• Zanan,
    abril 2005, Teherán (Irán)

En el verano de 1993 concerté una entrevista con Shahla Sherkat, la
directora de una nueva revista mensual para mujeres. Sólo un año
antes había lanzado Zanan, que en español significa Mujer. Lo
que encontré cuando llegué fueron ventanas destrozadas y muebles
tirados por el suelo. La noche anterior, unos vigilantes habían atacado
la sede de la revista en Teherán. Ella no demostraba nerviosismo. El
ataque, me contó, era parte de su combate diario para mantener con vida
la publicación.

Auge del feminismo: Zanan trata temas que conciernen a mujeres iraníes como estas estudiantes de la Escuela Teológica de Mashad.
Auge del feminismo: Zanan trata temas que conciernen a mujeres iraníes como estas estudiantes
de la Escuela Teológica de Mashad.

Sherkat nació en el seno de una familia de clase media y sólo
tenía 20 años cuando comenzó la revolución iraní.
Antes de trabajar en Zanan, fue directora de una revista femenina, Zan-e
Ruz (Mujer de hoy)
. La publicaba el grupo Kayhan, que, con la llegada de los ayatolás
al poder, se convirtió poco a poco en el órgano de los clérigos.
Para Sherkat no fue plato de buen gusto este cambio de rumbo. Tampoco este
grupo aceptaba el ferviente apoyo de la directora a los derechos de la mujer.
En 1991, después de ocho años, la despidieron.

A pesar de la censura y la escasez de fondos, Sherkat lanzó pronto
Zanan. Concebida como puente entre la mujer iraní de antes de la revolución
y la de después, la revista es un vehículo reformista que habla
en favor de los musulmanes liberales y los laicos. Es una misión personal,
abiertamente feminista, para Sherkat, quien llegó una vez a vender su
teléfono móvil para pagar a sus trabajadoras. Zanan ha publicado
artículos acerca de las más modernas teorías sobre el
feminismo de Occidente, el trato injusto de las mujeres en las sociedades islámicas
y el significado para los iraníes de las convenciones internacionales
de derechos humanos. También ha tocado temas como la violencia contra
las mujeres, aquellas que sacan adelante un hogar en solitario, la legalización
del aborto, la expansión del sida y el creciente número de chicas
que se escapan de casa. Zanan, además, ha dedicado espacio a iraníes
destacadas, como la premio Nobel Shirin Ebadi.

A fuerza de abordar temas tabúes, la revista amplía los límites
de lo que es posible. La valentía de los redactores no ha pasado desapercibida
ni se ha salvado del castigo. Sherkat ha tenido que ir con frecuencia a los
juzgados a defender su medio y a sus periodistas. En una ocasión, en
los inicios de Zanan, la directora invitó a Mehrangiz Kar, una abogada
laica, y a Mohsen Saidzadeh, un joven clérigo liberal, a escribir una
serie de artículos controvertidos sobre el impacto de las mujeres en
la familia y la legislación civil iraní. Kar terminó en
la cárcel durante varios meses por su activismo, y Saidzadeh también
cumplió condena, en su caso, por el artículo escrito para Zanan.
La publicación se salvó, no se sabe muy bien cómo.

No todos los reportajes despiertan una reacción tan fuerte. Ha publicado
crónicas sobre la primera piloto iraní, la primera taxista y
la única mujer que compite en carreras de coches. La revista también
ha patrocinado mesas redondas entre ambos sexos, donde estaban representados
tanto puntos de vista laicos como tradicionales. Además, asigna un espacio
cada número para que los hombres opinen sobre el papel y los derechos
de la mujer. Y cada año publica un reportaje sobre los logros y los
errores de las parlamentarias.

‘Zanan’ es
un vehículo reformista que habla en favor de los musulmanes liberales
y los laicos

La audacia con la que la informadora iraní se expone a la controversia
ha hecho que la Fundación Internacional de Mujeres en los Medios le
otorgara el Premio a la Valentía en el Periodismo el pasado mayo. Este
valor se demostró en la portada de abril de Zanan, protagonizada por
la joven periodista Massih Ali Nejad. Esta intrépida reportera había
denunciado recientemente cómo los representantes gubernamentales se
habían subido el sueldo a escondidas, sin comunicarlo públicamente.
Por ello, le quitaron la acreditación de prensa y casi fue golpeada
por un parlamentario conservador. Pero la portada mostraba a una Ali Nejad
sin miedo, riéndose e incluso mostrando un mechón de pelo.

Cuando visité la revista en agosto, Sherkat y sus trabajadores estaban
repuestos de los momentos difíciles. Con la elección del conservador
Mahmud Ahmadineyad como presidente en julio, ya están de nuevo en el
punto de mira. Sin embargo, Sherkat no parecía preocupada, igual que
hace 12 años en la destartalada redacción. "Yo estoy siempre
esperanzada", dijo. "En periodismo, nada es imposible".

