
Dos obras que analizan los errores, y consecuencias, de las políticas de Estados Unidas y Europa en la lucha contra el terrorismo, una batalla que por el momento parecen estar perdiendo.
Blood Year, Islamic State and the Failures of the War on Terror
David Kilcullen, Hurst, 2016
ISIS, a History
Fawaz A. Gerges, Princeton University Press, 2016
No es habitual que los altos funcionarios occidentales que han participado en el diseño de una estrategia reconozcan que ha fracasado por completo, el libro Blood Year, Islamic State and the Failures of the War on Terror recoge interesantes críticas al respecto. “Los países occidentales (varios, en particular Estados Unidos, con una credibilidad internacional hoy muy disminuida) no se enfrentaban a un enemigo tan grande, tan unido, capaz, experimentado y brutal, en una región tan inestable fragmentada, con tanta rivalidad geopolítica y tanto peligro de conflicto entre grandes potencias, desde el 11-S”. Además, el hecho de que el presidente ruso, Vladímir Putin, se haya apartado del sistema internacional desde el fin de la Guerra Fría hace que Occidente afronte “un resurgimiento de la rivalidad militar entre las grandes potencias en Oriente Medio, el Mediterráneo, el Pacífico y Europa que complica enormemente nuestras opciones. Esto no es una coincidencia, en absoluto, sino consecuencia directa de que nuestros fracasos en Irak, Afganistán y la guerra contra el terrorismo en general, desde 2001, han dejado claros los límites del poder occidental y han enseñado a nuestros adversarios cómo combatirnos”.
Trece años de lucha antiterrorista, miles de vidas y miles de millones de dólares desde el 11-S, y cualquier avance en la guerra contra el terrorismo “quedó aparentemente barrido en cuestión de semanas”. En menos de 100 días, en el verano de 2014, Daesh lanzó su guerra relámpago en Irak, el gobierno de Libia cayó, la guerra civil devoró Yemen, los bombardeos israelíes en Gaza causaron la muerte de 2.200 palestinos, Rusia reavivó la Guerra Fría e Irán se convirtió en la práctica en un aliado de Estados Unidos en Irak, cuando Teherán y Washington decidieron, por distintos motivos, respaldar al gobierno de Bagdad. Desde enero de 2015, Daesh ha salido de su bastión de Siria e Irak y ha orquestado atentados masivos en París y Bruselas, desmintiendo así el argumento de que su único propósito era “restaurar” la identidad suní herida y luchar contra los musulmanes chiíes en Oriente Medio.
Blood Year debería ser lectura obligatoria para cualquier diplomático, soldado y periodista que pretenda comprender lo que ha ocurrido en el mundo desde el 11-S. El libro da a entender que los oficiales pueden ser mucho más honestos que los políticos; si nuestros dirigentes no reconocen este inmenso fracaso y extraen las conclusiones apropiadas, será imposible discutir de forma racional las opciones estratégicas que tenemos delante. El autor de esta obra, David Kilcullen, sugiere a nuestros políticos tres grandes alternativas ante la intervención de Rusia en Siria: aceptación, rivalidad -que descarta- y ...
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