La nueva política del sexo, en Irán, India, Rusia y otros siete países.

 

Los inesperados beneficiarios del aborto selectivo por razón de sexo

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La práctica creciente del aborto selectivo por razón de sexo en varios países asiáticos –resultado del encuentro entre las técnicas médicas modernas y los antiguos prejuicios de sexo– es uno de los pocos temas que consigue escandalizar por igual las conciencias de los conservadores religiosos y las feministas en Occidente. Sus resultados son terribles: según el censo de 2011 en India, solo había 914 niñas menores de seis años por cada 1.000 niños; en China, en 2010, había 118 varones por cada 100 mujeres.

Aunque la atención se ha centrado sobre todo en los millones de “mujeres desaparecidas”, según las llamó el Nobel Amartya Sen, las consecuencias del aborto selectivo por razón de sexo, especialmente en las niñas que nacen, no son tan simples. Un estudio realizado en 2011 por economistas del Banco de la Reserva Federal en Chicago y la Universidad de Tel Aviv descubrió que en las zonas de India en la que más predominaba la selección prenatal del sexo había menores índices de malnutrición entre las niñas, en particular en las áreas rurales.

El motivo es que, cuando no se lleva a cabo selección prenatal, las familias suelen tener hijos sin parar hasta que nace un varón. La tecnología de ultrasonidos y el aborto hace que las familias tengan menos niñas, pero las que nacen están mejor alimentadas.

No es probable que este hallazgo convenza a nadie de las virtudes del aborto selectivo. Pero, en desarrollo internacional, es casi una obviedad que existe una relación entre el menor tamaño de las familias y el mayor poder para las mujeres. Ahora, los datos del censo indican también que las indias están más alfabetizadas, tienen mejor asistencia sanitaria y participan más en el lugar de trabajo, todo lo cual, con suerte, reducirá aún más los índices de natalidad por razones menos vinculadas a desagradables prejuicios.

 

La solución del cambio de sexo en Irán

En 2007, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, proclamó en un famoso discurso en la Universidad de Columbia: “En Irán no tenemos homosexuales como en vuestro país". Por supuesto que no es verdad, pese a que el Gobierno iraní hace todo lo posible para que así sea empleando duros castigos –la homosexualidd es un delito que puede llegar a suponer la pena de muerte– y con su sorprendente política de tolerancia de lo que se denomina cirugía de “reasignación de sexo”.

Las operaciones de cambio de sexo son legales en Irán desde hace más de dos décadas, desde que el ayatolá Ruholla Jomeini dictó una fatua que las autorizaba para los “transexuales diagnosticados”. En 2008, Irán era el segundo país del mundo por número de operaciones de cambio de sexo, después de Tailandia. Muchos de los que se someten al procedimiento son jóvenes gays que temen la cárcel o la muerte si persisten en buscar relaciones con personas de su mismo sexo.

En relación con la homosexualidad, “el islam tiene una cura para las personas que padecen este problema”, declaró a la BBC Hojatol Islam Muhammad Mehdi Kariminia, el clérigo responsable de la reasignación de sexo, que añadió que, si bien los homosexuales hacen una cosa antinatural y que infringe los principios del islam, el cambio de sexo no es más pecaminoso que “transformar el trigo en harina y luego en pan”.

 

Pagar por sexo (más seguro)

¿Cuál es la mejor forma de detener la propagación del VIH? Dos estudios recientes llevados a cabo en Malaui –que posee una de las tasas más altas del mundo de VIH, un 11% entre la población adulta–sugieren que el dinero vale más que mil palabras.

En un estudio, a los participantes se les dio una pequeña suma de dinero a cambio de que averiguaran si eran seropositivos o no. Los que recibieron el dinero mostraron el doble de posibilidades de hacerse la prueba que los que no. Esto supone una diferencia significativa, porque las personas seropositivas y sexualmente activas que conocen su condición tienen tres veces más probabilidades de comprar condones y, por consiguiente, no seguir propagando la enfermedad.

En otro estudio, se escogió a mujeres jóvenes al azar para que recibieran unos pagos mensuales de entre 1 y 5 dólares. Las que recibían el dinero tenían la mitad de probabilidades de contraer VIH que las que no. La razón era sencilla: las jóvenes que recibían dinero tenían muchas más probabilidades de ir al colegio y evitar mantener relaciones sexuales con parejas de más edad. Los resultados indican que esta estrategia puede ser todavía más eficaz que la financiación de programas de educación sexual.

Pagar a la gente para que mantenga un comportamiento más responsable puede parecer una política pública sospechosa. Pero piénsese en el devastador precio que se ha cobrado el sida, en especial en el África subsahariana. Resulta que el sexo sin protección es un problema que se puede resolver con dinero.