El despertar de la mujer iraní. Haleh Esfandiari

  • Zanan,
    abril 2005, Teherán (Irán)

En el verano de 1993 concerté una entrevista con Shahla Sherkat, la
directora de una nueva revista mensual para mujeres. Sólo un año
antes había lanzado Zanan, que en español significa Mujer. Lo
que encontré cuando llegué fueron ventanas destrozadas y muebles
tirados por el suelo. La noche anterior, unos vigilantes habían atacado
la sede de la revista en Teherán. Ella no demostraba nerviosismo. El
ataque, me contó, era parte de su combate diario para mantener con vida
la publicación.

Auge del feminismo: Zanan trata temas que conciernen a mujeres iraníes como estas estudiantes de la Escuela Teológica de Mashad.
Auge del feminismo: Zanan trata temas que conciernen a mujeres iraníes como estas estudiantes
de la Escuela Teológica de Mashad.

Sherkat nació en el seno de una familia de clase media y sólo
tenía 20 años cuando comenzó la revolución iraní.
Antes de trabajar en Zanan, fue directora de una revista femenina, Zan-e
Ruz (Mujer de hoy)
. La publicaba el grupo Kayhan, que, con la llegada de los ayatolás
al poder, se convirtió poco a poco en el órgano de los clérigos.
Para Sherkat no fue plato de buen gusto este cambio de rumbo. Tampoco este
grupo aceptaba el ferviente apoyo de la directora a los derechos de la mujer.
En 1991, después de ocho años, la despidieron.

A pesar de la censura y la escasez de fondos, Sherkat lanzó pronto
Zanan. Concebida como puente entre la mujer iraní de antes de la revolución
y la de después, la revista es un vehículo reformista que habla
en favor de los musulmanes liberales y los laicos. Es una misión personal,
abiertamente feminista, para Sherkat, quien llegó una vez a vender su
teléfono móvil para pagar a sus trabajadoras. Zanan ha publicado
artículos acerca de las más modernas teorías sobre el
feminismo de Occidente, el trato injusto de las mujeres en las sociedades islámicas
y el significado para los iraníes de las convenciones internacionales
de derechos humanos. También ha tocado temas como la violencia contra
las mujeres, aquellas que sacan adelante un hogar en solitario, la legalización
del aborto, la expansión del sida y el creciente número de chicas
que se escapan de casa. Zanan, además, ha dedicado espacio a iraníes
destacadas, como la premio Nobel Shirin Ebadi.

A fuerza de abordar temas tabúes, la revista amplía los límites
de lo que es posible. La valentía de los redactores no ha pasado desapercibida
ni se ha salvado del castigo. Sherkat ha tenido que ir con frecuencia a los
juzgados a defender su medio y a sus periodistas. En una ocasión, en
los inicios de Zanan, la directora invitó a Mehrangiz Kar, una abogada
laica, y a Mohsen Saidzadeh, un joven clérigo liberal, a escribir una
serie de artículos controvertidos sobre el impacto de las mujeres en
la familia y la legislación civil iraní. Kar terminó en
la cárcel durante varios meses por su activismo, y Saidzadeh también
cumplió condena, en su caso, por el artículo escrito para Zanan.
La publicación se salvó, no se sabe muy bien cómo.

No todos los reportajes despiertan una reacción tan fuerte. Ha publicado
crónicas sobre la primera piloto iraní, la primera taxista y
la única mujer que compite en carreras de coches. La revista también
ha patrocinado mesas redondas entre ambos sexos, donde estaban representados
tanto puntos de vista laicos como tradicionales. Además, asigna un espacio
cada número para que los hombres opinen sobre el papel y los derechos
de la mujer. Y cada año publica un reportaje sobre los logros y los
errores de las parlamentarias.

‘Zanan’ es
un vehículo reformista que habla en favor de los musulmanes liberales
y los laicos

La audacia con la que la informadora iraní se expone a la controversia
ha hecho que la Fundación Internacional de Mujeres en los Medios le
otorgara el Premio a la Valentía en el Periodismo el pasado mayo. Este
valor se demostró en la portada de abril de Zanan, protagonizada por
la joven periodista Massih Ali Nejad. Esta intrépida reportera había
denunciado recientemente cómo los representantes gubernamentales se
habían subido el sueldo a escondidas, sin comunicarlo públicamente.
Por ello, le quitaron la acreditación de prensa y casi fue golpeada
por un parlamentario conservador. Pero la portada mostraba a una Ali Nejad
sin miedo, riéndose e incluso mostrando un mechón de pelo.

Cuando visité la revista en agosto, Sherkat y sus trabajadores estaban
repuestos de los momentos difíciles. Con la elección del conservador
Mahmud Ahmadineyad como presidente en julio, ya están de nuevo en el
punto de mira. Sin embargo, Sherkat no parecía preocupada, igual que
hace 12 años en la destartalada redacción. "Yo estoy siempre
esperanzada", dijo. "En periodismo, nada es imposible".

Haleh Esfandiari es directora del Programa
sobre Oriente Medio en el Centro Internacional de Investigación Woodrow
Wilson (Washington, Estados Unidos).