¿Oscuros piratas informáticos en Moscú y San Petersburgo? Ya se han quedado anticuados. Prepárese para la próxima generación de ciberguerreros rusos.

Comenzó como un conflicto digital bastante predecible, que emulaba al del mundo real y mostraba un buen despliegue de ciberguerra convencional: atacaron webs, borraron comentarios y destrozaron fotos. Una broma en la página del Ministerio de Asuntos Exteriores georgiano comparaba al presidente del país, Mijail Saakashvili, con Adolf Hitler.

Imagen de dominio público
Ciberataque: Los hackers rusos colgaron en la página web del Ministerio de Asuntos Exteriores georgiano un collage que comparaba a Saakashvili con Hitler.

Mientras los carros de combate rusos avanzaban hacia el sur por el montañoso terreno de Osetia, los ciberciudadanos rusos trataban de dominar el campo de batalla on line.

Pero las bromas inmaduras y los ataques informáticos no eran más que los primeros disparos de una guerra mucho más amplia en Internet, en la que los bloggers rusos se alistaron voluntariamente como tropas de a pie del Kremlin. Para los ciberciudadanos de Rusia, la guerra cibernética anticonvencional -ganarse y convencer a Occidente- se volvió más importante que hacer que se cayera otro servidor en Tbilisi. Administrar la información parecía más urgente aún porque no había casi ninguna imagen del primer y más controvertido elemento de toda la guerra -el ataque de Tsjinvali, la capital de Osetia del Sur, por parte de Georgia- ni de la destrucción que se había producido a continuación.

Los argumentos por los que la opinión pública rusa apoyó una reacción enérgica se basaron, en gran parte, en las informaciones patrocinadas por el Kremlin sobre el elevado número de bajas entre los soldados y la población civil de Osetia del Sur, un dato que los georgianos negaron ardientemente. Esta falta de claridad y datos objetivos sólo sirvió para reforzar el carácter especulativo de la mayoría de los debates.

Los más escépticos sobre las estadísticas oficiales afirmaron que el Gobierno podía haberse inventado las cifras. En respuesta, un grupo de bloggers rusos envió una carta abierta a SUP, la empresa rusa propietaria y administradora de LiveJournal, uno de los servicios de blog más populares del país (aunque legalmente sigue siendo una entidad estadounidense). En la carta pedían que se impusieran restricciones a la libertad de expresión y se censurase a cualquiera que tratase de minar el esfuerzo de guerra de Rusia mediante la expresión de sentimientos favorables a Georgia. “Las leyes normales en los tiempos de paz no sirven; ¡estamos en guerra!”, decía la carta con un tono un poco histérico. (Por suerte, SUP ignoró sus demandas.)

No todos en la blogosfera rusa estaban preocupados por el conflicto; la fracción escandalosamente rica, glamurosa y absorta en sí misma siguió escribiendo las cosas de siempre. “Me importa un carajo esta guerra”, es la traducción aproximada de una entrada que escribió Artemij Lebedev, uno de los digintelectuales y bohemios más famosos de Rusia (y Joven Líder Global de este año en Davos, por si fuera poco), en su blog de LiveJournal. La entrada tuvo más de 900 comentarios y fue seguida de la foto de una mujer desnuda. Joven liderazgo global para una nueva época, sin duda.

Entre los millones de comentarios que los bloggers rusos escribieron sobre la cuestión, empezaron a destacar varios temas. La versión dominante era que existía una gran conspiración contra Rusia por parte de los medios de comunicación occidentales. A medida que llegaban informaciones de medios estadounidenses y europeos -muchos con imágenes muy gráficas de la destrucción causada por el bombardeo ruso de ciudades georgianas-, algunos bloggers mostraron su desesperación porque el Kremlin no era capaz de reaccionar con otras imágenes y palabras de fuerza equivalente.

“Rusia no tiene su propia CNN, y eso se nota… El objetivo del Gobierno para los próximos años debe ser crear una maquinaria de propaganda poderosa y entrenar a miles de periodistas muy cualificados e ideológicamente fieles. Es una tarea tan importante como la producción de nuevas cabezas nucleares”, escribió un blogger.

Por cierto, Rusia sí tiene su propia mini CNN. Se trata de un canal muy bien dotado llamado Russia Today, que emite en inglés y pretende llegar a un público mundial. Pero, aunque a muchos lectores en Occidente seguían faltándoles numerosos detalles sobre Osetia del Sur (quizá el mejor momento para que el Kremlin les hubiera suministrado su propaganda), Russia Today no fue capaz de mostrar una profesionalidad a la altura de la de sus homólogos occidentales. “Desahógate”, llamaron a su foro de Internet sobre la guerra. Si pretendían que ésa fuera su propaganda, no se puede decir que fuera muy sutil.

Dado que Russia Today no parecía deseosa o capaz de cumplir su mandato global, algunos ciberciudadanos patriotas decidieron emprender sus propias campañas de propaganda. Igual que sus colegas chinos que, hace unos meses, se precipitaron a YouTube y las webs de medios extranjeros para dejar comentarios sobre Tíbet y los Juegos Olímpicos, los rusos no se lo pensaron dos veces e inundaron las páginas de CNN y BBC de comentarios. Incluso sitios marginalmente relacionados -como el foro europeo del popular juego World of Warcraft- cayeron en manos de airados comentaristas rusos (con posterioridad se han borrado esos hilos).

Los más preparados incluso empezaron a escribir simultáneamente en dos idiomas -ruso e inglés- para convencer a los hablantes de ambos. Muchos de sus comentarios señalaban falsedades en las informaciones occidentales y ejemplos de posibles errores en varias imágenes de la guerra que Occidente podía estar dando por buenas. “¡Gente de todo el mundo, os engañáis! Los medios de masas mundiales están propagando informaciones falsas”, empieza uno de esos comentarios, titulado “El típico discurso para extranjeros estúpidos”. Los bloggers se animaban unos a otros a reproducir sus comentarios en páginas de lengua inglesa como parte de una campaña para “educar” al público occidental (en concreto ese comentario se ha reproducido cientos de veces en los últimos días, según Google).

La hipótesis con la que contaban algunos bloggers rusos era que, si Occidente podía leer su descripción de la gran injusticia que había cometido Georgia con Osetia del Sur, podría convertirse a la causa rusa. De modo que, con herramientas como Google Docs, una popular plataforma en la Red para compartir documentos, se repartieron la tarea de recopilar y traducir el calendario de los acontecimientos al inglés. Consideraban que era fundamental tener suficientes informaciones para demostrar que era Georgia la que había empezado todo.

Termine como termine el conflicto real entre Moscú y Tbilisi, la juventud rusa se ha unido a los chinos en un gran combate para lograr que los medios occidentales simpaticen más con sus países. No tienen muchas posibilidades de conseguirlo, pero el mero hecho de que lo intenten prueba que se sienten bastante más seguros de sí mismos en el escenario mundial de lo que jamás pudieron estarlo sus padres. Está todavía por ver si su beligerancia se quedará en luchar contra los medios occidentales mediante una “guerra de comentarios” o se convertirá en ataques más radicales.

 

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