Foro Económico para la Cooperación Regional en Skopje. (Husamedin Gina/Anadolu Agency via Getty Images)

La iniciativa Open Balkan, que pretendía crear una especie de mini espacio schengen entre los seis países que conforman los Balcanes Occidentales, ha remarcado aún más los profundos problemas y diferencias presentes en la región.

En el Palacio de las Brigadas de Tirana está el primer ministro albanés, Edi Rama, presidiendo un encuentro en el que sus homónimos serbio, Aleksandar Vucic, y macedonio, Zoran Zaev, intentan mostrar los Balcanes Occidentales como un bloque unido. "Este “Este es un momento crucial de nuestro proceso, ya que los acuerdos que se firmarán definirán un paso muy significativo hacia el logro de nuestro objetivo […] y renuevo el llamamiento a todos para que se unan a ella, ya que esto es una iniciativa inclusiva y, sin duda, alentamos a los otros tres de la región a ser parte de este esfuerzo”, recita Rama en la rueda de prensa de tal encuentro. Bosnia y Herzegovina, Kosovo, Montenegro son esos “otros tres” que se resisten a participar en esto.

Esto se trata de la iniciativa Open Balkan, una especie de mini-schengen para los Balcanes Occidentales. Una propuesta cuyo objetivo principal es eliminar los controles fronterizos y otras barreras para facilitar la circulación (de personas, mercancías, capitales y servicios) en la región, y permitirá a los ciudadanos viajar utilizando únicamente su tarjeta de identidad. Además, esta iniciativa también plantea la posibilidad de encontrar empleo en cualquiera de los territorios, así como el reconocimiento de títulos, una mejor cooperación en la lucha contra el crimen organizado y la respuesta a los desastres naturales. Este esfuerzo se considera en gran medida paralelo al Proceso de Berlín, y de alguna manera implica que la Unión Europea dejaba de ser la fuente exclusiva de poder dentro de la región. “[Open Balkan] crea la idea de transmitir un mensaje de que hay otra alternativa además del camino conjunto de la región hacia la UE, que es tan peligroso como los retrasos en la integración europea”, manifestaba la ministra de Asuntos Exteriores de Kosovo, Donika Gervalla.

No son pocas las voces a favor de Open Balkan; el subsecretario adjunto de Estados Unidos en los Balcanes Occidentales, Gabriel Escobar, ha manifestado su apoyo a la iniciativa, aunque también advierte que, para tener éxito, deberá incorporar a los seis países de los Balcanes Occidentales. Por su parte, el Instituto Internacional para Oriente Medio y los Balcanes (IFIMES), ya ha establecido que esta propuesta “solo traerá efectos positivos a la región”.

Para Albania y Macedonia del Norte, Open Balkan es concebido como un mecanismo de presión para la adhesión de este bloque a la Unión Europea, un proceso que lleva estancado años y que no se espera que se retome hasta 2025 (Albania y Macedonia del Norte han visto vetada su entrada; primero por Francia y luego por Bulgaria), ya que la propuesta plantea logros concretos que no dependen completamente de los desarrollos internos de la UE. En un artículo publicado por la Revista de Construcción de Paz y Comunicación Transcultural, la experta en Relaciones Internacionales, Donika Kamberi, explica que “existe un poderoso argumento que justifica que el origen del proyecto se basa en la falta de apetito de la UE de jugar un rol activo en los Balcanes”. En el mismo análisis, la autora añade que “[Rama] ve esta iniciativa como un instrumento para acelerar el Proceso de Berlín debido a la falta de consenso dentro de Unión con respecto a su ampliación”.

El comisario de ampliación de la UE, Oliver Varhelyi, ha expresado el apoyo de Bruselas a la iniciativa, “Open Balkan puede ser una oportunidad para acelerar el camino de integración de la UE”, pronunciaba en la última cumbre de Open Balkan en Ohrid (Macedonia del Norte).

Este mini-schengen, además, espera aumentar la competitividad en el mercado con 20 millones de habitantes de los Estados parte al presentarse como bloque. Según estimaciones del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, la integración regional contribuiría al desarrollo económico de la región y aumentaría el crecimiento en al menos un 3-4% ya el próximo año. Otras cifras que dan peso a este argumento son las 26 millones de horas que el tráfico de mercancías pierde en los pasos fronterizos entre los países de la región.

