Para algunos de los casi 200 millones de personas que viven fuera de sus lugares de origen, la obtención del pasaporte podría convertirse en algo más fácil de gestionar. El número de países que permiten la doble nacionalidad está en alza (un 75% más en los últimos diez años): hoy son 56, incluyendo Australia, India, Filipinas y Rusia. Y esto significa que el número de personas que juran lealtad a más de un país está en un máximo histórico. Los investigadores están comenzando a examinar las consecuencias. “Sabemos mucho sobre la cuestión legal, pero no existen estadísticas”, explica Rainer Bauböck, redactor del periódico Migration and Citizenship.

La mayoría de los países suavizan las restricciones sobre doble ciudadanía para restablecer lazos políticos y económicos entre aquellos que han emigrado, según Tanja Brondsted Sejersen, autora de un reciente estudio en la International Migration Review. La ley de doble ciudadanía italiana de 1992, por ejemplo, permite a cualquiera con abuelos italianos solicitar un pasaporte de ese país (un intento para forjar negocios y lazos culturales con los millones de italianos que viven en el extranjero). “Hay beneficios financieros tangibles [al tener ciudadanía italiana] para ciudadanos italoestadounidenses”, dice James De Santis, director ejecutivo de la Fundación Italoamericana. “Pueden tener propiedades, asistir a la escuela o abrir una cuenta bancaria [en Italia]. En 2006, más de 35.000 personas se convirtieron en ciudadanos italianos sin perder sus anteriores pasaportes, tres veces la cifra de 2003”. Los países que dependen de las remesas, como El Salvador, Sierra Leona y Uganda, adoptan cada vez más la doble nacionalidad como una manera de mantener las relaciones con los expatriados y el dinero que fluye hacia casa.

Otros países, como Suecia, están cambiando su legislación para integrar a un número creciente de inmigrantes. Cuando Estocolmo legalizó la doble nacionalidad, en 2001, el número de personas que adquirió pasaportes suecos se incrementó más de un 40% durante los siguientes cinco años. Esto tiene obvios beneficios económicos para los inmigrantes, tales como la posibilidad de ser elegidos para determinados trabajos. Francesca Mazzo-lari, de la Universidad de California (EE UU), descubrió que los latinoamericanos con nacionalidad estadounidense, pero que conservaron sus pasaportes originales, ganan un 2,5% más que los no naturalizados. Tener dos pasaportes incrementa las oportunidades de triunfar.