La credibilidad de los economistas se ha derrumbado desde que empezó la crisis financiera global. La fe en la eficacia de los mercados y en la mano invisible está obsoleta; la economía conductista, que afirma que los humanos son actores irracionales, está de moda. No vemos el riesgo, tomamos decisiones de forma caprichosa, preferimos consumir a ahorrar para el futuro. La escasa fiabilidad del ser humano parece ser la explicación de una crisis incalculable. Ésta es la historia de cómo la economía conductista ha conquistado la atención pública.