 

Dividiendo aún más a la región

“Redundante”, así es como definen Open Balkan los tres Estados no participantes de dicho proyecto (Bosnia-Herzegovina, Kosovo y Montenegro, aunque el primero y el tercero aceptaron acudir como observadores a la última reunión de la iniciativa en Ohrid). Todo el bloque de los Balcanes Occidentales forman parte del Mercado Regional Común (CRM, por sus siglas en inglés), enmarcado dentro del Proceso de Berlín, así como de Acuerdo centroeuropeo de libre cambio (CEFTA, por sus siglas en inglés) el cual también incluye a Moldavia. Proyectos que cubren muchos de los objetivos descritos en la nueva iniciativa y que, además, están alineados con el objetivo de membresía y compromiso con los valores del bloque global de la UE. Es cierto, por otro lado, que la libre circulación de personas sin necesidad de pasaporte es algo llamativo, pero, en la práctica, ya existe, a excepción de Kosovo y Bosnia los cuales necesitan un visado especial para entrar en sendos territorios, y que Open Balkan no soluciona.

El que Macedonia del Norte apoye la iniciativa es lógico; su mercado el más débil de la zona —su PIB ha sido el que menos ha crecido en la región en los últimos años: tan solo cuatro puntos—, por lo que un frente común ayudaría a su economía y desarrollo industrial. Además, con el continuo veto de Bulgaria, es una forma de demostrar que no se va quedar de brazos cruzados mientras este le cierra todas las puertas del ejercicio internacional.

Una bandera serbia con grafitis contra la OTAN y la Unión Europea se ve el 30 de marzo de 2022 en Belgrado, Serbia. (Foto de Pierre Crom/Getty Images)

El interés de Serbia en la propuesta no pasaría por impulsar su entrada en la UE. Ya hace tiempo que Vucic no se molesta en disimular el poco atractivo que tiene esta meta para él, como decía en 2019: “La UE es un cuento de hadas sobre el papel”. Más bien y como señala Agon Demjaha del Observatorio de Tirana, con Albania como socio y la libertad de mercancías asegurada, “Serbia consigue salida al mar, lo que supondría un mercado de 20 millones para sus exportaciones”.

La decisión de Rama de hacer que Albania forme parte de esto supone, en Kosovo, Albania y los territorios albaneses de Macedonia del Norte y Montenegro, una traición para esta comunidad. Ziadin Sela, líder del partido Alianza para los albaneses en Macedonia del Norte, considera la llamada iniciativa “escandalosa” para todos los factores políticos albaneses independientemente de su procedencia. Sali Berisha, líder de la oposición en Albania tiene claro que “el proyecto destinado a establecer la hegemonía serbia en la región”. El primer ministro kosovar, Albin Kurti, ha manifestado que esto se trata de otro intento de Belgrado de establecer una "gran Serbia” y traer “la influencia rusa” a los Balcanes. Y desde el gabinete de Rama se justifica la participación con el argumento de ser un impulso para la membresía a la Unión Europea. “[Open Balkan] es una iniciativa inclusiva y, sin duda, alienta a los otros tres en la región a ser parte de este esfuerzo” lamentaba desde el Palacio de la Brigadas el líder albanés.

Para quien conozca un poco las dinámicas que protagonizan la realidad política de los Balcanes Occidentales esta alianza suscita una duda lógica sobre la supuesta inclusividad de la que tanto se hace gala el proyecto: “¿va a aceptar Serbia sentarse con Kosovo en un foro internacional en condición de igual?”

Difícil de creer cuando las conversaciones entre Pristina y Belgrado, mediadas por la Bruselas, no han visto avance alguno en meses, cuando el pasado año fuimos testigos del aumento de tensiones entre ambas partes debido a la cuestión de matriculación de vehículos, o cuando Serbia ha reanudado su campaña de desreconocimiento a Kosovo hace poco más de un mes. “La iniciativa viola el principio de inclusión e igualdad de trato regional”, declaraba la presidenta de Kosovo, Vjosa Osmani, recalcando que sólo podrá tomarse en serio cuando "Serbia reconozca a Kosovo".

Desde IFIMES se asegura que “Kosovo es la zona más aislada de Europa”, por lo que, para este centro, “es inaceptable que Kosovo declare el estado de emergencia durante dos meses por la escasez de suministro eléctrico, en lugar de poder solicitar ayuda sobre bases solidarias en el marco de ‘Open Balkan’”.

No se ve así desde Kosovo, y por primera vez el pequeño país podría tener la sartén por el mango. Su situación geográfica actuando de frontera terrestre entre los ya miembros del Open Balkan anularía todos los posibles efectos beneficiosos mencionados anteriormente, y convertiría todo el concepto de las cuatro libertades (personas, bienes, capital y servicios) en una pesadilla infraestructural.

