¿Son los derechos humanos un asunto que concierne a las celebrities?

 










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Los dictadores tienen una notable y larga fascinación con las artes. La familia Médici, quienes dominaron Florencia de forma despiadada por generaciones, fueron los mecenas de Leonardo da Vinci y Miguel Ángel. Hitler gustaba mucho de Karajan y Furtwangler, y Stalin tuvo una amarga fascinación con Shostakovich. Los dictadores de hoy en día no son tan diferentes.

Después de todo, ¿qué tiene de divertido ser un tirano con una enorme y mal habida fortuna personal si no se la puede gastar en un concierto privado con su artista favorito?

El último artista en canturrear para un dictador fue el cantante español Julio Iglesias, quien ha vendido millones de álbumes durante su larga carrera, convirtiéndolo en el músico de habla hispana que más ha vendido en la historia.  El 8 de octubre hizo una presentación en Malabo, Guinea Ecuatorial, un pequeño país rico en petróleo que ha estado gobernado durante 33 años por Teodoro Obiang Nguema Mbasogo.

El presidente Obiang ha suspendido muchas drechos civiles, incluyendo la libertad de prensa y la de expresión, y prohibir la existencia de cualquier tipo de oposición política. Aunque el PIB per cápita en este país rico en recursos naturales de 700.000 habitantes es de 35.000 dólares americanos (comparable con el de naciones desarrolladas como el Reino Unido o Japón), dos tercios de la población vive con menos de un dólar por día. La mayoría de la riqueza derivada de las vastas reservas de petróleo del país, que termina directamente en los bolsillos de Obiang y sus matones.

El concierto tuvo lugar en el extravagante complejo Sipopo, el cual cuenta con un centro de convenciones de 800 millones de dólares, un campo de golf de 18 hoyos y un hotel de cinco estrellas. Las entradas para este lujoso evento costaban un mínimo de 750 euros, en un país donde la mitad de la población no cuenta con acceso a agua potable. El concierto fue solo uno de varios llamativos eventos con presencia de celebridades –incluyendo un concierto del rapero Fat Joe y otro de la cantante hispana-argentina Chenoa – en honor al cumpleaños del hijo de Obiang, Teodorín, el pasado junio.

El tristemente célebre criminal es dueño de mansiones, autos deportivos de lujo, yates y aviones privados en tres continentes. Recientemente, su padre lo nombró “segundo vicepresidente” (una posición que anteriormente no existía) dándole así inmunidad diplomática, y de esta manera permitiéndole escapar acusaciones de lavado de dinero en Francia, donde su mansión de 118 millones de euros fue confiscada como parte de la investigación.

No es la primera vez que Iglesias accede a satisfacer los antojos de dictadores a cambio de un generoso fajo de dinero. En 2008, hizo un vídeo musical con Gulnara Karimova, la hija del dictador uzbeco Islam Karímov. ...