 

Cariño, vas demasiado rápido

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Cualquiera que haya visto una película de James Dean o haya oído una canción de Prince sabe que el amor juvenil y los automóviles están hechos el uno para los otros. Ahora bien, en un informe dirigido a la asamblea legislativa de Arabia Saudí en 2011, las cosas iban demasiado lejos, al afirmar que permitir que las mujeres condujeran construiría “el fin de la virginidad”. El informe científico del estudioso Kamal Subhi alegaba que si las mujeres conducían se produciría “un aumento de la prostitución, la pornografía, la homosexualidad y los divorcios”. Al final, advertía, habría una grave escasez de vírgenes en el reino. Subhi aseguraba que otros países islámicos que han permitido conducir a las mujeres (es decir, todos los demás países islámicos) han sufrido un enorme incremento de la inmoralidad.

El informe es bastante disparatado, pero, a diferencia de otros argumentos contra la conducción que se escuchan en Arabia Saudí –como que “conducir es una molestia” para las mujeres, que prefieren tener chófer–, por lo menos revela los verdaderos temores de las autoridades religiosas del país.

 

¿Puede crear Rusia un ‘baby boom’?

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En opinión del presidente Vladímir Putin, la mayor amenaza que se cierne hoy sobre Rusia no es un enfrentamiento nuclear, ni una invasión progresiva de la OTAN, ni una posible burbuja energética. El problema más acuciante de Rusia, dijo en un discurso sobre el estado de la nación en 2006, es una crisis demográfica. En pocas palabras, Rusia está quedándose sin rusos.

Debido a las bajas tasas de natalidad, los elevados índices de abortos y la corta esperanza de vida de los varones, la población de Rusia ha descendido de alrededor de 149 millones justo después de la desintegración de la Unión Soviética a 138 millones en la actualidad. La División de Población de la ONU calcula que, para 2025, podría ser de solo 127 millones.

En un intento de invertir esta tendencia, el Gobierno ruso ha puesto más énfasis en varios programas, entre ellos una oferta de recompensas monetarias de más de 9.000 dólares (unos 7.000 euros) a las mujeres que tienen un segundo hijo. Durante su reciente campaña, Putin prometió gastar 53.000 millones de dólares en la labor de fomentar la fertilidad.

En ese mismo espíritu, la provincia de Ulyanovsk puso en marcha hace tiempo un concurso anual llamado “Da a luz a un patriota el Día de Rusia”, que ofrece premios como frigoríficos, televisores, lavadoras y coches a las mujeres que den a luz coincidiendo con la fiesta nacional rusa. El gobernador designó el 12 de septiembre –nueve meses antes—como fiesta especial de “comunicación familiar” y animó a las empresas a dar el día libre a sus empleados. En el Día de Rusia de 2008, las maternidades de la zona se vieron inundadas de madres de parto dispuestas a obtener los premios.

 

El ascenso de los ‘herbívoros’

En los últimos años, los medios de comunicación nipones y extranjeros han dado muestras de gran nerviosismo a propósito de los herbívoros de Japón, hombres jóvenes mucho menos interesados por el sexo, la ambición profesional y las riquezas materiales que sus predecesores. La comunista de temas de cultura popular Maki Fukasawa acuñó el término en 2006 para designar una tendencia entre los jóvenes a vestirse como metrosexuales occidentales y dejar de lado las actividades tradicionalmente masculinas para dedicarse a aficiones pintorescas, un motivo de fascinación en un país en el que el hombre asalariado y bebedor es un arquetipo cultural muy establecido. Según un sondeo de 2009, casi la mitad de los hombres japoneses entre 20 y 34 años se identificaban como herbívoros.

Fukasawa opina que el ascenso de los herbívoros beneficiará a la sociedad japonesa, y no hay duda de que su estilo de vida parece ser a su vez consecuencia de fenómenos positivos: la incorporación de más mujeres al mercado de trabajo, el cambio de las actitudes sobre los sexos y una menor tolerancia respecto al alcoholismo.

Lo malo es que una generación de jóvenes a los que no interesa adquirir posesiones materiales ni mantener relaciones sexuales no es precisamente una buena noticia para un país con una economía deprimida y uno de los índices de natalidad más bajos del mundo. Se prevé que la población de Japón pasará de 127 millones a 95 millones de aquí a 2050. Dado que tiene uno de los mayores porcentajes de población anciana del mundo, la situación demográfica es una bomba de relojería, y de ahí el pánico en los titulares sobre jóvenes sensibles que llevan vaqueros pitillo.

 

Papá gobierno, encuéntrame un novio

Bajo la mirada vigilante de su líder Lee Kuan Yew, el Gobierno capitalista autoritario de Singapur ha conseguido, desde hace varios decenios, convertir la ingeniería social en una ciencia, a base de regular todo, desde la vivienda hasta la suciedad en la calle. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, los tecnócratas de la ciudad-Estado no han tenido tanto éxito a la hora de descifrar las claves del amor.

