
He aquí los puntos que diferencian la política exterior de ambos presidentes de Brasil.
Independencia nacional, prevalencia de los derechos humanos, autodeterminación de los pueblos, no intervención, igualdad entre los Estados, defensa de la paz, solución pacífica de los conflictos, repudio del terrorismo y del racismo, cooperación entre los pueblos para el progreso de la humanidad y otorgamiento de asilo político, estos son los principios rectores de la política exterior de Brasil.
En mayor o menor grado, dichos principios han sido asumidos y promovidos por el Partido de los Trabajadores (PT) y desde 2003 hasta hoy adoptados por Lula y Dilma Rousseff, ambos jefes de Estado procedentes de dicho partido. Aunque tal vez, no todos ellos de la misma manera.
¿En qué coinciden y qué diferencia el impulso que cada mandatario ha dado a las relaciones exteriores del país?
Entre 2002 y 2013 Brasilia incrementó el gasto en su sistema de relaciones exteriores, incluida la cooperación al desarrollo, y política exterior en un 755%. Abrió 27 nuevas embajadas, aumentando el número de diplomáticos profesionales. Una tendencia que fue quebrada por Dilma Rousseff. Incidentalmente, Brasil es uno de los pocos países que no tiene embajadores políticos.
Durante años (incluso antes del acceso de Lula al poder, si bien no con la intensidad e impulso de este) Brasil ha apoyado decididamente el sistema de instituciones multilaterales y ha procurado, en especial desde Lula, hacerse presente en las relaciones internacionales exigiendo la reforma del sistema de gobernanza mundial. Da Silva no desperdició una oportunidad para hacerlo notar. Con motivo de la visita a Brasilia del presidente de Zambia, dijo: "En los años 60 luchábamos contra los residuos del colonialismo. Hoy es notoria la falta de legitimidad de los mecanismos del gobierno mundial, en cuya reforma debemos comprometernos". Convencido de la naturaleza escasamente representativa de las instituciones internacionales de hoy en día, que tienden a reforzar los privilegios del mundo desarrollado, Brasil ha combatido el status quo en relación a diversos temas. No son menores el cambio climático y la proliferación nuclear. En relación al primero, ha insistido en el concepto "responsabilidades comunes, pero en grado distinto", argumentando que los países desarrollados deben soportar mayores costes a la hora de combatir el desastre climático que se nos viene encima.
La posición respecto a la no proliferación nuclear -impulsada por Lula- es sumamente interesante. Brasil se caracteriza por el ejercicio del poder blando, lo que se traduce en el fomento de la persuasión, negociación y mediación. En realidad, se corresponde casi al cien por cien con la caracterización de la Unión Europea como potencia civil. El gigantismo económico de la UE (salvando las distancias, extensible al país latinoamericano) debe traducirse en términos políticos. Europa y Brasil pueden y deben asentarse en las relaciones internacionales como potencia civil, esto es, un concepto que pone énfasis más en los instrumentos diplomáticos que en los coercitivos, en el ...
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