El puerto del Pireo es una jugosa y estratégica inversión del gigante asiático en Europa.

Gettyimages

 

Dos años después, el éxito comercial de la decisión china ya habla por sí mismo. Sólo usando el muelle 2, el tráfico de mercancías en la parte china del puerto ya es más del triple con respecto al de 2010 (aumentó un 28% tan sólo en 2012 con respecto al año anterior), mientras que el número de barcos mercantiles que entran allí pasó de 60 a 165 cada mes y las ganancias, sin bien aún mínimas, 4.98 millones de euros en 2011 sobre unas ventas de 72,5 millones, están en alza. Los clientes, en efecto, no faltan. Además de los 32 que ya tienen, de todas partes del mundo, han firmado un acuerdo en noviembre pasado con el gigante tecnológico Hewlett Packard (HP) para convertirse en la principal base de distribución de esos productos en Europa y hay otro acuerdo similar en vista con la empresa de informática Dell. Se trata de una situación tan ventajosa que tan sólo el acuerdo con HP le podría valer un aumento en el tráfico de las mercancías del 50%, según estimaciones del diario heleno To Vima.En 2010, cuando la crisis empezaba a rugir en la pequeña y atribulada Grecia, los capitales huían del país y los líderes europeos se reunían bajo unos cielos llenos de truenos, una de las más grandes navieras del mundo, la multinacional China Ocean Shipping Company (Cosco), invirtió en tierras helenas. Y fue una inversión mayúscula: 6.000 millones de euros a dar al Estado griego en 35 años, de los cuales 500 millones entregados inmediatamente, para alquilar la mitad del puerto del Pireo, el principal del país. ¿Una locura? ¿Qué era lo que tramaba el Estado chino, propietario de la compañía?

En palabras de la dirección de la empresa en Grecia, los planes de Cosco no son secretos y se explican con la geografía: Grecia no sólo está en el centro del Mediterráneo, sino que también es el punto más extremo para remontar la península balcánica y, de ahí, eventualmente todavía más al norte. Razón por la que "el objetivo es convertir el Pireo en una base neurálgica para los productos que llegan a través del canal de Suez de Extremo Oriente, principalmente China e India, y van hacia el Norte de África, Europa, Turquía y los países de la antigua Unión Soviética", cuenta Tassos Vanvakidis, el directivo griego que se ocupa de la gestión comercial en la empresa en el Pireo. “En lo que refiere a la distribución en el este de Europa, el puerto es muy atractivo pues evita a muchos mercantiles tener que llegar hasta el puerto de Róterdam, lo cual es más caro", agrega Zhang Anming, uno de los siete ejecutivos chinos que la empresa Cosco envío a Grecia para supervisar el proyecto.

El proyecto de los chinos, cuya inversión es la más grande realizada en estos años por una compañía extranjera en Grecia, es muy ambicioso. “Estamos interesados en comprar la otra parte del puerto, el muelle 1, si el Gobierno heleno lo privatiza”, dice Anming, cuyos planes se podrían ver beneficiados por la promesa que le ha hecho el Gobierno de Andonis Samaras a sus prestamistas (la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional) de privatizar parte del patrimonio del país (incluso las empresas rentables) para sanear sus finanzas públicas. De cumplirse este objetivo, los chinos se quedarían así con todo el puerto del Pireo, dado que ya poseen también el muelle 3, que están reestructurando desde hace un año y que debería estar listo para mitades de este año. "China considera a Grecia como un punto de entrada para imprimir su huella de un perspectiva económica, y quizás en el futuro también política, en el sureste y en el centro de Europa", coincide en esta línea Thanos Dokos, director de ELIAMEP, uno de los principales think tank helenos.

Y es que, en efecto, descartada la posibilidad de ampliar su presencia en otros puertos europeos, como el de Nápoles (donde a pesar del interés manifestado nunca se produjo un acuerdo) y el de Estambul, la frágil Grecia era sin lugar a dudas una excelente opción para China. Más aún tras la serie de nuevas leyes laborales que han flexibilizado el mercado laboral griego en los últimos años y la desesperada predisposición de Grecia hacia los nuevos inversores. Razón, esta última, por la que Cosco confía en que el Gobierno heleno cumplirá con su promesa para mejorar y ampliar la infraestructura de la compañía ferroviaria griega TRAINOSE (empresa cuya eventual venta despertó el interés de empresarios rusos tras conocerse los planes de Cosco), lo que permitirá el transporte vía terrestre después de que los productos lleguen al Pireo, y se dirijan hacia el resto del país o hacia los Balcanes.

"China está dirigiendo parte de sus flujos de capital saliente a países distintos de Estados Unidos, en un esfuerzo para estimular la demanda de productos chinos en esos otros países", explica el economista griego Yanis Varoufakis, ya que no puede absorber por sí sola la producción de sus fábricas. Pero no sólo esto. La decisión de Cosco indica que China ya no se conforma con ser en Europa una nación que ofrezca exclusivamente productos baratos, sino también apunta a fungir como un operador que da servicios para el funcionamiento de la economía regional.

De hecho, en la inmediatez, las ventajas de todo esto para Grecia apuntan a ser jugosas, debido al alto número de exportaciones de productos chinos a Europa. Tan sólo a nivel europeo, las exportaciones del Imperio del Centro no han hecho otra cosa que crecer en los últimos años, con una balanza comercial en negativo para la Unión Europea, según Eurostat. En 2011, por ejemplo, China le vendió a la UE productos por un valor de 292.100 millones de euros, y compró mercancías por 136.200 millones de euros. Pero, desde la nueva perspectiva en la que se está colocando el gigante asiático, las incógnitas son mucho mayores.

"En cuanto al papel de potencias no regionales, a Grecia no le resulta en principios incómodo un rol más activo de Rusia y China en la región, siempre y cuando esta presencia aporte mutuos beneficios económicos y no se produzcan consecuencias políticas desestabilizadoras", explica Dokos. Aún así, claro, el beneplácito del gobierno de Grecia a una creciente presencia de China en el país heleno es una realidad hoy y lo será mañana, vista la fuga de inversiones en el país de los últimos años. No en vano la única (e infructuosa) oposición al ingreso de Cosco en Grecia ha llegado de los sindicatos griegos, que ven como las condiciones de los trabajadores están empeorando día tras día.

 

Artículos relacionados