
La situación actual parece formar parte de una que sigue un patrón cíclico. ¿Cuáles son los posibles escenarios?
La República de Sudán está viviendo desde las últimas semanas una situación de violencia y desestabilización que desgraciadamente no es nueva y parece que incluso cumple con un cierto patrón cíclico. Actualmente, el enfrentamiento entre el general Abdelfatah al Burhan, cabeza del Consejo Soberano y de las Fuerzas Armadas, y el general Mohamed Hamdan Dagalo, jefe de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) trae recuerdos de golpes de Estado y luchas de poder que no son nuevos.
Desde la independencia de Sudán en 1956, país antes formado por lo que hoy es la República de Sudán y la República de Sudán del Sur, en cualquier periodo democrático ha surgido un gobierno de corte militar. Además, es fundamental tener en cuenta que el país nació con la carga de la guerra civil entre grupos rebeldes de lo que hoy es Sudán del Sur y las élites del norte, lo cual sentaría las bases del estallido de la denominada Primera Guerra Civil Sudanesa (1955-1972) y de una Segunda Guerra Civil Sudanesa (1983-2005). Al golpe del general Ibrahim Abbud en 1958, que gobernó hasta 1964, sucedió un breve periodo democrático hasta la denominada Revolución de Mayo de Yaafar al Numeiri en 1969, que dirigió el país hasta 1985. Tras Numeiri, un breve régimen bipartidista fue interrumpido por el golpe de Estado de 1989, esta vez de la mano del brigadier Omar al Bashir y los islamistas civiles del Frente Islámico Nacional (FIN), liderado por el carismático Hassan al Turabi.
Bashir y Turabi protagonizaron hasta 1999 un ejercicio bicéfalo del poder, con un sistema político dominado por el FIN, primero y el Partido del Congreso más tarde, que abogaba por la imposición de una identidad arabizada y una interpretación radical del islam a la manera de Turabi. Esto supuso la llegada a Sudán de miembros de grupos radicales islamistas de todo el mundo, así como el aumento de la opresión de los no musulmanes y de los musulmanes que no compartían el extremismo, por lo que tanto los cristianos o animistas dinkas, nuer o nuba del sur y el centro del país, como los musulmanes de Darfur o de las regiones del Mar Rojo sufrieron la violencia del régimen.
El Ejército sudanés participó activamente en la represión y se crearon y reforzaron grupos paramilitares que intensificaron la violencia sobre los grupos y organizaciones que no aceptaban el régimen. Ni siquiera tras la salida de Turabi del Gobierno en 1999, cesaría dicha represión, aunque las presiones internacionales propiciaron la firma de la paz con los rebeldes del sur y, a la postre, la independencia de Sudán del Sur en el verano de 2011.
No obstante, los esfuerzos de paz en el sur contrastaron con el aumento de la opresión ...
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