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El acuerdo para reformar las regulaciones fiscales internacionales, a examen. Principales críticas y algunas recomendaciones para lograr un pacto más inclusivo y más justo para los países del Sur global.

A principios del pasado mes de julio, 130 países y jurisdicciones coordinados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) llegaron a un esperado principio de acuerdo para reformar las regulaciones fiscales internacionales y garantizar que las empresas multinacionales paguen un porcentaje justo de impuestos dondequiera que operen. El plan había sido discutido pocos días antes por el G7, y dejó sentadas las bases para que el G20 puliera nuevos detalles luego.

Los dos aspectos del acuerdo que más atención han acaparado son una tasa impositiva mínima del 15% para algunas multinacionales y la obligación de que algunas grandes empresas mundiales –incluidos algunos gigantes tecnológicos– paguen impuestos en los países en los que venden sus bienes o servicios, independientemente de que no tengan allí presencia física. También se ha resaltado que sus firmantes representan más del 90% del PIB global, y que incluyen países –hasta ahora reticentes– como China, Rusia e India.

El pacto, que se ha llegado a considerar el más radical y ambicioso del último siglo y un gran revés para los paraísos fiscales, fue elevado por la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, a “un día histórico para la diplomacia económica”. Pero la falta de carácter inclusivo del proceso de negociación, el limitado alcance del nuevo mecanismo acordado y su distribución injusta entre países han sembrado dudas y levantado críticas.

 

El camino

El acuerdo entre 130 países y jurisdicciones es un intento de actualizar unas regulaciones fiscales que llevan décadas obsoletas y que no responden a los sistemas de producción y comercialización de una economía cada vez más digitalizada y globalizada. Y llega después de que durante los últimos 40 años muchos gobiernos hayan apostado por intentar atraer a grandes empresas ofreciendo impuestos de sociedades cada vez más bajos.

En los 80, la media global del impuesto de sociedades se situaba un poco por encima del 40%, mientras que en 2020 había caído ligeramente por debajo del 24%. En este período la cifra de paraísos fiscales también ha aumentado. La propia Yellen aseguró que esta carrera a la baja no solo ha fracasado a la hora de atraer nuevas empresas, sino que, además, ha privado a muchos países de fondos para invertir en otros ámbitos.

La intención de reformar las regulaciones fiscales a nivel mundial lleva años en la agenda, y ha habido tímidas iniciativas en el pasado para intentar superar algunas de las anteriores limitaciones. El acuerdo con las líneas maestras actuales, por su parte, se empezó a gestar a finales de 2019, y se ha acelerado este año gracias al impulso que ha recibido por parte de la administración estadounidense de Joe Biden y por la crisis económica desatada por la pandemia.

Tal y como se ha formulado, el acuerdo se ...