Un salto gigantesco en el aprendizaje permitirá que todo el mundo sea el primero de la clase.


Durante la mayor parte de la historia, los ricos han sido los únicos que podían permitirse una educación dirigida al aprendizaje individual. Para los demás, la educación ha sido siempre una cuestión de masas, con planes de estudio, pedagogía y formas de evaluación generales.

La crisis financiera va a cambiar esta situación. Con la nueva urgencia adquirida por la búsqueda de competitividad a largo plazo en todo el mundo, la educación se ha convertido en una prioridad para todos. Las sociedades buscan la manera de dar saltos espectaculares en la velocidad y la eficacia del aprendizaje. Mientras insistamos en enseñar a todos los alumnos las mismas materias de la misma forma, el progreso será mínimo. Pero ahora, por primera vez, es posible individualizar la educación, enseñar a cada persona lo que necesita y quiere saber, de la manera más cómoda y más eficaz, y producir de esa forma un salto cualitativo en el rendimiento educativo.

De hecho, ya disponemos de la tecnología para hacerlo. Los ordenadores bien preparados están empezando a ser los vehículos preferidos. Y ofrecerán muchas maneras de aprender las materias. Los estudiantes (o sus profesores, padres, formadores…) escogerán la mejor forma de presentar los materiales. Se aplicarán los instrumentos de evaluación apropiados. Y, lo mejor de todo, los ordenadores son infinitamente pacientes y flexibles. Si un método prometedor no funciona la primera vez, puede repetirse y, si sigue fallando, enseguida hay otras opciones.

¿Quién lo hará posible?, ¿dónde, cuándo y cómo? Según el análisis del experto en empresas Clayton Christensen, la educación personalizada comenzará fuera de la escuela, mediante una combinación de oferta empresarial, por un lado, y estudiantes y padres ambiciosos, por otro. Una vez que se haya creado un modelo de educación más eficaz y eficiente en hogares y clubes, las escuelas, comunidades y sociedades que tengan la ambición, los medios y la voluntad de asumir riesgos seguirán su ejemplo. Sea cuando sea y donde sea, una vez que la educación personalizada se afiance, el mundo será muy distinto. Habrá muchas más personas educadas, porque habrán aprendido de la manera más conveniente para ellas. Y, todavía más importante, esas personas querrán seguir aprendiendo cuando sean mayores, porque habrán saboreado el éxito y estarán motivadas para seguir adelante. Confiemos en poder estar a la altura de los robots.