Lo que los activistas de los derechos humanos no dicen nunca sobre los jóvenes asesinos.
MUSTAFA ABDI/AFP/GettyImages
“Son un problema de derechos humanos”
Es mucho más que eso. Son también un problema geoestratégico y de desarrollo. Suele decirse que son víctimas. Es verdad: explotados, arrancados de sus familias, privados de su educación y obligados a combatir, los niños soldado son auténticas víctimas de la guerra.
Pero también son agresores. Se transforman en armas baratas y eficientes en los conflictos asimétricos. Los relatos que llegan del campo de batalla hablan de combatientes a los que se recluta casi gratis, que salen baratos en comida y son rápidos en el cumplimiento de las órdenes. Aprenden enseguida a emplear tácticas brutales. Un ejemplo es el del Frente Unido Revolucionario (FUR), un grupo rebelde que actuó en Sierra Leona entre 1991 y 2002, que se hizo famoso por las violaciones y las mutilaciones de la población civil. Muchas veces, cometidas por menores obligados, a menudo drogados o borrachos. Los Tigres de Liberación de la Tierra Tamil, en su lucha para independizarse de Sri Lanka, utilizaban a niños para sus atentados suicidas. En ocasiones, los pequeños podían introducirse con mucha más facilidad que los adultos en los lugares designados como objetivo.
Entrenados y educados en los hábitos de la guerra de guerrillas, muchos crecen con la brutalidad como norma. Es un regalo envenenado de violencia que perdura: los líderes actuales de los talibanes, según se dice, crecieron sobre el terreno como niños soldado que luchaban contra los soviéticos. Además de provocar un trauma psicológico, una infancia violenta reduce las oportunidades de tener una educación adecuada, por lo que la militancia es el único oficio que pueden asumir en años posteriores. La guerra se convierte en su modo de vida.
“Existen 300.000 en el mundo”
¿Quién sabe? Nadie ha intentado nunca contar realmente la población de niños soldadodel mundo. Esa cifra que suele mencionarse la proclamaron varios grupos de defensa de los derechos del niño a mediados de los 90 como forma de llamar la atención sobre su situación. Pero si alguna vez fue la cifra real, ha dejado de serlo. Varios conflictos bélicos que empleaban a niños soldado, como los de Angola, Liberia y Nepal, han terminado; seguramente la cifra habrá disminuido como consecuencia del fin de las hostilidades.
Ahora bien, más útil que una cifra global sería un cálculo individual por Estados, con el que las autoridades locales e internacionales pudieran evaluar las necesidades y amenazas correspondientes. Que haya 300.000 niños soldado en un mundo de 6.800 millones de personas es menos importante que tener a un 15% de la población adolescente de un país concreto involucrado. Los menores han sido más de la cuarta parte de todos los combatientes en muchos conflictos, entre ellos, al menos nueve en África durante las dos últimas décadas.
“La mayoría son varones africanos”
Ni mucho menos. Hay que olvidar ...
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