• Die Zeit, encartes del 60º aniversario, vol. 61, nº 8, 9, 10;
    16 y 23 de febrero, y 2 de marzo de 2006, Hamburgo (Alemania)


Hamburgo estaba cubierta de cenizas. En julio de 1943, la ciudad alemana fue
bombardeada durante 10 días. La campaña de los aliados incineró 21
kilómetros cuadrados, mató a más de 45.000 personas y
dejó sin hogar a más de un millón. Casi ninguna estructura
permaneció en pie.

Fue de estas innobles ruinas de las que nació Die
Zeit,
que acabaría
convirtiéndose en el semanario más leído de Alemania.
Un grupo de jóvenes hamburgueses, inquietos ante la aquiescencia teutónica
de la que fueron testigos bajo el Gobierno de Hitler, decidieron que necesitaban
un foro público donde se pudiera debatir y criticar a la autoridad sin
temor a represalias. En los siguientes 60 años, su periódico
se convirtió en el lugar más destacado para el intercambio intelectual
en Alemania.

Revisando los embriagadores días de su pasado, Die
Zeit
publicó tres
suplementos como parte de la celebración de su 60º aniversario.
Además de una cronología de su historia y de una selección
de artículos de sus archivos, incluye perfiles de lectores como el de
la suscriptora de 100 años de edad que asegura que sigue estando ágil
de mente porque ha leído todos los números del periódico
desde su creación. Las páginas del aniversario también
recogen las palabras de algunos de los líderes más prominentes
de Alemania, incluyendo el presidente Horst Köhler y la canciller Angela
Merkel. El escritor Günter Grass, el corredor de fórmula 1 Michael
Schumacher y la actriz Franka Potente también alabaron la publicación.
Parte del atractivo de Die Zeit reside en su tendencia a la inclusión;
el periódico no sólo ha proporcionado un lugar para que periodistas
y políticos expresen sus opiniones, sino que también ha publicado
ensayos de filósofos como Jean-Paul Sartre y Michel Foucault.

Resulta afortunado que Die Zeit apareciera en el momento en que lo hizo. Cuando
se lanzó el periódico en 1946, garantizar la libertad de prensa
era una obligación moral personal para uno de sus fundadores, el abogado
Gerd Bucerius. Los nazis dieron al traste con sus perspectivas profesionales
cuando se casó con una judía; después de la noche
de los cristales rotos
envió a su esposa a Inglaterra, y varios años
después, se le notificó la muerte de su familia política
bajo el régimen de Hitler. "Siempre había amado a mi país",
recordaba Bucerius. Pero hacia el final de la guerra "me encontré en
el tejado de mi casa deseando la destrucción de una de sus ciudades
más hermosas".

Conocido por haber manifestado sentimientos antinazis, los aliados otorgaron
al joven abogado una licencia de publicación. El primer número
de Die Zeit —una tirada inicial de 25.000 ejemplares — constaba
de tan sólo ocho páginas de papel racionado que tenía
que pasar el escrutinio de los censores británicos. Una vez saltó a
las calles de Hamburgo, tuvo un destino poco brillante. Los pescaderos ...