¿Hacia dónde va un sector? Desde cómo la carrera en el espacio se ha vuelto multipolar hasta la participación de las empresas privadas en negocios tales como el turismo espacial o la búsqueda de recursos naturales más allá del planeta Tierra.

 

“La conquista del espacio sigue siendo una carrera a dos, o a tres”


Ya no. También el espacio sigue la senda del multilateralismo emprendida por los focos de poder mundial. La Agencia Espacial estadounidense sigue siendo la más importante del mundo, pero la carrera espacial ya no es algo que se negocie (solamente) en los pasillos rusos y americanos. Esto se debe principalmente a dos razones: los recortes drásticos que han sufrido los programas espaciales de los actores clásicos (Estados Unidos y Rusia, pero también Europa) y la irrupción de los países emergentes, que han visto claras las oportunidades que brinda la inversión en el sector espacial tanto de cara al desarrollo tecnológico y económico como a su soberanía.

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En cuanto a la disminución de los presupuestos en las potencias tradicionales,  el director general de Deimos Space, Miguel Bello, apunta: “Cuando Estados Unidos llegó a la Luna invertía una cantidad brutal, un porcentaje muy importante de su PIB”. Tanto es así que a Bello no le “cabe ninguna duda de que, si se hubiera seguido a ese ritmo, ya habría estaciones en Marte”. Sin embargo, cuando fue evidente que EE UU ganó la carrera a la Unión Soviética, los presupuestos se redujeron enormemente, hasta el punto de que hoy –aunque sea temporalmente- Estados Unidos no tiene la capacidad de poner a un hombre en el espacio, algo que China y Rusia sí pueden hacer.

Para Javier Ventura-Traveset, portavoz de la ESA en España, a la aparición de Europa en este escenario, “que ahora es un actor clave en el sector (…), hay que añadir el papel de las nuevas agencias espaciales, las de China, Japón, India, Canadá o Brasil”, que “aumentan cada año sus presupuestos en relación a la actividad espacial”, ya que entienden el espacio no como un gasto, sino como una inversión. Estos países, además, utilizan su industria espacial para abastecer al mercado interno y proporcionar servicios básicos como la ayuda a la gestión sanitaria.

Más que la competición, además, es la colaboración la clave del funcionamiento del sector espacial, y prueba de ello es la misma ESA, de la que forman parte veinte países, la Estación Espacial Internacional o la cooperación entre las cinco grandes agencias espaciales: la NASA, la ESA, la rusa Roskosmos, la japonesa JAXA o la agencia espacial canadiense.

La competencia sigue existiendo, aunque de otra manera. Para el astronauta español Pedro Duque “la competición es económica, porque cuanto más dinero inviertas en el espacio mejor tecnología tendrás. E incluso cuando hacemos cooperación sigue habiendo una competencia por quién hace los desarrollos más importantes, los de mayor riesgo y mayor responsabilidad. Estoy seguro de que incluso si Naciones Unidas liderasen un ...