La propuesta, además, tampoco plantea cómo se abordaría la posible participación de Bosnia. La compleja organización política y sus problemas internos limitan la habilidad del país para participar en las relaciones exteriores que se proponen: mientras que la República Srpska tiene acuerdos bilaterales estrechos con su principal socio (Serbia), la Federación Bosnia se resiste a las conversaciones con este, y la falta de reconocimiento de la República Srpska a Kosovo imposibilitan el concepto de las cuatro libertades. Rodolfo Toe es un experto en política de Belgrado y él mismo afirma que “la presencia del primer ministro bosnio, Zoran Tegeltija, [en el último encuentro en Ohrid] no fue bien recibida por todos en Bosnia y Herzegovina, y sin una posición clara y unificada de la presidencia del país, no es posible avanzar en este tema”

Y por si todo esto no fuera poco, la propuesta sigue avanzando en un escenario donde la alineación con uno de los bloques hegemónicos del escenario internacional resulta decisivo. La invasión a Ucrania por parte de Rusia y las diferentes posiciones de los países balcánicos han mostrado (sin  sorpresas) el equipo del que cada uno quiere formar parte. El gran ideador de Open Balkan no ha sancionado a Rusia y a lo largo del país miles de ciudadanos no han dudado en mostrar su apoyo a Putin, mientras que el resto han seguido el ejemplo de la UE sin dudar. Hechos que hacen que dos de los tres que no forman parte del proyecto (Kosovo y Montenegro) lo consideren como una estrategia de Vucic para difundir la influencia de su amigo ruso en la región.

 

Miedos hegemónicos

Cuando hablamos de los Balcanes Occidentales no podemos dejar de lado su pasado reciente y los miedos y fantasías que este sigue provocando. Y desde Serbia y la República Sprska, como una fantasía a la que aspirar. Y aunque en la cumbre de Tirana Vucic ha insistido en "pensar menos en el pasado y más en el futuro”, eso es algo imposible en la zona; cada uno de sus territorios sigue viviendo bajo la sombra de su pasado reciente.

El politólogo, Jasmin Mujanovic, escribía en el Balkan Insight, “Serbia es percibida en la mitad de la región como una amenaza para la integridad territorial y la soberanía de los Estados en cuestión. Como tal, pocas personas en Pristina, Sarajevo o Podgorica están interesadas en profundizar los lazos con tal régimen”, haciendo referencia a Open Balkan. En la misma entrada, el experto critica la ilusión de expertos extranjeros en este tipo de iniciativas, asegurando que “el problema de esta narrativa es que no está respaldada por los hechos sobre el terreno”.

La "Gran Albania", esa idea de unificar todos los territorios donde también se asientan albaneses, también se ha hecho eco entre las paredes del Open Balkan. “[La Gran Albania] fue un concepto que tuvo algo de fuerza en los 90. A día de hoy nadie tiene ningún interés en unirse a Albania, ni siquiera Kosovo”, explica a este respecto desde Pristina, Lulzim Peci, director del Instituto de Investigación Política y Desarrollo de Kosovo (KIPRED, por siglas en albanés).

Fantasías hegemónicas a un lado, lo que está claro es que Albania y Serbia son las grandes fuerzas de la región y Open Balkan es, para ellos, un escenario donde mostrarse como el líder del bloque ante la Comunidad Internacional. Y tanto Rama como Vucic quieren serlo. 

Personas de diferentes regiones de Albania y Kosovo se reúnen para protestar contra la iniciativa "Open Balkan" en Tirana, Albania, el 20 de diciembre de 2021. (Olsi Shehu/Anadolu Agency vía Getty Images)

La iniciativa no parece más que una tanda de medidas llamativas sobre el papel pero redundantes en la práctica. La palabras de Rama sobre la inclusividad de la propuesta caen en saco roto cuando esta no ofrece ninguna solución a las tensiones entre todas las partes. Y las palabras sobre olvidar el pasado no hacen más que reavivar miedos aún presentes, sobre todo por quien son pronunciadas; como bien escribe Mujanovic: “El ‘Mundo Serbio’ [como sinónimo de la Gran Serbia] es un hecho en la zona y una amenaza que hay que afrontar”.

Con todo esto, ¿cómo pueden los Balcanes Occidentales presentarse como un bloque unido cuándo existen problemas, por ahora irreconciliables, entre ellos (e incluso dentro de ellos)? Es por esto que mientras que todos los países que forman los Balcanes Occidentales no estén dispuestos a participar  y dejar participar bajo las mismas condiciones, algo que parece lejos de cumplirse, Open Balkan y su idea de este mini-schengen no son más que una ilusión.