Icono: el espíritu americano visto por Warhol.
Icono: el
espíritu americano visto por Warhol.

El americano medio, Joe Average, se acuesta antes de medianoche, le gusta
hacer el amor hacia las 23.00 (unas 116 veces al año) y cae dormido
a los siete minutos de meterse en la cama, lo que coincide, aunque no triunfalmente,
con los seis minutos en que tarda en llegar al orgasmo. Es cristiano, acude
a la iglesia al menos una vez al mes, no cree que Dios hiciera a los humanos
en su forma actual ni apoya que se enmiende la Constitución para proclamar
a EE UU como nación cristiana. Tiene un coeficiente de inteligencia
superior al de sus antepasados (va ganando cuatro puntos por década),
igual al del francés medio. Come en McDonald’s una vez al año,
tiene nueve amigos, tres hijos, una casa grande en un barrio residencial con
garaje y dos vehículos. Se compra 52 artículos de vestir al año,
está conectado a Internet y gasta más en apuestas y loterías
que, conjuntamente, en cine, vídeos, música o televisión.
Se considera moderado y apoya que el aborto sea legal, pero le parece mal abortar.
Dona a ONG y fundaciones siete veces más que el alemán medio.

Aunque trabajosa, la labor de definirlo hubiera sido relativamente fácil
a partir de los censos, establecidos en EE UU desde 1790, y los sondeos. Pero
Kevin O’Keefe, autor de The Average American (Public Affairs, Nueva Yok,
2005), no se ha limitado a una fotografía estática, sino que
ha recorrido la historia y la geografía de EE UU para acotar cada vez
más su "extraordinaria búsqueda del ciudadano más
normal de la nación". No le pasó como en la serie de televisión,
que, buscando entrevistar a una familia típica americana, llegó a
Los Monster, sino que encontró a su Joe en una persona de 1,80 metros
y 84 kilos, en un suburbio de una ciudad de Connecticut, que resultó ser
de su colegio.

El Joe Average que pinta O’Keefe no está deprimido, está más
bien satisfecho con su vida. No se considera un perdedor, pero tampoco quiere
ser famoso. El americano medio quiere ser eso: medio.

Icono: el espíritu americano visto por Warhol.
Icono: el
espíritu americano visto por Warhol.

El americano medio, Joe Average, se acuesta antes de medianoche, le gusta
hacer el amor hacia las 23.00 (unas 116 veces al año) y cae dormido
a los siete minutos de meterse en la cama, lo que coincide, aunque no triunfalmente,
con los seis minutos en que tarda en llegar al orgasmo. Es cristiano, acude
a la iglesia al menos una vez al mes, no cree que Dios hiciera a los humanos
en su forma actual ni apoya que se enmiende la Constitución para proclamar
a EE UU como nación cristiana. Tiene un coeficiente de inteligencia
superior al de sus antepasados (va ganando cuatro puntos por década),
igual al del francés medio. Come en McDonald’s una vez al año,
tiene nueve amigos, tres hijos, una casa grande en un barrio residencial con
garaje y dos vehículos. Se compra 52 artículos de vestir al año,
está conectado a Internet y gasta más en apuestas y loterías
que, conjuntamente, en cine, vídeos, música o televisión.
Se considera moderado y apoya que el aborto sea legal, pero le parece mal abortar.
Dona a ONG y fundaciones siete veces más que el alemán medio.

Aunque trabajosa, la labor de definirlo hubiera sido relativamente fácil
a partir de los censos, establecidos en EE UU desde 1790, y los sondeos. Pero
Kevin O’Keefe, autor de The Average American (Public Affairs, Nueva Yok,
2005), no se ha limitado a una fotografía estática, sino que
ha recorrido la historia y la geografía de EE UU para acotar cada vez
más su "extraordinaria búsqueda del ciudadano más
normal de la nación". No le pasó como en la serie de televisión,
que, buscando entrevistar a una familia típica americana, llegó a
Los Monster, sino que encontró a su Joe en una persona de 1,80 metros
y 84 kilos, en un suburbio de una ciudad de Connecticut, que resultó ser
de su colegio.

El Joe Average que pinta O’Keefe no está deprimido, está más
bien satisfecho con su vida. No se considera un perdedor, pero tampoco quiere
ser famoso. El americano medio quiere ser eso: medio.