Pasados 15 años de la Conferencia de Paz de Madrid para Oriente
Medio, ha llegado el momento de extirpar el enquistado conflicto entre palestinos
e israelíes, que no acepta más parches bilaterales. Una solución integral del
contencioso, avalada por la comunidad internacional, es el paso imprescindible
para lograr una región estable.


Oriente Medio, sumido en una de
sus crisis más peligrosas de los
últimos tiempos y atrapado en
una lucha trascendental entre las
fuerzas del cambio pacífico y quienes se dedican a
la política de la catástrofe, vuelve a pedir un gran
esfuerzo internacional de paz, antes de que nos veamos
todos arrastrados a la perdición colectiva. Lo
más positivo es que existen las condiciones necesarias
para resolver el conflicto árabe-israelí de acuerdo
con los términos plasmados en los principales planes
sobre la mesa: los parámetros de paz de Clinton
y la iniciativa panárabe. No deben desperdiciarse.

 











Conversaciones
contra la guerra:
arriba, Conferencia de Paz de 1991. A la derecha,
la reunión Madrid+15, el pasado enero.

 

Los acontecimientos de Líbano y Gaza no son independientes de los intereses
y la situación de Damasco y Teherán en Oriente Medio, ni de los miedos y los
objetivos de Israel. Irak posee su propia dinámica interna, pero, según el reciente
Informe Baker-Hamilton, EE UU está perdiendo la guerra por su obsesión
con la solución militar y su negativa a negociar con Irán y Siria. Todos los
actores, a su pesar, dependen unos de otros, en una relación compleja, por lo
que las respuestas deben ser globales. Y para subrayarlo, el pasado enero se
celebró en la capital española la reunión Madrid Quince Años Después (Madrid+15),
que agrupó a actuales y antiguos funcionarios con resonancia en sus sociedades
y ámbitos políticos. Como en la Conferencia de Paz de 1991, el concepto central
fue que la solución al conflicto árabeisraelí debe ser un pilar fundamental
en la búsqueda de un orden regional estable.

 

Cada vez más voces en todo el mundo piden una negociación internacional del
contencioso entre israelíes y palestinos. Hace unos meses, el Informe Baker-Hamilton
señaló la necesidad de reuniones similares a la de hace 15 años. Por otro lado,
aumentan los apoyos a la Iniciativa de la Liga Árabe de 2002, incluso en Israel,
y el ministro sirio de Exteriores, Walid al Mualem, ha declarado que las negociaciones
con Israel pueden comenzar sin condiciones, una apuesta por la paz que avaló
el presidente Bachar al Asad enviando a Madrid a dos representantes de alto
rango. La pérdida de confianza entre las partes y su absoluta incapacidad de
dar el más mínimo paso para acercarse –y mucho menos para respetar sus compromisos
sin la intervención de terceros– hacen del marco internacional la única vía
para salir de este peligroso estancamiento. El agotamiento de las conversaciones
bilaterales se debe también a las discrepancias entre los propios palestinos
y entre los israelíes. Lograr la paz ...