El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega (izquierda) estrecha la mano a Wang Jing, presidente de la compañía China que va a llevar a cabo la construcción del Gran Canal Interoceánico, junio 2013. Inti Ocon/AFP/Getty Images
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega (izquierda) estrecha la mano a Wang Jing, presidente de la compañía China que va a llevar a cabo la construcción del Gran Canal Interoceánico, junio 2013. Inti Ocon/AFP/Getty Images

El conglomerado chino HKND Group comienza a finales de diciembre las obras de un paso que unirá el océano Pacífico con el Atlántico por Nicaragua. Con capacidad para buques de gran tamaño, los impactos ambientales y sociales siembran la duda sobre un proyecto que ha sido una aspiración nacional desde hace siglos.

Fue Hernán Cortés, allá por el siglo XVI, quien primero lo soñó: “El que posea el paso entre los dos océanos podrá considerarse dueño del mundo”. Serán los chinos, cinco siglos después, quienes hagan realidad el sueño nicaragüense de convertirse en nexo de unión oceánica. Entre medias, innumerables pero infructíferos intentos, más una afrenta: Panamá se adelantó uniendo las dos orillas. A finales de diciembre comienzan las obras del anhelado Gran Canal Interoceánico de Nicaragua, que nace como alternativa para los buques de mayor tamaño que no pueden circular por el país vecino. Detrás de las obras está el capital chino, a través del conglomerado HKND Group.

“Con todo lo controvertido que pueda ser, representa una gran oportunidad para que Nicaragua despegue de forma firme hacia el desarrollo”, sostiene el historiador nicaragüense Manuel Moncada. En sus declaraciones para esglobal, desempolva las dualidades que envuelven este megaproyecto: desarrollo y oportunidad, por un lado; pérdida de soberanía y grandes impactos sociales y ambientales, en el opuesto.

La primera es la es postura oficial: “Es un día histórico, de gran transcendencia en las rutas de evolución, de transformación de la vida material, social y cultural de nuestro país”, afirmó horas antes de la presentación la primera dama y figura clave en la política del país, Rosario Murillo. La segunda es la de la ciudadanía que no ve con buenos ojos la iniciativa y exige “públicamente al presidente, a los diputados y a todos los funcionarios involucrados que actúen en función de los intereses de la nación, y no del gran capital”, ha escrito la abogada y experta en cambio climático Mónica López Baltodano, quien asegura que el proyecto es anticonstitucional.

El eterno desvelo nicaragüense, cuyos primeros cálculos se realizaron en 1534, tendrá finalmente una longitud aproximada de 278 kilómetros, 105 de ellos por el Lago Cocibolca (o Gran Lago Nicaragua). Contará con exclusas en el Pacífico y en el Caribe, con una anchura de unos 520 metros, incluyendo las bahías laterales, y una profundidad que variará entre los 27 y los 30 metros. Permitirá el paso de buques con capacidad de hasta 25.000 contenedores o 400.000 toneladas y petroleros de hasta 320.000 toneladas. La circulación prevista es 5.100 barcos anuales, con 30 horas de tránsito por cada uno. Se construirá además un lago artificial de 395 kilómetros cuadrados llamado Atlanta.

Puertos, complejos turísticos, aeropuertos, una zona de libre comercio y carreteras son otras de las infraestructuras asociadas al Canal, en cuya construcción se espera la implicación ...