Leo el artículo ‘Política feroz’ (En Breve, diciembre/enero, 2006) y me sorprende que haya tantas imprecisiones. Achacar a la PAC el crecimiento de las poblaciones de superdepredadores y omnívoros europeos es una aventurada hipótesis.

La despoblación de las zonas agrarias del llano y de la montaña, la aparición de los grandes basureros de las ciudades (autoservicios de amplios sectores de la fauna), la prohibición de los cebos envenenados (que destruyen la cadena trófica), la recuperación de las poblaciones herbívoras salvajes sobre las que depredan estos animales son algunas de las causas, entre otras, de este incremento de la fauna. El argumento del texto resulta, cuando menos, tendencioso o inconsistente.

Que los jabalíes sean otra vez componente del recuperado ecosistema inglés no debería considerarse negativo per se, sino prueba de la robusta capacidad génica de esta especie. Aunque este animal daña la agricultura, el control de su número y actuación es fácil mediante la caza y la colocación de barreras adecuadas. El dato de "mil jabalíes" no procede de una fuente científica (el Departamento de Medio Ambiente, Alimentos y Asuntos rurales [DEFRA, en sus siglas en inglés] manejaba cifras de entre 100 y 200 en 1998), sino de las estimaciones de un grupo de vecinos del condado de Kent.

De los ataques a ovejas por los lobos debería discriminarse cuántos son producidos por perros asilvestrados. Éstos constituyen la gran mayoría y además son los más peligrosos, ya que se atreven con objetivos mucho más cercanos a los asentamientos humanos. Eso sin contar la picaresca de los afectados, que simulan agresiones para cobrar las indemnizaciones que las administraciones pagan sin rechistar. En cuanto a los 200.000 osos cazados en Alemania cada año, la abundancia de esta especie, si esto fuera real, sería superior, tal vez, a la de la cabaña caballar o vacuna en ese país. Espero que en el futuro no dejen que artículos de este tipo se cuelen en la redacción de su, por lo demás, prestigiosa revista.

  • Olga H. Burzaco
    Veterinaria. Universidad de Zaragoza, España

Leo el artículo ‘Política feroz’ (En Breve, diciembre/enero, 2006) y me sorprende que haya tantas imprecisiones. Achacar a la PAC el crecimiento de las poblaciones de superdepredadores y omnívoros europeos es una aventurada hipótesis.

La despoblación de las zonas agrarias del llano y de la montaña, la aparición de los grandes basureros de las ciudades (autoservicios de amplios sectores de la fauna), la prohibición de los cebos envenenados (que destruyen la cadena trófica), la recuperación de las poblaciones herbívoras salvajes sobre las que depredan estos animales son algunas de las causas, entre otras, de este incremento de la fauna. El argumento del texto resulta, cuando menos, tendencioso o inconsistente.

Que los jabalíes sean otra vez componente del recuperado ecosistema inglés no debería considerarse negativo per se, sino prueba de la robusta capacidad génica de esta especie. Aunque este animal daña la agricultura, el control de su número y actuación es fácil mediante la caza y la colocación de barreras adecuadas. El dato de "mil jabalíes" no procede de una fuente científica (el Departamento de Medio Ambiente, Alimentos y Asuntos rurales [DEFRA, en sus siglas en inglés] manejaba cifras de entre 100 y 200 en 1998), sino de las estimaciones de un grupo de vecinos del condado de Kent.

De los ataques a ovejas por los lobos debería discriminarse cuántos son producidos por perros asilvestrados. Éstos constituyen la gran mayoría y además son los más peligrosos, ya que se atreven con objetivos mucho más cercanos a los asentamientos humanos. Eso sin contar la picaresca de los afectados, que simulan agresiones para cobrar las indemnizaciones que las administraciones pagan sin rechistar. En cuanto a los 200.000 osos cazados en Alemania cada año, la abundancia de esta especie, si esto fuera real, sería superior, tal vez, a la de la cabaña caballar o vacuna en ese país. Espero que en el futuro no dejen que artículos de este tipo se cuelen en la redacción de su, por lo demás, prestigiosa revista.

  • Olga H. Burzaco
    Veterinaria. Universidad de Zaragoza, España