A unos días de las primeras elecciones democráticas de los últimos 30 años, Egipto se prepara para comprobar si la amenaza augurada por Mubarak sobre los barbudos islamistas se materializa en las urnas.









hermanos musulmanes

AFP/Gettyimages

Están preparados para gobernar en Egipto

Muy frágilmente. Aunque son los mejor preparados para ganar las elecciones, gracias a un trabajo de labor social que les ha permitido estar fuertemente integrados en los grupos estudiantiles, así como en los sindicatos, no es lo mismo hacer oposición que ofrecer alternativas políticas. De hecho, los Hermanos Musulmanes han manifestado su intención de no presentar ningún candidato a las elecciones presidenciales. Sí lo hará Abdel Moneim Abu el Futuh, un miembro importante de la hermandad más cercano a las posiciones centristas, que dejó la cofradía suscitando grandes críticas. Lo que parece seguro es que la Libertad y la Justicia y todos los hermanos que se presentan como independientes obtendrán un amplio respaldo en las legislativas del próximo 28 de noviembre. El grupo va a presentar a candidatos para optar al 50% del Hemiciclo y es factible que alcancen al menos el 20% de los 498 escaños en disputa. Por su parte, los partidos salafistas podrían conseguir al menos otros 10%, y está por ver el trozo del pastel que consiguen el gran número de afiliados o simpatizantes del Partido Nacional Democrático del depuesto Hosni Mubarak, que también van en las listas. El voto y los intereses estarán muy divididos y el nuevo Parlamento podría recordar demasiado a los anteriores.

Una vez formada la nueva Cámara habrá que ver cómo evoluciona la política de los Hermanos Musulmanes. No se puede separar el discurso que han tenido hasta ahora del hecho de que éste se desarrollaba dentro de un régimen totalitario en el que, además de ser ilegales, se les reprimía con dureza (más de 1.200 de sus miembros fueron encarcelados los dos meses previos a las elecciones parlamentarias de 2010). Aquellos que viven en democracia, tienden a actuar y pensar de determinada manera y no es posible comportarse igual en la oposición a una dictadura que se olvida del pueblo y cuyo vacío se puede llenar a través de la acción social, que teniendo que ofrecer un programa y soluciones a problemas concretos como la educación, la sanidad y el desempleo. Será necesario ver cuáles son sus verdaderas intenciones y si éstas convencen a los ciudadanos.

Bienvenidos a un nuevo Irán

De ninguna manera. Egipto no parece abocado a convertirse en una república islámica a la manera de Irán o Arabia Saudí. Los liberales, sin embargo, temen que si los islamistas dominan el nuevo Parlamento, la Constitución se incline hacia sus ideales y no asegure el establecimiento de un Estado civil. Los Hermanos Musulmanes han defendido siempre la creación de Gobierno islámico que aplicase la sharia que ya se encuentra en la Carta Magna egipcia como principal fuente ...