En la era de la globalización, ningún país es inmune cuando Estados Unidos atraviesa una mala racha. He aquí cómo van a salir paradas otras economías.


Perdedores

  • México y Canadá: Ser vecinos de la mayor economía del mundo tiene sus ventajas, pero también grandes inconvenientes. Las exportaciones a Estados Unidos representan alrededor de la cuarta parte del PIB de estos países, por lo que los vínculos comerciales directos serán los más perjudicados por el enfriamiento. Es previsible que los sectores manufactureros de ambos sufran malos tiempos.

  • China: La economía del planeta que más rápido crece no tiene más remedio que verse afectada cuando la mayor del mundo se enfría porque el gigante asiático depende de las exportaciones a Estados Unidos como una de sus principales fuentes de crecimiento, que ha sido de dos dígitos en los últimos años. Oficialmente, sus economistas prevén que se reduzca al 9% si hay una recesión en EE UU, pero sólo si es suave y no dura más que dos trimestres. Si es grave –cuatro trimestres o más– y se centra en las dificultades para el consumidor, que, en tal caso, compraría menos productos chinos, el crecimiento de este país bajará al 6 o el 7%, una caída muy pronunciada.

  • Indonesia, Malaisia, Taiwan y Corea del Sur: China obtiene materias primas, por ejemplo madera y caucho, de países del Sureste asiático como Indonesia y Malaisia. Otros Estados del este de Asia, como Taiwan y Corea del Sur, envían componentes al gigante asiático para que allí los ensamblen en productos acabados que luego se envían a Estados Unidos. Es probable que ambos grupos de exportadores sufran graves repercusiones si la caída de las exportaciones chinas a EE UU significa una menor demanda de esos artículos y materias primas procedentes de toda esta región. En especial, habrá que estar atentos a los metales, el carbón y los productos alimenticios.

  • Latinoamérica: Chile tiene cobre; Brasil minerales; Argentina ganado y pienso. Deberán pelear para venderlos en otros países si Estados Unidos y China no compran tanto como hasta ahora. Los precios de las materias primas podrían caer entre un 20 y un 30% si se produce una recesión en EE UU que vaya seguida de un enfriamiento general.

  • Estonia, Letonia, Lituania, Hungría, Bulgaria y Rumanía: Todos tienen un déficit enorme, están experimentando un aumento excesivo del crédito y una burbuja inmobiliaria, y cuentan con una divisa sobrevalorada. Si el capital deja de circular debido a la crisis crediticia mundial, estas economías europeas menores podrían sufrir graves problemas financieros. Las familias que han pedido prestados francos suizos o euros para financiar sus hipotecas pueden acabar en la bancarrota y, a su vez, los bancos locales pueden quebrar.

  • Gran Bretaña, Francia y Alemania: A medida que la recesión se asiente en EE UU, la caída de la demanda estadounidense supondrá menos exportaciones de las empresas europeas y menos ventas y beneficios de firmas del Viejo Continente establecidas en Estados Unidos –como BMW, Unilever y otras–, que producen allí todo tipo de artículos, desde coches hasta productos de consumo. Un dólar más débil significa que el valor en euros de las inversiones europeas en EE UU sufrirá una gran pérdida de capital. Los altos precios del petróleo tampoco ayudarán a mejorar la situación. Y el reventón de las burbujas inmobiliarias en Gran Bretaña, Francia, España y otros países enfriará el crecimiento en todo el continente.

  • Japón: La economía japonesa está permanentemente anémica, siempre en el límite entre el crecimiento y la recesión, entre la inflación y la deflación.  Una recesión profunda en Estados Unidos representará, con toda probabilidad, el empujón definitivo que hará caer a Japón en su propia crisis. La mayor parte del crecimiento nipón en los últimos años se ha debido a la demanda exterior de sus productos (por ejemplo, artículos electrónicos de consumo, coches…) y a la debilidad del yen. El consumo privado interior ha sido bajo, porque las rentas y los salarios no han subido nada. Y dado que es uno de los mayores importadores de energía del mundo, el precio del petróleo que ya ha superado los 100 dólares por barril hará que a Tokio le cueste bastante tiempo sacudirse sus males económicos.

 

Y unos cuantos ganadores

  • Estados Unidos: Irónicamente, algunos sectores de la economía estadounidense serán los que saldrán ganando. Por ejemplo, un dólar más débil hace que la competitividad de los socios comerciales de EE UU a la hora de exportar sea menor y que la suya propia reciba un buen impulso. Las empresas de este país se beneficiarán del hecho de exportar más al resto del mundo. La caída de los precios de la vivienda es mala noticia para los propietarios actuales, pero buena para los que viven de alquiler, que ahora tendrán menos dificultades para comprar una casa.

  • Los importadores de Europa, Japón y China: Una recesión en Estados Unidos y un enfriamiento económico global acabarán causando la brusca caída del precio del crudo, la energía y otras materias. Por tanto, es de prever que los principales importadores en estas áreas –sobre todo en Europa, Japón y China– tendrán algo de lo que alegrarse en medio de las dificultades.

  • Los consumidores europeos: Los productos estadounidenses están quizá más baratos que nunca para quienes tienen euros en el bolsillo. Si han ido hace poco a Nueva York, habrán visto la masa de turistas provenientes del Viejo Continente en busca de gangas gracias a un dólar débil. Lo normal es que esas muchedumbres europeas crezcan aún más a medida que el ahorro en los artículos de lujo, la ropa y los zapatos sea cada vez mayor. Y el resultado también será motivo de satisfacción para unos cuantos vendedores de EE UU.