Aparte de la radio, los teléfonos móviles son la tecnología más presente en los países en vías de desarrollo. El 97% de los tanzanos, por ejemplo, afirma tener uno, mientras que sólo el 28% posee una línea fija. Gran parte de esa expansión se debe a que los consumidores han encontrado sus propias formas de reducir costes, repartiéndose las facturas. Nokia ha descubierto que más del 50% de los usuarios en India comparte o quiere compartir un teléfono. Y las empresas de móviles parecen estar reaccionando en consecuencia. Nokia acaba de lanzar una serie de aparatos con características específicamente diseñadas para los que comparten un teléfono, como un rastreo de costes llamada a llamada y aplicaciones lingüísticas que permiten que los usuarios utilicen distintos dialectos en el mismo teléfono. Allen Hammond, vicepresidente de innovación en el Instituto de Recursos Mundiales, cree que la tendencia va a desarrollarse aún más. “Es muy posible que, de aquí a dos o tres años, acaben fabricando un teléfono con un sensor biométrico capaz de registrar a distintos usuarios con diferentes cuentas”, afirma. Compartir ya no es sólo muestra de buena educación, es también un gran negocio.