento Samuel Doe; al principio, contaba con el apoyo popular, por la esperanza de que el Ejército terminara con la represión política, económica y social. Pero el nuevo régimen no cumplió ninguna de esas ambiciones y la economía se contrajo a un ritmo medio del 1% anual entre 1980 y 1989. La primera guerra civil de Liberia, que empezó en 1989 y terminó en 1997 con el acuerdo de paz Abuja II, produjo una contracción aún mayor de la economía. Entre 1999 y 2003 volvió a librarse una guerra que obligó a desplazarse a un tercio de la población y provocó el desmoronamiento de las instituciones de Gobierno.

Las caídas acumuladas del PIB debidas a las dos guerras civiles fueron de 39.000 millones de dólares en PPA, equivalente a 10 veces el PIB de Liberia en 2014. Según estos mismos cálculos, se supone que, en la hipotética situación de que no hubiera habido guerra, el crecimiento del PIB habría sido equivalente a la media de los 25 años anteriores al conflicto.

La mayor contracción de la economía se produjo durante la primera guerra civil, cuando el PIB cayó el 150% entre 1990 y 1996. Aunque la economía se recuperó con la paz, la segunda e intensa oleada bélica causó otra contracción del 33%.

Al terminar ese conflicto, la recuperación se aceleró gracias al gran compromiso de los donantes extranjeros. Entre 2002 y 2015, los flujos de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) a Liberia se multiplicaron por 17, es decir, pasaron de 62 millones de dólares a 1.100 millones de dólares en términos constantes. Sin esa ayuda, la economía podría estar hoy incluso un 25% por debajo de su nivel real.

El caso de Liberia pone de relieve la relación recíproca entre guerra y comportamiento económico. La desaceleración de la actividad económica durante los 80 se debió sobre todo a la caída de los ingresos obtenidos con la explotación de los recursos naturales, en particular el hierro, y fue un precursor de la guerra.

Una vez que estalló la guerra, empeoró todavía más el comportamiento económico del país. No recobró la estabilidad hasta la intervención de la ONU en 2003, con el despliegue de 10.000 soldados de las fuerzas de paz y la implantación de programas de desarrollo y construcción de la paz después del conflicto. No obstante, los problemas económicos y sociales persisten y Liberia se encuentra aún en la lista de los más frágiles y afectados por la guerra.

El coste de la guerra en Sierra Leona

La guerra civil arrasó Sierra Leona entre 1991 y 2002, provocó la muerte de más de 50.000 personas y el desplazamiento de dos tercios de la población y destruyó las infraestructuras sociales y económicas. Además de las muertes y los desplazamientos, se cometieron actos de extrema violencia, y el secuestro de niños para utilizarlos como soldados ha dejado cicatrices duraderas en el país.

Las pérdidas totales de PIB durante esas dos décadas fueron de 113.000 millones de dólares en PPA, equivalente a más de siete veces el PIB de Sierra leona en 2014.

La economía se contrajo un 72% entre 1991 y 2000, y la recuperación real solo comenzó con el fin de la guerra y el despliegue de la misión de paz, la integración y el desarme. Desde entonces, Sierra Leona ha recibido grandes volúmenes de ayuda exterior para reconstruir su economía.

Aun así, Sierra Leona es todavía uno de los países menos desarrollados del mundo, en el puesto 179 de 188 en el Índice de Desarrollo Humano.

El coste de la guerra en Ruanda

El genocidio de 1994 en Ruanda causó la muerte de 800.000 personas y el desplazamiento de alrededor de tres millones en cuestión de meses. El genocidio y la guerra fueron consecuencia de problemas estructurales históricos dentro de la sociedad ruandesa, en especial las divisiones étnicas entre los hutus y los tutsis, que alimentaron los sentimientos de agravio entre unos grupos y otros. El resultado fue que, después de la guerra, Ruanda continuó sumida en un profundo nivel de pobreza y tensión social.

Entre 1989 y 1994, antes del genocidio, la economía de Ruanda se había contraído un 57%, en gran parte debido al derrumbe del mercado del café en 1989.

El coste económico del genocidio ruandés, en deterioro del PIB, ascendió a 120.000 millones de dólares en PPA, seis veces el PIB del país en 2014. La pérdida de PIB no refleja por sí sola toda la destrucción que dejó el genocidio. La población de Ruanda pasó de 7,1 millones a 5,5 millones, y la mortalidad de los niños menores de cinco años aumentó de 150 por cada 100.000 en 1990 a 209 por cada 100.000 en 1994. En el mismo periodo, la población inmunizada pasó del 83% al 25%, y la esperanza de vida bajó de 33,4 años a 31,5 años.

Pese a ello, Ruanda es un ejemplo asombroso de recuperación tras la guerra. El país alcanzó un crecimiento medio del PIB de casi 9% entre 1995 y 2015. El PIB per cápita, en PPA, aumentó de 533 dólares en 1995 a 1.810 dólares en 2014. Su posición en el Índice de Desarrollo Humano mejoró el 116% entre 1995 y 2015, gracias al aumento de la esperanza de vida, que pasó de 31,5 años a 64,7 años, y el promedio de años de escolarización, de 1,8 años a 3,8 años en ese periodo. Los esfuerzos para establecer la paz después del conflicto en Ruanda han servido de base para averiguar el coste unitario de la consolidación de la paz.

Uno de los elementos que contribuyó a esa recuperación fue el firme apoyo internacional, mediante las aportaciones de la Ayuda Oficial al Desarrollo. Los datos disponibles muestran que la AOD en Ruanda se multiplicó casi por 2 entre 2002 y 2015, de 462 millones de dólares a 1.108 millones de dólares en términos constantes. No obstante, Ruanda tiene todavía por delante numerosos obstáculos y puntos débiles. El progreso del país depende enormemente del liderazgo del partido gobernante y la continuidad de la paz lograda tras el genocidio.

 

Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia