Un trabajador en una fábrica de Siemens, Berlín, Alemania. Sean Gallup/Getty Images
Un trabajador en una fábrica de Siemens, Berlín, Alemania. Sean Gallup/Getty Images

Un repaso a las ideas preconcebidas y las claves, desde la energía, el empleo y la ventaja competitiva, pasando por la robótica, sobre el regreso de la industria al Viejo Continente.

 

"La reindustrialización de EE UU demuestra que la europea es posible"

Cuidado con las comparaciones. Los tres factores que están haciendo posible el regreso de la industria a Estados Unidos no se cumplen en Europa de la misma manera.

Para empezar, la primera potencia mundial tiene salarios más bajos que muchos Estados europeos y su productividad ha aumentado en los últimos años más que en el Viejo Continente. Eso ha hecho que por ejemplo los salarios chinos, que han registrado incrementos desbocados durante años, cada vez sean menos ventajosos cuando se computa el coste adicional del transporte y las barreras arancelarias y no arancelarias.

En segundo lugar, en algunos países comunitarios la energía, un factor esencial cuando se trata del sector industrial, cuesta muchísimo más que en EE UU. El motivo es triple: los impuestos en Europa son más altos, los estadounidenses han abaratado el suministro gracias a la extracción de shale gas y las empresas europeas no han conseguido compensar estas diferencias con un uso más eficiente de los combustibles.

En tercer lugar, es importante recordar que a Estados Unidos pueden regresar más industrias porque también se fueron más. Buena parte de las fábricas que se han deslocalizado en Europa lo han hecho mudándose de un país miembro a otro, algo diferente al éxodo de las multinacionales americanas que emigraron a China o a México. Además, muchas de las factorías que sí abandonaron, por ejemplo, Barcelona por Shanghái cambiaron de destino porque necesitaban la proximidad con un mercado enorme y aligerar la losa de las barreras comerciales. Esas dos circunstancias son tan ciertas hoy como cuando hicieron las maletas.

 

"La reindustrialización es un trampolín ideal para la economía y el empleo"

No tan rápido. Cuando los analistas de Deutsche Bank compararon el comportamiento de los miembros de la UE durante la terrible crisis que la ha asediado durante los últimos años constataron que entre los que peor lo habían pasado se encontraban tanto países con industrias fuertes como Estados con industrias con muy poco peso en su PIB. Por tanto, concluyeron, la relación de causalidad entre éxito económico y gran presencia industrial es “demostrablemente falsa”.

Probablemente, si el gran modelo industrial europeo, Alemania, no hubiera surfeado con éxito la devastación financiera de casi todos los demás, tantos políticos y personas bien informadas nunca habrían pasado por alto algo tan obvio como que la inmensa mayoría de las economías desarrolladas del Viejo Continente no dependen de sus fábricas sino, sobre todo, del sector servicios. Tampoco habrían olvidado que la influencia de la industria en la buena marcha de la economía y de la sociedad no sólo dependerá del porcentaje del PIB que represente, sino también de otros factores como su competitividad internacional, la salud ...