Con cincuenta años de diferencia dos magazines reflejan la irrupción de nuevas burguesías y sus credenciales en Turquía. 

 








 

La presencia de la piel desnuda juega un papel decisivo en ambas. En la primera, no solo por su abundante entrega sino también por la justificación de esta exposición. En la segunda, por la negación de la desnudez como línea maestra. Se trata de dos revistas.

Lo curioso es lo que tienen en común en sus respectivas épocas. Porque ambos magazines son el reflejo de una clase social: la nueva burguesía pujante. La primera, llamada Hayat (Vida) nació en 1956, tenía a la revista Life como modelo y tuvo su apogeo en los 50 y 60 del pasado siglo -al amparo de una república laica fortalecida en su avance hacia lo occidental y que tuvo en la vida cosmopolita de Estambul su buque insignia.

La segunda, que lleva como título Ala (belleza, lo espléndido, supremo) cobra vida estos meses con una tirada de unos 30.000 ejemplares bajo la sombra acogedora de una nueva clase media-alta turca con raíces en Anatolia, que reivindica con éxito su religiosidad musulmana.

Hayat es una revista que marcó época sobre todo debido a su despliegue de medios, desconocido hasta entonces y que sentó las bases de una industria cultural incipiente. Con su sede central en Estambul llegó a vender cientos de miles de ejemplares en Turquía y en ella la desnudez se busca de forma explícita y decidida. A primera vista, las portadas son generosas cuando se trata de perfilar las curvas femeninas. Los cuerpos en bikinis de despampanantes mujeres no son la excepción. Tampoco los escotes, los muslos ni las minifaldas.

En la edición del 10 de diciembre de 1964 -foto de portada del rostro sugerente de la actriz Lena von Martens- la página tres está dedicada al striptease de Sophia Loren junto a un camionero. “¿Lo tuvo fácil para mantener el control del vehículo?”, se pregunta esta página de apertura.  También: “Un cuerpo como una estatua” es el pie de página a una foto en bikini de la actriz y modelo June Wilkinson.








A su vez, cuando se le pregunta a la lectora “¿Es usted una mujer contemporánea?” en el número del 4 de febrero de 1965, las imágenes corresponden a Sue Lyon, la actriz que interpretó a Lolita, a la mujer cubierta de oro de la película Goldfinger (serie James Bond, 1964) y a la rolliza mujer desnuda en el centro del cuadro  “El rapto de las hijas de Leucipo” (1616) del pintor de claroscuros Peter Paul Rubens. Precisamente, una de las líneas argumentativas más apreciadas (y contundentes)  en este tipo de revistas para defender la desnudez es su presencia intrínseca en la historia del arte occidental.

Unos cincuenta años más tarde: la revista Ala, que se autodefine como “revista de un bello estilo de vida”, es ...