En 1983, Lee declaró que había un número demasiado escaso de bodas y de hijos entre las mujeres de su país que eran mejores partidos, las que tenían carreras y títulos universitarios. Como consecuencia, al año siguiente decidió crear la Red de Desarrollo Social del Gobierno, una agencia dedicada a ayudar a los ciudadanos a encontrar su alma gemela.

La página web de la agencia ofrece a los jóvenes solteros consejos sobre todo tipo de cosas, desde la higiene hasta la etiqueta en las citas (“¡Chicos, las mujeres se dan cuenta de todo!”, advierte). A través de su Consejo Asesor Central sobre el Matrimonio, la agencia celebra actos en los que prepara a los jóvenes adultos en el arte de cortejar, con unos talleres anuales llamados “El amor verdadero funciona” que promueven el matrimonio. Otros eventos son bailes, catas de vino, cursos de cocina, cruceros y proyecciones de películas románticas.

¿Consigue algún resultado? Está claro que no; las cifras de bodas y nacimientos en Singapur han disminuido desde que se instauró el programa, y su índice de natalidad es hoy el segundo más bajo del mundo. Ni la más competente de las dictaduras benévolas puede forzar el amor.

 

La bandera arcoíris significa un gran negocio

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Con su tradición de catolicismo ferviente y la cultura del machismo, Latinoamérica puede parecer una meca improbable para el turismo gay. Sin embargo, en los últimos años, los grandes destinos de la región han emprendido una verdadera carrera para obtener un pedazo de ese lucrativo mercado.

En 2007, Buenos Aires abrió el primer hotel de lujo dedicado a los gays de Latinoamérica. En 2010, Argentina legalizó el matrimonio homosexual, pero la primera pareja casada en virtud de la nueva ley pasó su luna de miel en un viaje con todo pagado en México D. F., gracias a los esfuerzos del Gobierno mexicano para promocionar su capital como primer destino para los gays en Latinoamérica.

Sin embargo, México todavía tiene mucho camino que recorrer si quiere alcanzar a la despreocupada Río de Janeiro. En 2010, el 25% de los turistas llegados a Río –alrededor de 880.000 personas– eran gays, según el diario The Guardian. Carlos Tufvesson, un diseñador de ropa que dirige la secretaría especial de la diversidad de la ciudad, quitó importancia a los esfuerzos de otros lugares y declaró al periódico: “¿Necesitamos tener restaurantes gays? ¿Comida gay? ¿Camareros gays? Aquí en Río, mi amor, puedes besarte en cualquier sitio”.

 

La policía política del porno

La pornografía existe desde hace siglos y no parece que vaya a desaparecer a corto plazo. Pero las autoridades chinas no dejan de intentar que así sea. Y no cabe duda de que la demanda de pornografía por Internet entre la población china mantiene ocupados a los censores del Gobierno.

Solo en 2010, China cerró más de 60.000 páginas web con pornografía y detuvo a casi 5.000 personas dentro de una enérgica actuación contra la obscenidad en la Red. Existen numerosos organismos dedicados a abordar el problema y cuyas competencias se solapan: entre ellos el Centro chino de referencia sobre informaciones ilegales en internet, el Centro de referencia sobre informaciones dañinas y obscenas y el Centro de referencia de la Oficina Nacional contra publicaciones pornográficas e ilegales; entre todos ellos, el Gobierno recibió más de 1,26 millones de pistas sobre materiales porno entre diciembre de 2009 y diciembre de 2011, y recompensó a más de 2.000 informadores con un total de casi 1,5 millones de dólares. Pero en el verano de 2010 se desbloquearon de pronto decenas de miles de páginas pornográficas, una medida que algunos sospecharon que pretendía distraer la atención del aniversario de la represión en la plaza de Tiananmén. El sistema de filtros “Presa Verde” que llevan todos los ordenadores personales vendidos en China se presentó en un principio como una herramienta contra la pornografía, pero con frecuencia censura también contenidos políticos.

China parece estar marcando tendencia en este sentido: Indonesia ha utilizado sus leyes antipornografía, especialmente estrictas, para censurar páginas web que defendían los derechos de los homosexuales. El año pasado, el Gobierno turco estableció un sistema de filtros que pretendía proteger a los menores pero que también bloqueó la página web del biólogo evolutivo y famoso ateo Richard Dawkins. La empresa estadounidense Blue Coat, que vende sistemas de filtrado a compañías que figuran en Fortune 500, reconoció el año pasado que el régimen de Siria emplea su tecnología para limitar el acceso de los ciudadanos a Internet.

¿Cuál es la lección? Que da igual que se trate de porno o de ideas políticas: se pueden censurar, pero no se pueden borrar.